Sin embargo, el proyecto de Resolución nunca fue sancionado y el dato más alarmante es que “sigue vigente el control semestral obligatorio sólo para los establecimientos de más de 100 madres, dejando de lado los más pequeños, que es donde más se da la enfermedad”, alertó el médico veterinario.
En sintonía con Maurino, opinó Enrique Trabattoni, titular de Esperanza Distribuciones, laboratorio de diagnóstico veterinario responsable de la toma de muestras y detección del caso de Aujeszky en Emilia.
“Tenemos un hermoso proyecto de Resolución en manos del Senasa que salió a consulta pública y nunca más se aprobó”, dijo el profesional. “A mí también me gustaría que todas las granjas tengan un veterinario acreditado, no sólo en las de mayores a 100 madres: que todas entren en el programa. Esta granja de Emilia justo tenía más de 150 madres y entró en de los controles: Si hubiera tenido 99, no nos enterábamos. Y ahora nos preguntamos si hay más granjas con Aujeszky en la zona. La verdad, no lo sé”, advirtió el profesional.
Aujezsky - Enrique Trabattoni
Enrique Trabattoni, referente del laboratorio de diagnóstico de Esperanza Distribuciones.
“Me parece que este caso nos tiene que servir para que se ponga en vigencia la Resolución pendiente del Senasa para la categorización de granjas porcinas y tienen que entrar no sólo las mayores a 100 madres, porque el grueso de las hembras porcinas está en granjas chicas”, ratificó Trabattoni.
Proyecto de Resolución
Concretamente, el proyecto trunco que reclaman los profesionales no se basa en reglas a partir de la cantidad de animales, sino que en primer lugar clasifica los establecimientos porcinos de acuerdo con las condiciones de sus instalaciones, bioseguridad, higiene, manejo sanitario y ambiental. Algo que la Resolución 474 no contempla.
También hace referencia al alcance de los establecimientos que críen cerdos para consumo propio o para comercialización, y brinda definiciones sobre los establecimientos comerciales, los de agricultura familiar comercial y los de agricultura familiar de autoconsumo.
Asimismo, contempla a los que se dedican a la genética, centros de extracción y procesamiento de semen porcino, cabañas exclusivas para la cría y comercialización de reproductores, razas puras, entre otras categorías. Y hace una diferenciación entre los sistemas extensivos o al aire libre, y los de confinamiento total y los mixtos.
Este caso debería servir para que entre en vigencia la Resolución pendiente de aprobación por parte del Senasa Este caso debería servir para que entre en vigencia la Resolución pendiente de aprobación por parte del Senasa
El proyecto establece a su vez el ordenamiento territorial en función del distanciamiento entre los establecimientos, también cómo deben ser las condiciones generales de los mismos respecto de la contención de los animales, instalaciones, higiene, bienestar animal, alimentación y almacenamiento de alimento.
También fija las condiciones de bioseguridad, gestión sanitaria y ambiental de los establecimientos porcinos, los trámites que debe cumplir el titular del establecimiento y establece la figura del veterinario acreditado y sus funciones. Finalmente, establece cómo deben ser las inspecciones y las sanciones por infracciones.
El caso de Emilia
Tal y como lo establece la Resolución vigente N° 474, y por tratarse de un establecimiento de más de cien madres, el de Emilia recibía controles semestrales por laboratorio, con el sangrado de 60 madres, de las cuales 56 dieron positivo para Aujeszky a mediados de marzo.
La situación es cuanto menos llamativa, teniendo en cuenta que el control anterior, en septiembre de 2023, había dado negativo, según confirmaron. Y más llamativo aún es que la enfermedad no tenía antecedentes registrados al menos oficialmente en esa zona.
Un dato no tan llamativo, pero sí para tener en cuenta, es que la enfermedad en este caso se dio de forma asintomática, es decir, sin signos reproductivos (restricciones de preñez, fetos momificados), ni respiratorios.
De allí que el Senasa realizó una investigación del complejo caso, para tratar de determinar cómo llegó la enfermedad al lugar, y por qué se propagó tan rápido.
“Se hizo un estudio retrospectivo de los reproductores que ingresaron, de los padrillos y las cachorras, y todos venían de establecimientos que eran libres de Aujeszky. También se siguieron los nexos epidemiológicos, la cuestión geográfica, entre otras medidas”, comentó a MOTIVAR Alberto Martín Molina, coordinador temático de Sanidad Animal del Centro Regional Santa Fe del Senasa.
Pese a ello, “no pudimos llegar a ninguna conclusión. Si bien el productor responsable admitió falencias en lo que respecta a la bioseguridad, no le encontró razón a esta causa”, señaló.
Botón de alerta
El funcionario del Senasa confirmó que el establecimiento en cuestión a mediados de marzo “tenía 165 madres, más todas las cachorras, cuatro padrillos, cachorros, capones y lechones. La detección de Aujeszky se dio en los muestreos que se hacen semestralmente”, en los cuales el veterinario y el laboratorio tienen la obligación de reportar el resultado positivo al botón de alerta que existe en Santa Fe, para que intervenga el Senasa en el lugar.
"Sigue el control obligatorio sólo para granjas de más de 100 madres, dejando de lado los más pequeños, donde también impacta la enfermedad" "Sigue el control obligatorio sólo para granjas de más de 100 madres, dejando de lado los más pequeños, donde también impacta la enfermedad"
Acta de constatación mediante, el organismo citó al productor, “se lo notificó fehacientemente del resultado positivo y se le indicaron los pasos para la contención de los animales, la restricción parcial de los movimientos. Si bien no se le prohibió el ingreso de animales, se lo instruyó a que extremara las medidas de bioseguridad cuando enviara los animales a faena, la limpieza y desinfección de los vehículos, del mismo personal, entre otras medidas sanitarias”, detalló Molina.
Asimismo, “se le solicitó que se hiciera un estudio de prevalencia intrapredio, para ver cuál era la carga de la enfermedad en el establecimiento, la infestación. Si bien en este caso había un resultado parcial que era alto, necesitábamos saber la cantidad o el porcentaje de animales afectados, que luego terminó siendo del 100%”, recordó el profesional.
Sacrificar o planificar
A partir de ese momento, y tal como lo establece la Resolución vigente, el Senasa le dio al productor dos opciones a los fines de erradicar la enfermedad del predio: sacrificar todos los animales, o lo que efectivamente eligió: implementar un plan de vacunación y saneamiento, con la eliminación progresiva de los positivos mediante la faena, con una reposición en un predio aparte.
También en estos casos “se hace hincapié en la debida eliminación de los cadáveres y en la impermeabilidad de los cercos perimetrales, de manera que no ingrese, por ejemplo, un perro o un gato, que pueden contraer la enfermedad y para ellos es fatal (no afecta a los humanos), además de que la pueden llevar a otros lugares”, advirtió Molina.
Si bien el productor admitió falencias en bioseguridad, no le encontró razón a esta causa Si bien el productor admitió falencias en bioseguridad, no le encontró razón a esta causa
De allí que el caso de Emilia “no estará cerrado hasta que todos los animales den negativo y no vamos a perder de vista este foco porque el riesgo de propagación siempre está latente. De todas maneras, no se detectaron otros casos en una zona que no se caracteriza por tener mucha producción porcina”, aseguró el profesional.
Sobre la normativa que marca un modo de actuar u otro, dependiendo de la cantidad de madres que tenga cada establecimiento, Molina dijo que, de todas maneras, “desde el Senasa siempre aconsejamos que se realicen los controles de Aujeszky y Brucelosis a todos los productores, independientemente de la cantidad de madres que tengan”.