El Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), un organismo dependiente del Conicet ubicado en Ushuaia, Tierra del Fuego, advirtió nuevamente sobre el perjuicio que los conejos exóticos pueden provocar en la vegetación, el suelo y el riesgo sanitario que estas especies invasoras representan.
Este tema ya había sido planteado y generado una gran polémica en 2020, cuando organizaciones proteccionistas cuestionaron y llevaron a la justicia el método de control propuesto por Cadic, de fumigación con gas fosfina en las madrigueras y extracción manual de los cadáveres. Finalmente, un magistrado impidió la erradicación.
Por entonces, Adrián Schiavini, biólogo de la entidad, explicó que la proliferación de esta especie "destruye la vegetación, eliminando el hábitat de especies nativas y dejando expuesto el suelo a la erosión del viento y las lluvias”.
A su vez, indicó que también representa un “riesgo sanitario” ante el contacto con animales domésticos o con las personas, así como para la seguridad de las aeronaves, ya que el Cadic se encuentra próximo a un aeropuerto.
Según publicó El Diario del Fin del Mundo, Schiavini volvió a denunciar la problemática, al exponer que si bien estos animales se encuentran en distintos puntos de la ciudad, hay colonias muy importantes en el barrio Mirador del Fernández y en el barrio Akar de Ushuaia. Asimismo, explicó cómo estos animales impactan en los terrenos subantárticos.
El profesional insistió en que “está considerada una de las 100 peores especies exóticas invasoras del mundo” ya que donde se lo ha introducido, ha producido daños en la vegetación y en el suelo. “El animal consume la vegetación y además destruye el suelo y al destruir el suelo, destruye la vegetación, no sólo porque se la come sino porque arruina el sustrato donde crece la vegetación”, precisó.
El investigador explicó que luego de que el conejo destruye el terreno, se produce erosión por viento o por lluvia y eso se lleva el suelo. Subrayó que “donde el suelo se regenera muchísimo eso no tiene ningún impacto” aunque sí tiene un impacto muy fuerte en zonas como la nuestra, donde al suelo le cuesta regenerarse. En otros ambientes subantárticos como los de Australia y Nueva Zelanda, la presencia del conejo ha tenido impactos tremendos”.
Sin políticas públicas
“Lo que está ayudando a que el conejo no se escape de la ciudad son los perros sueltos o perros de vida libre”, añadió Schiavini y recordó que la especie invasora, principalmente el conejo de Castilla, fue introducido por los colonizadores europeos ante la necesidad de llevarse proteína en sus campañas.
Por último, el profesional denunció que “no hay políticas públicas” a nivel local para erradicar las poblaciones de conejos invasores.
FUENTE: Diario del Fin del Mundo