Después de más de cinco décadas sin registros de fiebre aftosa, las autoridades sanitarias de Hungría confirmaron el pasado viernes un brote de la enfermedad en bovinos de leche de una explotación ganadera de Kisbajc , al norte del país, cerca de las fronteras con Eslovaquia y Austria.
El hallazgo llevó a la Oficina Nacional de Seguridad de la Cadena Alimentaria (Nébih) a activar protocolos sanitarios de emergencia , lo que incluyó el sacrificio inmediato de 1.400 bovinos para contener la propagación del virus. Además, se prohibió el transporte de animales y productos de origen animal en la zona afectada , estableciendo estrictas zonas de protección y observación en los alrededores del foco.
“La fiebre aftosa, altamente contagiosa, ha reaparecido en Hungría tras más de 50 años”, detalló la Nébih en un comunicado, subrayando la rápida diseminación del virus entre bovinos, porcinos, ovinos, caprinos y búfalos.
Si bien la enfermedad rara vez afecta a los humanos , sus consecuencias en el sector ganadero pueden ser devastadoras debido a su alta patogenicidad en los animales y las pérdidas económicas que genera .
La Dirección General Nacional de Veterinaria reforzó la vigilancia en todo el territorio y advirtió a los productores sobre la obligación de informar cualquier sospecha de contagio de inmediato a las autoridades sanitarias.
Desde el gobierno húngaro enfatizaron la importancia de cumplir con las medidas de bioseguridad , recordando que el país cuenta con un stock ganadero significativo:
- Más de 850.000 cabezas de vacuno
- Casi 900.000 ovinos
- Más de 2,5 millones de porcinos
El brote de fiebre aftosa en Hungría vuelve a poner en alerta a Europa y reaviva el debate sobre las estrategias de prevención y control sanitario en la región .