En argentina se registró un máximo de supervivencia en el ambiente de 34 días para cepas bovinas (Romero, 1991,2006). Por ello, los rascaderos, corrales, alambrados y otros elementos similares pueden actuar como fuentes de contagio indirecto.
Temporada
En general, se observa una mayor actividad parasitaria durante los meses de otoño e invierno con una notable disminución durante las épocas cálidas (MacLeod, 1948; Johnson, 1988). A los 15 días de la infestación, comienza a manifestarse el prurito y se pueden observar zonas de pelo mojado y revuelto, resultado del rascado que el animal realiza con la boca.
Aproximadamente a los 30 días de iniciada la infestación, las lesiones evolucionan hacia una fase crónica. Entre los 90 y 120 días, se desarrollan las típicas lesiones en cuello, dorso y zona costal, caracterizadas por alopecia y una piel con hendiduras y pliegues (Fiel y Nari, 2013).
Contagio
Las condiciones de concentración y hacinamiento, como las que se encuentran en los feedlot, son ideales para el contagio y evolución de la sarna psoróptica. Las pérdidas de peso en los animales se vinculan con una fuerte disminución del consumo alimentario al comienzo del brote (Tobin, 1962) sumada al aumento de los requerimientos energéticos de mantenimiento (Cole & Guillot, 1987). Estas pérdidas pueden persistir durante varias semanas, incluso después de haber iniciado el tratamiento (Cole et al. 1984).
El hecho de que todos los ectoparásitos se encuentren sobre los animales, establece la posibilidad de erradicación a nivel predial (Fiel y Nari, 2013). Sin embargo, el manejo deficiente de los tratamientos y el manejo equivoco de las tropas pos tratamiento han impedido la erradicación en nuestro medio.
Pérdidas productivas por sarna bovina
Las pérdidas económicas por sarna pueden ser muy significativas en sistemas intensivos de producción de carne, y actualmente esta enfermedad se presenta como una amenaza reemergente. Algunos de los factores que han contribuido al aumento de la sarna bovina es el desarrollo generalizado de resistencia de los nematodes gastrointestinales a las Lactonas macrocíclicas y el reemplazo de las mismas por otras drogas antihelmínticas específicas (como Imidazotiazoles y Bencimidazoles), sin actividad acaricida (Fiel C, 2014).
Diversos autores mencionan pérdidas en la ganancia de peso ante brotes de sarna. Cole et al. (1984), estimaron pérdidas en más de 60 kilos (kg) en animales afectados. Asimismo, Fiel y Steffan (2020), observaron mermas superiores a 40 Kg y 12 kg en feedlot y sistemas pastoriles respectivamente, bajo el mismo período de estudio.
El tratamiento adecuado de esta parasitosis lleva al éxito productivo, demostrado por Cantón et al. (2023) con ganancias promedio pos tratamiento de 16,2 y 5,4 kg en 28 días en feedlot, tratados con doramectina e ivermectina, respectivamente.
En un establecimiento del centro de la Provincia de Buenos Aires, en un rodeo de terneras en recría a pasto con suplementación, se constató un aumento en la ganancia de peso de 470 gramos/día, luego del control eficaz de la sarna. (Mogaburu, F. 2024 no publicado).
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Tal mejora es el equivalente a 14.1 kilos en 30 días. Si tomamos como ejemplo un rodeo de 100 animales, las pérdidas por sarna ascienden a 9.870 kilos de ternero en una recría de 7 meses (marzo-octubre). Lo que se traduce en USD 24.868 oficiales. (Dólar oficial $950 – Precio ternero $2.500/Kilo). (Mogaburu, F. 2024 no publicado).
Además de las pérdidas en kilos de carne y gastos en tratamientos ineficaces, se suman los gastos en mantenimiento de instalaciones, como arreglos de alambrados deteriorados por el intenso rascado de los animales, entre otros.
¿Por qué fallan los controles?
Existen ya casos demostrados de cepas bovinas del genero Psoroptes spp resistentes a Lactonas macrocíclicas (Lifschitz et al.,2018). Tal fenómeno sumado a la escasez de nuevas alternativas de medicamentos, han incrementado las dificultades en el control.
