El brote de carbunclo detectado la semana pasada en un establecimiento agropecuario del noreste de la provincia de La Pampa provocó la muerte de 15 bovinos y disparó todo un dispositivo sanitario del Senasa para contener la enfermedad, que afecta principalmente a los rumiantes y que tiene un potencial zoonótico.
El caso se dio en un campo en las afueras de Sarah, una pequeña localidad de apenas 245 habitantes perteneciente al departamento Chapaleufú, ubicado en el noreste provincial, en el límite con el sur de Córdoba.
MOTIVAR dialogó con el MV Gabriel Jorge Ise, supervisor de Sanidad Animal del Senasa en la zona noreste de la Pampa, quien intervino en el caso, tras el alerta dada desde el establecimiento el pasado viernes 10 de enero. Ese mismo día, se tomaron muestras y fueron enviadas al laboratorio del Servicio en General Pico.
Profilaxis
El profesional comentó que, en total, en este caso se perdieron 15 bovinos a raíz del carbunclo, y que "ninguno fue 'abierto' para tomar muestras, para que no se diseminaran esporas. "Se podría haber hecho una incisión para acceder al bazo (con recaudos), pero esta vez se decidió directamente extraer un hueso largo para enviar al laboratorio. Todo esto se hizo bajo las medidas de profilaxis correspondientes, como el uso de barbijo, guantes y mameluco".
Si bien el resultado positivo se conoció al día siguiente del envío de las muestras, dentro del establecimiento "ya se había comenzado con la vacunación a toda la hacienda (720 bovinos), y, previa información al área de Salud Pública, se comenzó en los tratamientos preventivos con antibióticos de las personas que estuvieron en contacto con los animales muertos", relató Ise.
En ese sentido, detalló que los afectados fueron los dos propietarios y el encargado del campo, un ayudante y el veterinario del establecimiento, que atendió el caso en primera instancia.
Muerte súbita
El brote en las afueras de Sarah tuvo la particularidad de que no se identificó inmediatamente, porque los animales que murieron en realidad estaban en otro campo de los mismos propietarios, en la localidad de Ataliva Roca, en el departamento Ultracán, en el centro-este de La Pampa, donde se estima que "despertó" el carbunclo a raíz del calor y la sequía.
Ante la escasez de alimento en ese predio, los dueños decidieron trasladarlos a su campo en Sarah el miércoles 8, y uno de los bovinos murió en el viaje. "En principio se creyó que era por un golpe de calor. Al día siguiente murieron otros 12 animales y entre el sábado 11 y domingo 12 se perdieron tres más, mientras ya se estaba realizando la vacunación de los animales contra el carbunclo", reseño el MV.
Al respecto explicó que la vacunación en estos casos con un brote confirmado se realiza mediante dos dosis: una ni bien se detecta el brote, y otra a los 21 días.
Una de cal y otra de tierra
Mientras se dictaba la interdicción por un mes del campo en Ataliva Roca (donde ya no hay hacienda) y se alertaba a los establecimientos vecinos, se realizó el descarte de los animales muertos.
"Se hizo un enterramiento sanitario en un pozo forrado con silo bolsa en el que se arrojaron los cadáveres, se les arrojó cal, formol, tierra, más cal y finalmente se cierra la bolsa", explicó Ise, quien consideró que la incineración no es recomendable ante el riesgo de la dispersión de esporas.
En adelante, "se está estudiando si hay alguna conexión de la diseminación de la enfermedad a través de los cursos de agua, porque se han dado casos en una línea de norte a sur que baja por la zona de Arata, Trenel, Castex, Conhello, Ataliva Roca y General Acha", adelantó el profesional.
Oficialmente, el último caso que Senasa había informado había sido el de Arata, en octubre pasado, tras otro caso en Unanue, siempre en el este provincial.
Denuncia obligatoria al Senasa
Finalmente, Ise reflexionó que, teniendo en cuenta que el carbunclo es una zoonosis, "es necesario tomar conciencia como productores y como profesionales veterinarios acerca de la denuncia obligatoria al Senasa, sin temor a un cierre de los establecimientos porque éstos son preventivos: el campo sigue funcionando, siguen trabajando con normalidad", aseguró.
"Hay que entender que no estamos hablando de lo que antes se llamaban 'campos malditos', sino que la enfermedad tiene ciclos y cada tantos años reaparece y que la única forma de bajar el nivel de afectación es realizando la vacunación preventiva que consiste en una dosis al año, a los animales mayores de 6 meses, preferentemente en septiembre", recomendó.
Finalmente, aconsejó que, además de la denuncia al Senasa a través de todas sus vías de comunicación, ante la detección de la enfermedad "se mueva a los cadáveres lo menos posible, que no se los ande arrastrando y diseminando sangre, que no se los abra ni manipule y que no los quemen, para evitar la propagación".