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Análisis

Influenza aviar: "Está latente el riesgo de que vuelva la enfermedad"

Lo dijo el titular de CEPA, Roberto Domenech. Llamó a los productores a mantener la bioseguridad. ¿Cuánto perdió la avicultura en 2023 por la influenza aviar?

19 de marzo de 2024 - 08:05

Hace un año, la avicultura argentina pasaba por una de sus peores pesadillas con la influenza aviar instalada en distintos puntos del país, pérdidas inestimables y el comercio exterior suspendido.

Pese a la erradicación del virus, el consecuente aval de la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA) y la paulatina recuperación de mercados, tanto el Senasa, como otros organismos del sector instan a los productores a no bajar la guardia en materia de bioseguridad. “Siempre está latente el riesgo de que la enfermedad vuelva”, advirtió Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en un mano a mano exclusivo con MOTIVAR.

Es que “la fauna nativa se contaminó” y puertas adentro de los galpones “hay que seguir cambiando hábitos fundamentales para evitar fallas. No podemos caer en eso de que el que no está en problemas, empieza a aflojar", dijo el dirigente en cuanto a mantener activas las buenas prácticas en los establecimientos.

"Tenemos que insistir en la toma de conciencia y el cambio de rutinas y de hábitos en la producción" "Tenemos que insistir en la toma de conciencia y el cambio de rutinas y de hábitos en la producción"

En ese sentido, apuntó a algo tan simple y básico como cambiar el agua de los animales todos los días. "No hacerlo, aumenta el riesgo de la reaparición del virus”, aseguró. Lo mismo pasa con el ingreso a los galpones y la importancia de mantener medidas en cuanto al cambio de calzado y el buen manejo de la cáscara de arroz que se suele poner debajo de las jaulas.

"Tenemos que insistir en la toma de conciencia y el cambio de rutinas y de hábitos en la producción", reforzó Roberto Domenech en diálogo con MOTIVAR.

El brote de influenza aviar

Fue el 10 de febrero de 2023 cuando se detectó el virus de la influenza aviar en un ave migratoria en Jujuy. Y ya el 14 de ese mes, el Senasa informó oficialmente la llegada de la enfermedad a la Argentina. Para marzo y tras la detección de un caso en un establecimiento en Cipolletti (Río Negro), se cerraba directamente la exportación de carne y de huevos, con grandes pérdidas para el sector avícola argentino.

“Seguimos teniendo la misma preocupación no sólo en Argentina, sino en Europa, en Estados Unidos, en México, en todos lados: la influenza aviar es más difícil de controlar y de manejar en las ponedoras de huevos comerciales, que, en el parrillero..., en el pollo", nos decía el referente. Y agregaba: "La decisión de sacrificio, evidentemente, es más fácil tomarla aún al costo que sea en el pollo, porque es mucho menor".

Las pérdidas

Según el último censo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, en la Argentina hay 3.600 granjas avícolas y un total de 13,5 millones de metros cuadrados de superficie total de ocupación (galpones) en todo el país. En ese marco y para dimensionar la pérdida económica que implicó el brote de influenza aviar, el presidente de CEPA recordó que sólo aquel primer caso en Cipolletti costó 250.000 pollos ni bien se detectó, y 20 días después murieron otros 400.000 en una granja lindera. “Fue así, fulminante”, sentenció.

El dirigente recordó que el Estado asignó un fondo compensatorio de $7.500 millones, de los cuales sólo se utilizaron $ 4.500 millones. “Muchos productores salvaron el capital perdido gracias a esta asistencia, pero lo que no se salvó fue el lucro cesante”, analizó.

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Por aquellos meses, desde el Gobierno solicitaron a CEPA un cálculo de cuánto valía una ponedora en recría según la edad, y lo mismo con los pollos. "Entonces se determinó un diferencial entre un pollo de 1 a 10 días, de 11 a 30 y de 30 a 45. Hubo muy buena disposición desde la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación”, destacó Domenech.

Pese a que se "salvó" cierto capital, la peor parte se la llevaron los dueños de establecimientos de ponedoras comerciales, que tuvieron que esperar cinco meses para tener de nuevo los animales en condiciones de postura. “Mucha de esa gente, pese a que cobró, abandonó la actividad”, comentó nuestro entrevistado.

Luego, hubo un impacto directo en la producción y en el abastecimiento. "La realidad es que se dio un precio en el huevo que ayudó a que aquellos que alcanzaron a reponer animales, limpiaran en tiempo y forma y más o menos acondicionaran las cosas para recuperaran otra buena parte de lo perdido”, repasó.

Mil millones de pollos al año

“En recría contamos con 3,5 millones de animales permanentes y otros 5,7 millones en producción. Eso nos da un total anual de 1.000 millones de pollos. Pero hay 162 millones aproximadamente de pollos en crianza. Por eso, habría que calcular los 21 días de huevos en incubación entre el que está naciendo y el que recién se puso", calculó Domenech.

Y añadió: "Todo eso, este conjunto en plena producción, el año pasado produjo 2,5 millones de toneladas de pollo”, resumió el presidente de CEPA al analizar la actualidad de la avicultura nacional. Y avanzó: "De ese volumen, 183 millones de toneladas se destinaron a la exportación, por lo que 2,3 millones se quedaron en el mercado interno".

Esta cifra, dividida por 46,5 millones de argentinos, da como resultado un consumo de 49,8 kilos por habitante, por año.

Exportaciones

Los coletazos de la influenza aviar aún persisten y son particularmente graves en materia de exportaciones: pese a la declaración de la OMSA de que Argentina está libre de la enfermedad, hay mercados que todavía no nos habilitaron para venderles, como China y Chile. "Esto implica una pérdida del 45% del volumen de exportación: un 30% corresponde al primero -nuestro principal comprador-, y el 15% restante al segundo”, señaló Domenech.

“Para 2023 teníamos proyectado quebrar los U$S 500 millones de facturación a nivel mundial (frente a los U$S 420 millones del año anterior), pero se derrumbó todo por la influenza aviar. Tuvimos un 50% menos de facturación y un 35% menos de toneladas”, graficó el referente.

La buena noticia es que días atrás se rehabilitaron las exportaciones a Reino Unido, se abrió un nuevo mercado en Macedonia del Norte, y se estima que a mediados de año se restablecería el intercambio con China y Chile. “Esperamos tener el volumen necesario para llegar a nuevos países”, auguró el directivo de CEPA.

En ese sentido adelantó que “está muy avanzada la habilitación para exportar a Corea del Sur y Filipinas, que son mercados muy importantes”. A ello, se suman “los más de 20 mercados que se abrieron el año pasado, en su mayoría africanos”, apuntó.

No hay plata

Domenech comentó que después del brote de influenza aviar en Argentina se hicieron muy pocas inversiones en infraestructura en las granjas. En ese sentido, “tenemos un atraso, sobre todo en inversiones a campo (galpones) que data de los últimos seis años”. Y lo atribuyó a la falta de financiación.

“Hace años que no existe el crédito y tomar préstamos al 120% de interés es muy difícil de pagar”. En ese marco, nuestro entrevistado explicó que montar hoy por hoy un establecimiento avícola de última generación demandaría una inversión de entre U$S 215.000 y U$S 220.000.

"Esto es algo imposible de emprender sin financiación. Y mucho menos con una tasa de interés del 120%”, acotó Domenech y se mostró esperanzado en cuanto a que en algún momento se aplique una política de Estado en materia de de carnes. "Desde CEPA, tenemos proyectos y Argentina tiene una capacidad increíble de producción de proteína animal”, resaltó el referente.

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