No obstante, mi experiencia indica que, no siempre la falla terapéutica se debe a la presencia de una cepa resistente. Gran parte de los problemas de eficacia en los tratamientos está relacionada con fallas detectadas en su implementación. Siendo las principales causas las mencionadas a continuación: Adaptado de Abad, M. & Saber, C. (2019).
Fallas antes del tratamiento
- No se realiza diagnóstico diferencial. ¿sarna o piojo? -antes que la lesión sea evidente-
Fallas durante el tratamiento.
- Subdosificación
- Uso de jeringas en mal estado y agujas inapropiadas
- Sitio incorrecto de aplicación
- Tratamiento solo de animales clínicamente afectados
- Intervalos entre tratamientos incorrectos
- Errores por utilizar productos no aprobados o tratamientos equivocados
Fallas post tratamiento
- Mezclar animales tratados con no tratados sin esperar el tiempo de eficacia del fármaco (14 y 28 días en productos de baja y alta concentración, respectivamente).
- No se monitorea la eficacia de la droga 3 semanas pos tratamiento.
“Solamente es posible confirmar la resistencia cuando se tiene certeza de que lo mencionado se realizó de manera correcta y, aun así, se observe la presencia de ácaros de la sarna en el monitoreo 3 semanas pos tratamiento”.
Rol del personal y asesoramiento profesional
Para lograr el control temprano de la enfermedad es necesario capacitar al personal y transmitirles la importancia de ser los responsables de su hacienda. La severidad de las pérdidas económicas directas y su manifiesto impacto negativo sobre la salud y el bienestar animal requieren del diagnóstico temprano y de tratamientos acaricidas bajo estricto asesoramiento profesional.
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El personal del campo trayendo un animal que había quedado en el campo. La importancia del personal comprometido.
Erradicar la sarna del campo, solamente será posible contando con personal capacitado y comprometido, sumado al asesoramiento técnico pertinente. De lo contrario, ante la falla de alguno de estos engranajes, inequívocamente se asegura el fracaso en el control de la ectoparasitosis.
Estrategias de manejo integral de la parasitosis bovina
Los problemas actuales que afectan al control de endo y ectoparásitos comenzaron a gestarse en el pasado y adquieren relevancia en sistemas pastoriles del presente. Estos problemas son la consecuencia ya establecida de prácticas erróneas en el control (Fiel y Nari, 2013).
La realidad parasitaria varía de un campo a otro. E incluso dentro del mismo campo las condiciones cambian año tras año. Es por esto que, en este contexto, donde la susceptibilidad de los parásitos a las drogas es reducida y ante el aumento sostenido de casos de sarna bovina, surge la necesidad en los productores de aplicar sistemas de “Control integrado de las endo y ectoparasitosis” (CIP).
Los tratamientos deben recomendarse con base en una visión integral del sistema productivo y no en la práctica errónea de aplicar tratamientos basados en un solo resultado como el hpg.
La aplicación del CIP contempla múltiples variables antes de recomendar la aplicación de un tratamiento. Algunas de ellas son los antecedentes de la pastura, clima y época del año, régimen de lluvias, categoría animal, rotación de drogas, tendencia de los conteos de huevos, performance productiva, etc.
Incluso en algunos establecimientos donde comenzamos a implementar esta estrategia de control, por alguno de los motivos anteriormente mencionados, me encargo personalmente de la administración de los productos.
En el siguiente gráfico podemos observar un establecimiento donde implementamos el sistema CIP a partir del corriente año. Luego del control de endoparásitos y sarna con Levamisol (LVM) y Doramectina 1.1 % (DRM), respectivamente, el aumento en la ganancia de peso fue de 360 gramos/animal/día, consumiendo verdeos y rollo (Mogaburu, F. 2024 no publicado).
Conclusión
Estoy convencido de que implementar sistemas de control integrado bajo estricto asesoramiento profesional y el trabajo en equipo es la única manera de controlar eficientemente las parasitosis.
Los resultados expuestos me permiten afirmar que, si se hacen las cosas a conciencia, es posible aumentar la rentabilidad de los sistemas productivos sin seguir contribuyendo con el fenómeno ya existente de resistencia a los antiparasitarios.
Informe: MV Fernando Mogaburu Masson