La rabia, una de las zoonosis más antiguas y con mayor letalidad, sigue siendo una prioridad absoluta en la agenda de sanidad animal y salud pública en Argentina. Aunque es prevenible, es responsable de al menos 50,000 muertes de personas por año a nivel global.
En un reciente ciclo de actualización sobre enfermedades de notificación obligatoria, organizado por la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA, la Dra. Laura Patricia Novaro, médica veterinaria del Departamento de Rabia y Enfermedades de Pequeños Animales del Laboratorio Animal de Senasa, expuso la importancia del diagnóstico, la tipificación de variantes y las responsabilidades del profesional veterinario.
La Dra. Novaro describió el trabajo que realiza en el Laboratorio de Martínez de Senasa, que cuenta con instalaciones con distintos niveles de bioseguridad, desde NB2 hasta NB4, para manejar microorganismos según su nivel de riesgo.
Para quienes trabajan directamente con este patógeno, la protección es fundamental, siendo la titulación de anticuerpos tan crucial como la inmunización. La disertante aseguró: "Toda persona encargada de la manipulación de la muestra, extracción o diagnóstico tiene que estar vacunada y utilizar las medidas de protección adecuadas para manipular el virus".
Ciclos de transmisión y el fenómeno del Spill Over
La circulación del virus de la rabia está definida por el ámbito de sus reservorios naturales. Esto determina la existencia de ciclos terrestres (mamíferos terrestres, como equinos y bovinos) y ciclos aéreos (quirópteros, principalmente murciélagos). Según la distribución geográfica, se define un ciclo urbano (caninos y felinos) y un ciclo rural o silvestre (zorros, coatíes, etc.). En Argentina, el serotipo predominante es el 1, correspondiente a la rabia clásica.
Un fenómeno epidemiológico de gran interés es el Spill Over. Este ocurre cuando un genotipo adaptado a un reservorio de un ciclo (por ejemplo, murciélago) infecta a un individuo de otro ciclo, funcionando como un hospedador ocasional. Un ejemplo reciente fue el caso humano de 2021 en Coronel Suárez, por una mujer mordida por un felino.
Respecto a los reservorios, Novaro advirtió sobre el riesgo que representan los murciélagos con sintomatología nerviosa: "Cuando un murciélago aparece de día hay que tener cuidado, no hay que tocarlo porque probablemente tenga una encefalitis, y como diagnóstico diferencial tenemos que pensar en la rabia".
El envío de muestras: un punto crítico
Para garantizar un diagnóstico correcto, la calidad de la muestra es vital. La rabia tiene la particularidad de que "el virus no tiene una distribución uniforme en el cerebro". Por ello, Novaro fue taxativa en cuanto a la muestra necesaria: "Es imprescindible enviar ambos hemisferios cerebrales, cerebelo tronco cerebral y médula".
Además de la protección del personal, el envío debe seguir protocolos estrictos. La muestra debe ser refrigerada (idealmente) y enviarse en un sistema de triple envase, nunca en recipientes de vidrio. Es crucial evitar la congelación y descongelación, ya que altera la viabilidad del virus.
Diagnóstico y notificación obligatoria
En el laboratorio de referencia, la técnica estándar para el diagnóstico es la Inmunofluorescencia Directa (IFD), que busca el antígeno de la nucleocápside. Sin embargo, un resultado negativo inicial no descarta la enfermedad.
La Dra. Novaro explicó el proceso de confirmación: "Si un cerebro da positivo a rabia por por diagnóstico por inmunofluorescencia, es positivo. Pero si da negativo a rabia no significa que no sea rabia: hay que esperar el aislamiento de 20 de 28 días para confirmar el diagnóstico".
Finalmente, la profesional recalcó la importancia del marco legal que rige la notificación. En Argentina, la rabia es un evento de notificación obligatoria (Ley 15.465, grupo C). Los veterinarios están obligados a notificar los casos sospechosos al Senasa, lo que permite el inicio de acciones oficiales, como el georreferenciamiento y la interdicción del lugar.
Al concluir, la Dra. Novaro recordó la importancia de la prevención a través de la vacunación, señalando que el Senasa tiene la función de controlar los insumos veterinarios: "Se controla el 100% de las vacunas de los lotes comerciales", aseguró.