La sarna en bovinos, que tuvo su auge en los 80, cuando era endémica en la provincia de Buenos Aires, pasó tres décadas dormitando, o por lo menos sin brotes clínicos en muchas zonas, y a partir de 2015 reapareció, por lo que mientras algunos veterinarios atraviesan un “revival”, otros están poniéndose a tono con una enfermedad que cada vez genera más resistencia a las alternativas terapéuticas.
Diagnóstico y manejo
“El veterinario sí o sí tiene que usar una herramienta de raspado para el diagnóstico de la sarna bovina. Ya no se puede hacerlo sólo con la observación y una evaluación clínica, tanto previo como post-tratamiento”, enfatizó Cantón. Una vez diagnosticada y evaluada, “la sarna se debe controlar tanto con fármacos como también con medidas de bioseguridad. Sin ello es muy difícil, en la situación que estamos hoy, controlar una enfermedad como la sarna que es súper contagiosa”, añadió la profesional.
“Eso es algo que cuesta, por una cuestión de idiosincrasia, con explotaciones que ni siquiera tienen asesoramiento veterinario, donde hacen lo que les dice el vecino. O quizás hacemos alguna medida de control en nuestro establecimiento, pero el vecino no, y nos pasa la enfermedad”, agregó Lifschitz.
La sarna bovina “es una enfermedad que tiene un manejo complejo, donde el papel del veterinario es fundamental. No puede controlarse ni manejarse sin una participación del profesional”, aseguró el Dr. Lifschitz. Asimismo, remarcó que el primer desafío es tratar que la enfermedad no ingrese al establecimiento, es decir, tener un control del movimiento de los animales. “Si nos entra la enfermedad, lo importante es tener un seguimiento de los animales para hacer el diagnóstico y tratamiento temprano, lo cual nos da muchas más chances de ser exitosos que cuando ya está diseminada en la totalidad de los animales”, completó.
"El veterinario debe usar una herramienta de raspado para el diagnóstico de la sarna bovina" "El veterinario debe usar una herramienta de raspado para el diagnóstico de la sarna bovina"
Baños
La sarna se puede controlar con baños de inmersión, con aspersión, mediante drogas inyectables y al cierre de nuestra edición impresa se lanzaba un pour on certificado por el Senasa, Dardox, formulado y elaborado por König.
En el primer caso, los profesionales comentaron que se presentan algunos problemas, ya que los si bien los baños de inmersión, son muy efectivos y fueron de gran utilidad allá por los 80, hoy casi no se realizan por falta de infraestructura -los piletones de entonces están obsoletos, si bien hay algunos establecimientos que los empezaron a construir, especialmente en feedlots.
Otro desafío que presenta el baño de inmersión es la gestión de los efluentes, para evitar que los cientos de litros de desecho de productos generen contaminaciones, algo muy difícil de manejar. Los baños de aspersión, “en algunos casos los resultados no son los esperados, porque el animal pasó rápido y no se alcanzó a empapar completamente, le quedaron zonas sin cubrir, se taparon los picos de lluvia por el sarro de las aguas duras, etc.”, detalló Lifschitz.
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Dres. Vet. Adrián Lifschitz y Candela Cantón.
Inyectables
Los inyectables, muy usados en la zona central, son derivados de las lactonas macrocíclicas: ivermectina y doramectina. Esta última reporta una mejor performance, con una eficacia mayor.
Asimismo, las lactonas macrocíclicas tienen distintos tipos de formulaciones con diferentes vehículos: las tradicionales, al 1%, y las de larga acción, cuyo vehículo es aceitoso y eso permite que la droga se libere más lentamente desde el sitio de inyección subcutáneo.
"Uno tiene una batería de herramientas que debe usarlas a conciencia. Para ello es preciso ver con el asesor veterinario cómo es el estatus de susceptibilidad en el establecimiento y cómo funcionan estas diferentes herramientas”, expresó la Dra. Cantón
“En algunos sigue funcionando la ivermectina tradicional, en otros quizás hay que usar la doramectina, y en otros, son necesarias formulaciones de larga acción para mantener un nivel de control adecuado. Por eso se requiere un conocimiento de la enfermedad y de las herramientas farmacológicas que tenemos. No hay una receta única porque cada establecimiento puede tener una situación diferente”, agregó.
"Es una enfermedad compleja: no puede controlarse sin la participación del profesional" "Es una enfermedad compleja: no puede controlarse sin la participación del profesional"
"Debemos buscar la manera de cómo y cuándo usar esas herramientas para tratar de alargar su vida útil”, remarcó Cantón. “Por eso es que los baños funcionan bien, porque durante muchísimos años no los usamos para atacar la sarna. Entonces 30 años después construís un baño y sumergís los animales con Amitraz, repetís a los nueve días, y tenés 100% de eficacia. Es increíble y es muy complejo”, evaluó Lifschitz.
Un recurso no renovable
Uno de los problemas que se presenta con mayor frecuencia en brotes de sarna bovina es que los rodeos infestados presentan resistencia a algunas de las drogas disponibles. “El manejo de los medicamentos es complejo. Los antiparasitarios y los antibióticos son recursos no renovables: tienen que estar en manos de alguien que conozca y que sepa por qué y cuándo aplicarlos”, afirmó.
Para colmo, “tenemos el problema de que muchas veces el productor quiere recetas simples, fáciles, y baratas para problemas que son complejos, que requieren la presencia de un profesional, tiempo, atención”, reforzó el Vet.
Pérdidas económicas
Según los profesionales, cuando la sarna bovina ingresa a un establecimiento, se puede llegar a perder, según el tipo de explotación y el grado de infestación, entre 10 a 50 kilos por animal. En los feedlots, “cuando el gordo empieza con sarna, genera un problema enorme, porque ese animal que se está terminando no se puede tratar con un producto que tiene 120 días de período de retiro, cuando tal vez se esperaba venderlo en un mes. Cambia la proyección de enviarlo a faena, cambia toda la estrategia comercial. Genera un problema enorme”, lamentó Lifschitz.
Prevalencia y control
En cuanto a la presencia de la enfermedad, Lifschitz aseguró que toda la zona central del país “está inundada de sarna en esta época, y lo alarmante es que también se está dando en verano, y aún peor: también está apareciendo en explotaciones de lechería”.
Tanto para el profesional como para su colega, es necesario establecer una política integral de control y manejo a nivel nacional, y evaluar si es posible un plan de erradicación, tomando ejemplos, como el de abordaje que se hizo en el sur del país, donde Chubut está declarado como libre de sarna ovina hace varios años. Y en diciembre del año pasado Santa Cruz también fue declarado también en ese estado.
“Esto ha ido creciendo. No es un problema puntual de investigación: es un problema que tienen los productores y los colegas a diario en la zona central del país, con lo cual requiere un abordaje integral. Si no se atiende, vamos a seguir operando de bomberos, apagando el incendio y muchas veces, desde la desesperación, con un mal uso de los fármacos”, remataron Lifschitz y Cantón