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SUSCRIBITELa ganadería de carne se vuelve más vulnerable ante las cargas calóricas excesivas por del cambio climático y la intensificación de los sistemas de producción.
El manejo del estrés calórico en ganadería requiere de estrategias y buen criterio.
El calor extremo ya no es un problema exclusivo de la lechería; en la última década, la ganadería de carne ha visto aumentar significativamente su vulnerabilidad ante las cargas calóricas excesivas, impulsada por el cambio climático, el aumento de eventos extremos y la intensificación de los sistemas de producción.
Esta problemática fue abordada recientemente por el Dr. Joaquín Armendano (North Carolina State University), en una presentación organizada por el Servicio de Diagnóstico Veterinario del INTA Balcarce, enfocada en cómo los productores y profesionales pueden dimensionar y manejar este impacto creciente.
Armendano explicó que "para entender el riesgo, es fundamental considerar el balance térmico del animal: cuánto calor gana del ambiente, cuánto produce y cuánto logra disipar".
En ese sentido, "los factores que contribuyen a la ganancia de calor incluyen la temperatura del aire y la radiación solar. La producción de calor está ligada a la tasa metabólica inherente, la composición de la dieta y el ejercicio/movimiento. La disipación, por su parte, se ve favorecida por el viento, un buen proceso de peleche (pelo de verano, pelo corto) y obstaculizada por la humedad, la retención del pelaje de invierno o el consumo de ergoalcaloides".
La termorregulación puede verse gravemente comprometida por el consumo de ergoalcaloides (como los producidos por el hongo Claviceps purpurea o el endófito de la festuca tóxica, causando festucosis), "ya que estas sustancias provocan vasoconstricción y alteran el recambio de pelo, afectando seriamente la capacidad del animal para disipar calor", añadió.
El riesgo de desarrollar cargas calóricas excesivas varía drásticamente según el sistema de producción.
1. Rodeos de Cría (Vaca de Cría): En un sistema extensivo en zonas templadas (como la provincia de Buenos Aires), la vaca de cría generalmente presenta un bajo riesgo de carga calórica excesiva. La ganancia de calor ambiental es menor debido a condiciones microambientales más benignas, y la producción y disipación de calor no suelen ser problemáticas (asumiendo un buen peleche y condición corporal promedio).
2. Sistemas de engorde a corral (feedlot): Este sistema presenta un ambiente mucho más adverso. La ganancia de calor ambiental es mayor, incluso en climas templados, debido al componente microambiental del corral (el suelo puede alcanzar entre 45°C y 60°C). Aunque la producción de calor metabólico puede ser menor que en una vaca lechera, la disipación está comprometida por la cobertura grasa del novillo en terminación. Esto resulta en un alto riesgo de carga calórica excesiva y una causa primaria de pérdida de eficiencia.
En el feedlot, el monitoreo diario es posible y permite la implementación de acciones correctivas inmediatas, a diferencia de los rodeos de cría donde el impacto se diagnostica meses después.
1. El Score de Jadeo (Panting Score)
Esta es una herramienta práctica y sencilla para valorar la carga calórica acumulada en los animales.
• Se basa en el monitoreo de movimientos respiratorios, salivación excesiva, si el animal respira con la boca abierta o protruye la lengua.
• El Score 2 (salivación excesiva) indica que el animal ya está acumulando una carga calórica excesiva y que su productividad comienza a afectarse.
• El Score 3.5 o superior indica hipertermia marcada y peligro de muerte.
• Recomendación: Si más del 10% de los animales alcanzan el Score 2, es recomendable suspender cualquier actividad de manejo. Si más del 10% alcanzan el Score 3.5, se requiere implementar medidas de enfriamiento.
2. Indicadores biometeorológicos avanzados
Si bien indicadores clásicos como el Índice de Temperatura y Humedad (ITH) indican la intensidad máxima de la exposición (por ejemplo, ITH 75 es el umbral de alerta a partir de unos 28°C), no ofrecen suficiente precisión para el manejo diario.
Para una ganadería de precisión en feedlots, se recomienda el uso del Índice de Carga Calórica (HLI) y la Carga Calórica Acumulada (HLC), validados por la escuela australiana.
• Ventaja del HLI/HLC: Estos indicadores no solo calculan una sensación térmica (HLI), sino que también incorporan casi todos los factores que influyen en el balance térmico.
• Ajuste de umbrales: El sistema permite establecer umbrales específicos para cada tipo de animal (por ejemplo, Bos indicus vs. Bos taurus), acceso a sombra o presencia de barro en el corral, lo que permite un seguimiento detallado por corral.
• Interpretación: La Carga Calórica Acumulada (el valor que aparece en los pronósticos) permite clasificar el riesgo. Un valor acumulado mayor a 50 unidades indica un riesgo alto, y mayor a 80 unidades, un riesgo extremo. También monitorea la recuperación nocturna, la cual debe ser superior a 6 horas para ser considerada adecuada.
El abordaje de la problemática del calor en el feedlot requiere un plan doble:
1. Medidas estratégicas: Se implementan sistemáticamente durante todo el verano con el objetivo de optimizar la productividad a pesar de las cargas calóricas esperadas. Ejemplos incluyen: dividir la ración (30% mañana, 70% tarde) y suministrar la primera toma lo más temprano posible para evitar que el calor metabólico de la digestión coincida con el pico de carga ambiental.
2. Medidas de emergencia: Se utilizan solo ante eventos extremos pronosticados o cuando el monitoreo de jadeo indica peligro, y su objetivo principal es salvar la vida del animal. Esto puede incluir cambiar el tipo de dieta temporalmente (bajar la energía, aumentar la fibra) 48 a 72 horas antes y después del evento crítico.
3. Uso de enfriamiento (aspersión vs. sombra): La sombra actúa evitando la ganancia de calor ambiental, logrando reducir la temperatura corporal del animal en promedio en medio grado. La aspersión (utilizando gota gruesa para mojar el cuero) es más eficiente para bajar la temperatura corporal (entre 1°C y 2°C), ya que su mecanismo se basa en la evaporación del agua de la piel. Sin embargo, la aspersión debe ser aplicada correctamente; si se aplica mal, genera un microambiente con alta humedad relativa sin lograr enfriamiento, lo cual es contraproducente.
"La gran medida preventiva en cría es optimizar el manejo reproductivo para lograr la mayor cantidad de preñeces lo antes posible en el servicio, reduciendo la vulnerabilidad ante eventos climáticos tardíos. Además, es crucial conocer el nivel de infección por endófito en las pasturas y adaptar la infraestructura (sombra, disponibilidad de agua) pensando en la tendencia creciente de las cargas calóricas", señaló Armendano.
"El diagnóstico de un problema de calor en la eficiencia reproductiva de la cría generalmente implica descartar otras causas (nutricionales, enfermedades venéreas) y basarse en los registros ambientales y de manejo tomados durante el servicio", concluyó.
