Las lesiones de pezuñas representan hoy una de las principales causas de descarte prematuro en las granjas modernas. Se estima que estas afecciones son responsables del 40% de los casos de cojera, impactando directamente en la longevidad, el bienestar animal y el desempeño reproductivo de los planteles de porcinos actuales.
El impacto económico de estas patologías es contundente: estudios internacionales estiman pérdidas de hasta 180 dólares por cerda en Estados Unidos y cerca de 37 euros en Alemania debido a problemas locomotores. El origen de estas lesiones es multifactorial, involucrando desde pisos abrasivos hasta deficiencias nutricionales de minerales clave como zinc y cobre, lo que debilita la estructura de la pezuña.
Más allá del dolor, la cojera desencadena respuestas inflamatorias que interfieren gravemente en el eje reproductivo. Las cerdas afectadas presentan una reducción del 15% en su tasa de concepción y ven extendido su intervalo destete-celo hasta en tres días, afectando la eficiencia global del ciclo.
Prevención y longevidad de porcinos
La vida útil de la madre es otra variable crítica. Mientras que una hembra con buena integridad podal puede alcanzar cinco partos productivos, aquellas con lesiones suelen ser descartadas tras la segunda o tercera lactancia, incrementando los costos de reposición. De hecho, se ha determinado que las cerdas con cojera tienen 1,71 veces más probabilidad de ser removidas del plantel en comparación con sus pares sanas.
Para revertir esta tendencia, la estrategia debe integrar el manejo del entorno con una nutrición funcional. El uso de minerales orgánicos de alta biodisponibilidad y antioxidantes resulta fundamental para fortalecer la queratina y reducir el estrés oxidativo, garantizando así una mayor productividad vitalicia.
FUENTE: TecNews