El Pentosan Polisulfato Sódico (PPS) es química y estructuralmente un polisacárido polisulfatadoanálogo de los glucosaminoglicanos. Es un principio activo semisintético, obtenido a partir de la hemicelulosa del árbol haya (Fagussylvatica) y actualmente se utiliza en el tratamiento de la osteoartritis canina y equina.
Gracias a su estructura química similar a los glucosaminoglicanos (incluyendo a los que revisten el urotelio), el PPS también ha sido empleado por más de 30 años en el tratamiento de la cistitis intersticial en humanos.
De hecho, ha sido el único fármaco aprobado por Food & Drug Administration (FDA) y la European Medicines Agency (EMA) para el tratamiento del dolor vesical e incomodidades asociadas a esta patología. Para la especie felina existen diversos informes que señalan la resolución exitosa de cuadros de cistitis idiopática a partir de la administración de PPS en forma prolongada, sin la observación de efectos adversos durante todo el tratamiento.
Esto es particularmente importante debido a que la FLUTD (Enfermedad del tracto urinario inferior felino, por sus siglas en inglés) es una causa de consulta frecuente en la clínica, 2 de cada 3 de estos casos, terminan siendo diagnosticados como Cistitis Idiopática Felina (CIF), sobre todo en gatos que viven en interiores.
Fisiopatología de la Cistitis Idiopática Felina
Como en todas las patologías que están asociadas al término “idiopática”, el mecanismo por el cual se desencadenan es poco comprendido, probablemente el proceso patológico sea multifactorial y los pacientes, en este caso los felinos, posean uno o más factores causales.
Se ha postulado al estrés como principal factor desencadenante de la CIF.
En los felinos expuestos a estrés durante un periodo de tiempo, se pueden generar alteraciones en el urotelio que conducen a una interrelación anormal entre vejiga – sistema nervioso central – eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, produciéndose los signos clínicos de la enfermedad. El urotelio en condiciones normales está revestido por glucosaminoglicanos, principalmente uno llamado GP-51. Este revestimiento evita la adherencia y el paso de bacterias, cristales, proteínas, e iones nocivos de la orina hacia el intersticio epitelial.
En los felinos con cistitis idiopática la excreción de glucosaminoglicanos GP-51 hacia el epitelio vesical está disminuida, por lo que ocurre la pérdida de la barrera hemato-urinaria. El resultado es una membrana hiperpermeable, que permite el pasaje de iones de potasio y calcio que estimulan las terminaciones nerviosas en la submucosa compuestas principalmente de fibras de dolor no mielinizadas (Fibras C).
Cuando las Fibras C son estimuladas, provocan múltiples reacciones. Trasmiten una señal dolorosa aferente hacia la médula espinal que se percibe como dolor pélvico. Para transmitir la sensación de dolor al cerebro liberan “sustancia P”, un neurotransmisor que produce potenciación de la inflamación local, contracción del músculo lisovesical, aumento de la permeabilidad vascular (aparición de edema secundario), y activación de los mastocitos, con la consecuente liberación de histamina que contribuye a una mayor inflamación y edema.
El resultado final es la inflamación neurogénica de la vejiga que, en ocasiones, también se extiende a la pared de la uretra.
Tratamiento
Pentosan Polisulfato Sódico reduce el dolor, la inflamación y bloquea el círculo de estimulación nerviosa. La pérdida del revestimiento del urotelio puede recuperarse tras la administración de PPS.
Este activo actúa como fuente de glucosaminoglicanos exógenos, repone los mucopolisacáridos ausentes o defectuosos en las capas más superficiales del epitelio, restaurando la superficie vesical.
Los átomos de oxígeno presentes en la molécula de PPS se unen fuertemente al agua formando una barrera que evita el paso de iones de Ca+, K+, proteínas y bacterias al intersticio celular.
Esta restauración es capaz de disminuir la retroalimentación de la estimulación nerviosa e inflamatoria preestablecida, cortando con ciclo de la patología a lo largo del tiempo. El PPS también posee acción antiinflamatoria, minimiza la producción del factor nuclearNF-kB, (un mediador inflamatorio en epitelios de transición) e inhibe la estimulación de los mastocitos.
Además, el PPS disminuye la isquemia y la hipoxiagenerada por la inflamación, mejorando la microvascularización vesical y estabilizando la irrigación del urotelio. Por último, el PPS estimula los procesos biológicos para el restablecimiento del anabolismo natural de la producción de glucosaminoglicanos como el GP-51.
En conclusión…
El tratamiento de la CIF debe ser multimodal dirigido a controlar los distintos mecanismos de la enfermedad responsables de causar signos clínicos. Deben abordarse aspectos como la nutrición, el entorno ambiental y la terapia farmacológica.
Entre las terapias farmacológicas, el PPS inyectable representa una excelente opción. Es un tratamiento seguro, confiable y actúa sobre diferentes puntos en la patogenia de la enfermedad. Además, es combinable con otras drogas que suelen administrarse para estos casos. Es importante tener en cuenta que, en esta patología los tratamientos suelen ser largos y muchas veces los resultados son apreciables luego de varios meses de haberse iniciado la medicación.
Por ello cuanto antes se diagnostique la enfermedad, y precozmente se instaure el tratamiento, se obtendrán mejores resultados y se evitara llegar a la fase crónica de difícil resolución terapéutica.
Fuente de la información: Área Técnica y Departamento de Desarrollo, Investigación e Innovación del Laboratorios König.