En 2023, el 56% de las muestras de granos presentaron contaminación por dos o más micotoxinas, lo que potencia sus efectos tóxicos en la producción porcina. Las fumonisinas y la zearalenona lideran los riesgos, superando límites críticos. Monitoreo constante y tecnologías innovadoras son fundamentales para descartar las micotoxinas en cerdos, proteger la salud animal y la rentabilidad.
En un informe publicado por el sitio El Productor Porcino, se explica por qué las micotoxinas son una preocupación para los productores de cerdos en Latinoamérica y cómo influye en ello el cambio climático, que es un fenómeno que se ha intensificado en los últimos años.
Cada vez más, los productores agropecuarios se enfrentan al problema de la contaminación por hongos, principalmente del género Fusarium spp., en los cultivos de granos destinados a la alimentación animal. Estos hongos, ante situaciones de estrés como sequías o inundaciones, producen sustancias tóxicas conocidas como micotoxinas, las cuales se acumulan en los granos.
Después de la cosecha, los hongos pueden seguir produciendo y acumulando toxinas en los granos durante periodos prolongados de almacenamiento. Las micotoxinas representan un desafío significativo en la producción porcina debido a su impacto en la salud animal, la productividad y la rentabilidad.
¿Cuáles son las micotoxinas más peligrosas?
Las micotoxinas más relevantes de Fusarium spp. que afectan a los cerdos son:
- Zearalenona (ZEA): La exposición de los cerdos a pequeñas cantidades puede causar trastornos reproductivos, como reducción de la fertilidad.
- Fumonisinas (FUM): provocan problemas respiratorios, disminución de la productividad y trastornos en el hígado.
Monitorear la prevalencia y concentración de micotoxinas en los granos es fundamental, para identificar riesgos y tomar medidas preventivas adecuadas que minimicen la exposición de los animales a estas toxinas perjudiciales.
Tendencias en Latinoamérica
En el año 2023, relevamientos de casi 8000 muestras de granos y alimentos balanceados en varias regiones de Latinoamérica revelaron resultados alarmantes.
- El 90% de las muestras analizadas estaban contaminadas con micotoxinas, con un aumento del 10% respecto al año anterior.
- El 56% contenían dos o más micotoxinas combinadas, cuyos efectos negativos se suman y potencian, incluso en bajas concentraciones.
En la región, la Fumonisina es la más prevalente, presente en el 71% de las muestras, seguida por la Zearalenona en el 58% de las muestras. Ambas superaron los límites recomendados, lo que indica un riesgo elevado para los animales.
¿Y en Argentina?
En Argentina, la Fumonisina fue la micotoxina más prevalente, presente en el 82% de las muestras, con concentraciones promedio de 2095 ppb., lo que supera ampliamente los límites de riesgo recomendados para los cerdos, que son de hasta 100 ppb en las etapas iniciales y de crecimiento, y hasta 500 ppb en las etapas de engorde y reproducción.
Dado que eliminar completamente la contaminación por micotoxinas es prácticamente imposible, es crucial implementar estrategias preventivas de control eficaces en todas las etapas de producción, desde el cultivo hasta el procesamiento final de los alimentos, para reducir su impacto negativo.
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El aumento preocupante de la contaminación por micotoxinas.
El productor porcino
Estrategias para la salud animal
- Monitoreo constante: Realizar análisis regulares para identificar micotoxinas presentes y sus concentraciones.
- Buenas prácticas agrícolas: Minimizar el estrés ambiental en los cultivos.
- Control durante el almacenamiento: Garantizar condiciones óptimas de humedad y temperatura para evitar el desarrollo de hongos.
- Uso de aditivos específicos: Incorporar agentes inactivadores en los alimentos que posean un amplio espectro de acción contra las micotoxinas más prevalentes.
La micotoxicosis es un peligro oculto en la alimentación animal que amenaza la productividad, causando grandes pérdidas económicas. Las Fumonisinas continúan siendo el principal problema de la región de los últimos 5 años.
Esta situación se encuentra agravada por la capacidad de estas micotoxinas de ser metabolizadas durante la temporada de crecimiento de las plantas y adquirir una forma enmascarada u oculta, bajo determinadas condiciones climáticas, añadiendo cantidades adicionales que pueden llegar al 100% de los compuestos originales, potenciando los efectos tóxicos.
La micotoxicosis es un peligro oculto en la alimentación animal que amenaza la productividad, causando grandes pérdidas económicas. Las Fumonisinas continúan siendo el principal problema de la región de los últimos 5 años.
Además, la presencia de casi un 60% de contaminación combinada con Zearalenona y DON, originadas por el mismo hongo Fusarium spp., agrava aún más los problemas asociados con las micotoxinas.
Inactivadores enzimáticos
Para enfrentar este desafío, es imprescindible adoptar estrategias adecuadas. Las herramientas de amplio espectro son prioritarias, ya que la combinación de micotoxinas del hongo Fusarium spp. genera un combo casi imposible de ser eliminado por los secuestrantes, dejando como única opción a las estrategias enzimáticas.
"Los inactivadores enzimáticos poseen enzimas específicamente seleccionadas para abordar los desafíos múltiples de micotoxinas que más afectan a la producción porcina. Estas enzimas actúan en las primeras porciones del tracto digestivo, inactivando las micotoxinas antes de que puedan ser absorbidas en el intestino, reduciendo así su impacto en los cerdos", se señaló en el informe elaborado por la MV Cecilia Rodríguez, de la redacción técnica de Vetanco.
FUENTE: El Productor Porcino