El debate sigue abierto. Desde hace décadas, la elección entre leche fluida y sustitutos lácteos en la crianza artificial de terneros genera opiniones encontradas. ¿Cuál es la mejor estrategia para potenciar el desarrollo de los animales sin comprometer costos ni sanidad animal? Spoiler: la tecnología actual tiene mucho que decir.
Durante sus primeras semanas de vida, el ternero necesita una fuente líquida que cubra sus requerimientos nutricionales y sostenga una tasa de crecimiento adecuada. Y si bien históricamente la leche fluida fue la opción indiscutida, los desafíos actuales —costos, sanidad, previsibilidad— obligan a repensar esta práctica.
Aquí es donde los sustitutos lácteos pisan fuerte. En los últimos 20 años, los avances en formulación permitieron optimizar la digestibilidad, la estabilidad y el control sanitario. Hoy, son mucho más que un "plan B".
¿Por qué considerar sustitutos lácteos?
El desarrollo tecnológico dio lugar a productos con ingredientes de alta calidad, superando ampliamente a las primeras versiones basadas en leche en polvo y proteínas vegetales. Los sustitutos actuales permiten:
- Optimizar la digestibilidad : Incorporan proteínas de suero lácteo y eliminan los vegetales, clave para terneros jóvenes.
- Mejorar el equilibrio nutricional : Sumando aminoácidos esenciales y proteínas plasmáticas.
- Reducir el riesgo sanitario : Gracias a estrictos controles microbiológicos que minimizan la transmisión de enfermedades.
- Aumentar el retorno de inversión : Controlando costos y mejorando la previsibilidad en sistemas intensivos.
¿Y la leche fluida?
Sin dudas, es un alimento de alta digestibilidad, rico en nutrientes esenciales y efectivo para el crecimiento temprano. Pero no todo es positivo:
- Alto costo de oportunidad : Cada litro destinado a la crianza es un litro que no se comercializa.
- Variabilidad nutricional : La calidad depende de la salud y manejo de la vaca.
- Riesgo sanitario : Puede ser un vehículo de patógenos si no se pasteuriza correctamente.
De opción secundaria a manejo estratégico
Hoy, los sustitutos lácteos no solo equiparan los resultados de la leche fluida en términos de crecimiento, sino que agregarán valor desde el manejo y la rentabilidad. ¿Qué productor no quiere mayor previsibilidad, control sanitario y eficiencia sin depender del ritmo del orden?
Además, la administración es más flexible, permitiendo organizar la rutina de la crianza sin condicionamientos, factor clave en tambos con alta demanda operativa.
¿La clave? Calidad y planificación
Para aprovechar al máximo los beneficios de los sustitutos lácteos, no alcanza solo con elegir cualquier producto. Es fundamental optar por formulaciones de calidad comprobada y estructurar un plan de alimentación adaptado al sistema productivo.
En definitiva, la tecnología disponible hoy permite dar un salto hacia una crianza más sustentable, rentable y segura. La decisión ya no pasa por tradición, sino por estrategia.
FUENTE: TodoLechería