Luego de publicar en MOTIVAR de julio una entrevista con el MV Miguel Mejía sobre el recrudecimiento de la sarna en rodeos bovinos de carne y leche en zonas donde la misma parecía erradicada, entrevistamos a los referentes en parasitología, M.V. César Fiel y M.V. Pedro Steffan, docentes de la FCV-Tandil y titulares de F&S Consultores Asociados. Desde Tandil (Buenos Aires), confirmaron una situación que, desde su visión, ha sido progresiva en los últimos 4 a 5 años, motivando consultas de veterinarios de la zona centro del país. “Hablamos de una parasitosis sobre la cual se sabe desde hace décadas que genera pérdidas productivas, que en feedlot, pueden alcanzar los 60 kilos en 90 días si no se controla. Sin perder de vista que, cuando la sarna abarca el 60% de la superficie corporal, los animales corren riesgo de muerte”, aseguraron.
MOTIVAR: ¿Cuál es el análisis de la problemática que plantea hoy la sarna bovina?
El primer problema que tenemos es que hace 40 años que no se genera información específica sobre sarna psoróptica bovina. A principios de los 80´ surgieron las lactonas macrocíclicas y su alta eficacia acaricida parecía haber acabado con el problema. Como consecuencia, la mayoría de los profesionales jóvenes no han visto casos clínicos o vieron pocos. De allí, la importancia del diagnóstico diferencial con otras parasitosis, como los piojos, para no errar en el tratamiento. Por otro lado, la información que contamos sobre aspectos básicos de la biología y epidemiología del parásito tiene más de 30 años y fue originada en sistemas productivos menos intensivos que los actuales. Un dato no menor es que se trata de un parásito obligado y permanente, cumpliendo todo su ciclo sobre el animal y con una muy escasa sobrevivencia en el ambiente. Continuamos padeciendo una parasitosis bíblica que fue eliminada hace más de un siglo en Australia.
¿Y en cuanto al uso específico de los antisárnicos?
Todas las pruebas para registro de las lactonas macrocíclicas –endectocidas- fueron realizadas con formulaciones al 1%. Incluso la regulación actual para registrar un endectocida como antisárnico para bovinos contempla esta situación. La misma, indica que al día 14 luego de aplicarse el producto no deben hallarse ácaros vivos en los animales tratados. Las continuas consultas sobre posibles fallas de las lactonas al 1% establecen dudas sobre su eficacia.
Por otro lado, debido a la biodisponibilidad diferente de las lactonas de alta concentración (3.15%-3.5%), la eficacia total -necesaria para aprobar como antisárnico- se logra después de los 14 días lo que, con la reglamentación actual, atenta contra su aprobación por parte del ente oficial. En nuestra experiencia con pruebas controladas de campo, la eficacia total se logra a las 3 semanas pos-tratamiento. Si los problemas frecuentes sobre fallas de tratamientos para controlar la sarna con formulaciones al 1% persisten, quizás sea necesario revisar los protocolos que se utilizan en el proceso de registro para permitir la utilización de productos de alta concentración.
Mientras tanto, las recomendaciones que no tienen una base probatoria de eficacia (ej. aumentar las dosis 2-3 veces, repetir tratamientos a 1-2 semanas, usar lactonas de alta concentración, sumar piretroides al tratamiento de lactonas, etc, etc.) solo contribuyen a la confusión y desorden general.
¿Cuáles son entonces las recomendaciones?
En primer lugar, confirmar el diagnóstico de sarna psoróptica. La decisión del producto a utilizar es, en muchos casos, diferente si se trata de sarna o piojeras. Los raspados de piel en la periferia de las lesiones y su inspección con lupa, mejorará notablemente la calidad del diagnóstico. Luego, elegir un producto de calidad y registrado para el control de esta parasitosis, efectivizando rápidamente el tratamiento. Las lactonas macrocíclicas, por su efectividad y facilidad de manejo continúan siendo de primera elección.
Es clave no solo ajustar la dosis holgadamente sobre el animal más pesado del lote, si no también, desparasitar todos los animales en el mismo momento. En los casos donde se rearman lotes permanentemente, tener la precaución de no mezclar animales tratados con no tratados en las 2 semanas siguientes al tratamiento. Preferentemente, los tratamientos deben ser realizados por un veterinario, de manera de asegurar la dosificación y aplicación correcta.
¿Y en los tambos?
En este punto, no hay muchas dudas que se irá hacia los baños por aspersión, pero no a los improvisados en las mangas con rociadores manuales, sino sistemas con algún desarrollo -como el que está llevando adelante en Córdoba el colega Nicolás Lickoff-, basado en un túnel de chapa a la salida de la manga con 8 aspersores a presión que aseguran el “mojado” completo de los animales (incluyendo pliegues de axilas y patas) con el acaricida utilizado.
En el caso de los feedlots, se debería pensar seriamente en instalar baños antisárnicos por inmersión y pasar todos los animales al ingreso respetando las indicaciones del acaricida con que se carga el baño.
¿Qué aspectos se deberían mejorar?
El diagnóstico del problema a campo, porque de ello depende la elección de la terapéutica a utilizar. Debería generarse información aggiornada al arsenal terapéutico moderno. Los organismos oficiales y la industria farmacéutica deberían acordar los pasos a seguir. Ordenar el trabajo en la manga, priorizando las “buenas prácticas terapéuticas” por sobre la urgencia en la finalización del trabajo. Aquí, el veterinario tiene un rol relevante, asegurando que el trabajo se realice profesionalmente, en tiempo y forma. El feedlot por su característico hacinamiento y contacto permanente de animales, sin dudas, se convierte en el sistema de mayor riego para la propagación de sarna. Hacia allí, deberían confluir las principales acciones de investigación y fiscalización de las asociaciones profesionales, organismos oficiales e industria farmacéutica, con el objetivo de alcanzar el control de la sarna bajo esas condiciones de producción. Si se logra, será luego más factible y sencillo hacerlo en sistemas más extensivos.