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Sarna bovina en feedlots: "los bañaderos se van a seguir construyendo"

Juan Carlos Eiras, director de la Cámara Argentina de Feedlot, consideró que la sarna bovina “no se va a solucionar en poco tiempo”.

Motivar | Lizi Domínguez
Por Lizi Domínguez 17 de septiembre de 2024 - 14:56

Y a no hay dudas que, desde aquel memorable brote de los ‘80 a esta parte, la sarna bovina no se erradicó en ningún momento, sino que el ácaro sobrevivió unos cuantos años escondido en pliegues, axilas, ingles, y también, gracias a la confusión, en muchos casos, con otros ectoparásitos como piojos.

En 2015, ya se evidenciaba el retorno de esta parasitosis bíblica y en 2017 el problema ya se había instalado no sólo en rodeos a campo, sino en algunos feedlots, fenómeno por entonces “atribuible a que era propia de cada establecimiento y de que reaparecía por haber quedado allí un reservorio del ácaro”, recordó

Juan Carlos Eiras, director y tesorero de la Cámara Argentina de Feedlot. “Esa idea duró poco, porque en 2020 empezamos a detectar que venían animales infectados desde los campos de cría o de recría. O sea, desde el paso anterior al engorde a corral, por lo que la situación era más compleja”, dijo el productor en diálogo con MOTIVAR.

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Juan Carlos Eiras indicó que vieron que hay una mayor incidencia de la sarna bovina en los establecimientos más grandes en cantidad de hacienda encerrada.

Juan Carlos Eiras indicó que vieron que hay una mayor incidencia de la sarna bovina en los establecimientos más grandes en cantidad de hacienda encerrada.

Es que los feedloteros pasaron de aislar y tratar con curativos en forma puntual a algunos animales, a tener que buscar la forma de prevenir la parasitosis al momento del ingreso de los animales a los establecimientos.

Eso, según la recomendación de los veterinarios, se basó en un principio en distintas regiones en el uso de lactonas macrocíclicas como ivermectina y doramectina al 1%.

Advertencia

Por entonces, César Fiel y Pedro Steffan, docentes de la FCV-Tandil y titulares de F&S Consultores Asociados confirmaban a MOTIVAR la progresión y el recrudecimiento de la sarna psoróptica en esos últimos 4 a 5 años.

Particularmente para los feedlots, ya recomendaban “pensar seriamente en instalar baños antisárnicos por inmersión y pasar todos los animales al ingreso respetando las indicaciones del acaricida con que se carga el baño”.

Lo cierto es que la enfermedad se presentaba (y se presenta) de distintas maneras en los feedlots, por lo que su manejo también era diferencial.

Aspersión

Hacia 2022, especialmente en la región de la Pampa húmeda, se detectaron resistencias de distinto grado a las lactonas. Y la recomendación del momento para tratar la sarna fueron los métodos de aspersión. “Unos la adoptaron, otros no. Otros hicimos algún ensayo. Y bueno, quedó demostrado con el correr de estos dos últimos años que no fue suficiente”, consideró Eiras, aunque rescató: “Todo ayudó y todo ayuda, pero se fue volviendo insuficiente y no en todos los establecimientos”.

Incidencia

Lo cierto es que “no tenemos una comprobación científica, pero como productores, vemos que hay una mayor incidencia de la sarna en los establecimientos más grandes en cantidad de hacienda encerrada, y también hallamos alguna correlación con el tamaño de los animales, en los más recriados, de 400 a 500 kilos”, observó.

Un baño de realidad

Habiéndose resignado a las resistencias, con un uso de lactonas al 3.15% y sabiendo que las aspersiones, especialmente en los gordos, puede que no lleguen a cubrir pliegues, “algunos empezaron a analizar la posibilidad de ir a los baños por inmersión, para lo cual no había en la región ninguna instalación preparada, salvo algunos campos de cría que conservaban alguna integrada a la manga, o que tenían bañaderos de ovejas, donde sólo podían pasar terneros de no más de 180 a 200 kilos”, señaló Eiras.

Así, “los establecimientos más grandes han decidido ya, desde hace más de un año, invertir en bañaderos proporcionados e instalados dentro de la línea de manga”, agregó el ingeniero en producción agropecuaria, especializado en nutrición.

