A mediados de febrero pero del año pasado, el por entonces titular de la Secretaría de Agricultura de la Nación, Juan José Bahillo, confirmaba el primer caso de influenza aviar (H5N1) en Argentina, detectado en un ave migratoria silvestre hallada en Jujuy. En ese momento se declaró la emergencia sanitaria y los casos positivos se dispararon en la avicultura local.
Hacia marzo ya había 40 focos en diez provincias, la mayoría en Córdoba, seguida por Buenos Aires y Neuquén.
La circulación del virus afectó a aves de corral de establecimientos industriales, por lo que durante un mes las exportaciones de carne aviar estuvieron suspendidas, y también se vio afectada el área de gallinas ponedoras, por lo que las pérdidas económicas fueron millonarias. Y los sacrificios se dieron de a cientos de miles. Seis meses después el Senasa comunicó a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) que la Argentina ya estaba "libre de la enfermedad".
Influenza aviar
Hoy, el mismo organismo oficial sugiere que, "frente a un nuevo contexto de altas temperaturas que se prolongará por varios días en una amplia zona de nuestro país", es preciso "aumentar las medidas de bioseguridad en las granjas avícolas comerciales, a los fines de reducir el contacto entre las aves silvestres y las domésticas".
"Los establecimientos deberán revisar las mallas antipájaros, aumentar la limpieza de las zonas donde se acumule materia fecal de aves silvestres y reforzar todas las medidas de manejo, higiene y bioseguridad de las granjas avícolas. Asimismo, se recomienda a los tenedores de aves traspatio restringir el acceso de aves silvestres a fuentes de agua y comida en gallineros familiares", indicó el servicio sanitario.
Senasa
Finalmente, Senasa pidió "aumentar los esfuerzos de vigilancia en todo el territorio nacional" y que ante la aparición de aves silvestres muertas o con signología compatible con la enfermedad, notificar inmediatamente al organismo.
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