La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) alertó este viernes en París sobre la creciente propagación de enfermedades de origen animal que podrían afectar a los humanos, en su primer informe anual sobre salud animal. Según el documento, casi la mitad de los nuevos brotes ocurren en zonas con alto riesgo de zoonosis, es decir, de transmisión de animales a personas.
Entre 2005 y 2023, el 68% de las enfermedades emergentes notificadas mostraron capacidad de contagio a humanos. Gregorio Torres, jefe del Departamento de Ciencia de la OMSA, señaló: “Contamos con más información que nunca, pero vemos que estas enfermedades se están difundiendo globalmente y afectando a distintos mamíferos. La buena noticia es que, por ahora, el contagio entre mamíferos sigue siendo limitado”.
La influenza aviar es una de las enfermedades que más preocupa: los brotes en mamíferos más que se duplicaron en el último año, alcanzando 1.022 episodios en 55 países, frente a los 459 registrados el año anterior.
Riesgo y prevención
Emmanuelle Soubeyran, directora general de la OMSA, remarcó la conexión estrecha entre enfermedades animales y humanas, destacando la importancia de una vigilancia constante: “Es clave invertir en servicios veterinarios en tiempos de paz y no solo ante crisis”, sostuvo. La propagación de patógenos en ecosistemas previamente no afectados también representa una amenaza para la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
La OMSA anunció que convocará a 1.200 expertos internacionales en salud animal para evaluar la situación global. Entre las enfermedades que generan mayor preocupación se encuentran la peste porcina africana, la fiebre aftosa, el virus de lengua azul y la peste de pequeños rumiantes.
Entre 2020 y 2022, el uso de antimicrobianos disminuyó un 5% en el total de países, aunque se incrementó en África y el Pacífico, donde uno de cada ocho países enfrenta resistencia en sus especies.
Las vacunas son la herramienta más eficaz para frenar la propagación de estas enfermedades. Sin embargo, el acceso sigue siendo desigual debido a factores como la inestabilidad política, la falta de financiamiento y la lentitud en su distribución. Entre 2013 y 2024, los bancos globales de vacunas distribuyeron cerca de 118 millones de dosis contra la peste de pequeños rumiantes en el Sahel y más de 29 millones contra la rabia en África y Asia.
Torres enfatizó que mejorar la transparencia y el acceso a los datos globales es esencial: “Sin información, no habrá posibilidad de innovación ni de prevención efectiva”, concluyó.