Instalaciones y manejo

El profesional explicó que las instalaciones requieren, además del pozo de inmersión, dos escurrideros de cemento ranurado con un importante declive que aseguran el recupero del líquido que se reutiliza, el cual luego va a parar a un volcadero, donde se degrada.

“Se supone que los efluentes van a una pileta impermeabilizada en el destino final del escurrimiento. Se van desactivando con el correr de los días”, afirmó.

Y agregó: “La inmersión lleva una carga de producto inicial (la mayoría en base a piretroides) y luego una reposición de agua y de producto en función de las cabezas y del nivel de agua”.

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Tras zambullirse, pasan por escurrideros.

Tras zambullirse, pasan por escurrideros.

En los feedlots no hay terneros de nursería o de guachera chica, por lo que, al ingreso, en el rango de los 130 kilos ya están en condiciones de pasar por el baño. Algunos son buenos nadadores, por lo que se requiere de dos operarios para garantizar, mediante el uso de una horquilla, que el animal se sumerja completamente, hasta las orejas. En total, el paso de la hacienda por el bañadero requiere no menos de 4 personas.

"Hoy los establecimientos de punta y que realmente han podido controlar la situación, hacen el baño como parte de la prevención inicial. O sea: todo animal que llega al feedlot, recibe su paquete de tratamiento inicial (vacunas, vitamínicos), lectura, puesta de caravana nueva y termina el proceso con el baño”, detalló.

En caso de detectarse alguno con el ácaro instalado, recibe un nuevo baño tras 2 o 3 semanas de recibido el primero.

Pérdidas en kilos

La pérdida en términos de producción de kilos de carne a causa de la sarna bovina es grave. “Estamos hablando de distintos grados y superficie corporal afectada, o sea distintas variables, pero podemos decir que un animal afectado puede perder de ganar un mínimo de 10 kilos, y llegar a casos extremos a hasta 50 kilos, según la bibliografía”, señaló el presidente de la cámara de feedlot.

“Uno en la práctica parecería no ver cifras tan altas, pero si los 10 o 20 kilos de pérdida los comprobamos en forma diaria cuando el animal tiene lesiones con algún grado de importancia. Si bien está molesto, come igual, pero lo que no se genera es la conversión en kilos”, explicó.

Por otra parte, y dando por sentada la implementación de buenas prácticas en el paso por la manga, se estima que el baño en sí genera un trauma en el animal que se traduce en una pérdida de 4 kilos entre el mismo día de la inmersión y el siguiente, porque recién al tercer día logra recuperarse. Y a estos kilos de no ganancia podrían sumarse otros cuatro, en caso de tener que repetir el procedimiento.

"Está más que claro que el costo-beneficio es absolutamente favorable”, remarcó Eiras.

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Inversión

Acerca del costo para la construcción de un bañadero, contó que “uno bien hecho, sobre una manga preexistente, podría costar unos U$S 10.000".

También comentó que los grandes establecimientos feedloteros ya están implementando la construcción de un segundo bañadero, teniendo en cuenta que “no es lo mismo un feedlot que tiene un ingreso en su rotación de entre 600 y 1.000 cabezas, que uno que tiene 2.000 mensuales y ni hablar de los que tienen 5.000, y de orígenes diferentes”.

Al respecto, Eiras observó que ese segundo bañadero responde a evitar el estrés de la espera de la hacienda recién transportada para pasar por la manga.

Y añadió que la mayor concentración de feedlots está en la franja pampeana de este a oeste (Santa Fe, Córdoba, Mendoza), y de allí hacia el sur, hasta la altura de Bahía Blanca. De éstos, Eiras estimó que un 60% tienen bañaderos.

El baño de inmersión “es el método más efectivo para los grandes establecimientos, para una escala de productores que lo justifica. En los pequeños y medianos es posible hacer un trabajo más fino y laborioso y tienen buenos resultados con los demás productos”. En ese punto, mencionó que a la lista de herramientas disponible debe sumarse Dardox, el pour on lanzado recientemente por König.

Por lo pronto, “tenemos la palabra de los productores que encuentran en los bañaderos una solución o un paliativo muy importante para una problemática que se les escapaba de las manos por volumen. Lo cierto es que los bañaderos se siguen y se van a seguir construyendo. La sarna no se va a solucionar en poco tiempo”.

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