En línea con los desafíos ambientales, sanitarios y productivos que enfrenta la provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Desarrollo Agrario actualizó su estrategia de control sobre una de las especies invasoras más problemáticas: el jabalí europeo (Sus scrofa).
La flamante Disposición Nº 313/2025 habilita la caza plaguicida en todo el territorio bonaerense, con excepciones puntuales y nuevos criterios de gestión.
La medida responde a una problemática que lleva años en agenda: la expansión del jabalí, su impacto ambiental y los daños que genera en la producción agropecuaria. Pero también representa un nuevo enfoque desde el Estado, apostando a la masividad y la coordinación interinstitucional.
"No es un permiso de caza deportiva"
“Este no es un permiso de caza deportiva. Es una herramienta de control poblacional, sanitaria y de resguardo productivo”, destacan desde el área de Fiscalización Agropecuaria, Alimentaria y de los Recursos Naturales.
La normativa autoriza la caza plaguicida en todos los partidos bonaerenses, salvo en áreas protegidas por la Ley N° 10.907 y en zonas urbanas o suburbanas, donde se establecen distancias mínimas para disparos con perdigones (300 metros) y balas (1500 metros). También se prevé la posibilidad de que municipios excluyan zonas de su jurisdicción mediante actos administrativos formales.
Manual de manejo y permiso oficial
Además, se aprueba un nuevo Manual Operativo y un Permiso oficial para caza y transporte del jabalí, sumando controles específicos y lineamientos en materia de bioseguridad, trazabilidad, comercialización y bienestar animal.
La autorización no solo alcanza a propietarios rurales, sino también a terceros debidamente habilitados. Las piezas obtenidas podrán ser comercializadas, bajo normas sanitarias vigentes, y siempre evitando dejar restos en el campo.
Más allá del fusil: gestión, ciencia y evaluación
Quizás el punto más novedoso sea la creación de un Comité de Gestión de la Caza Plaguicida, que integrará a autoridades provinciales, municipios, el sector productivo y técnicos científicos. ¿Su rol? Definir criterios, evaluar resultados y generar informes técnicos que orienten una política pública sostenible.
El jabalí europeo no es solo un enemigo de la agricultura o la ganadería. Es también vector de enfermedades, algunas zoonóticas, y un agresor de la biodiversidad nativa. Por eso, el abordaje va más allá de una decisión sectorial: busca involucrar a múltiples actores.
Una decisión con antecedentes
No es la primera vez que Buenos Aires avanza en este sentido. Desde 2018 se autorizaron acciones similares en partidos como Tordillo, Azul, Tapalqué, Carmen de Patagones y Mar Chiquita. Sin embargo, la Disposición 313 plantea una escala mayor y un marco más robusto de control y seguimiento.
“Controlar una especie invasora no se logra con parches. Requiere masividad, tiempo y coordinación”, remarcan desde el ministerio.