La Dra. Zully Mariana Panissa, miembro del equipo de Veterinaria Roldán en Salto, Uruguay, es la profesional que semanas atrás recibió la mordida de un gato con rabia paresiante, y que tuvo que sortear numerosos obstáculos burocráticos para acceder al debido tratamiento.
En diálogo exclusivo con MOTIVAR, la MV contó que se trató de un felino de unos 5 a 6 meses de vida, cuya tutora lo llevó un sábado con anorexia y algunos signos neurológicos leves. Fue medicado y al día siguiente regresó con los síntomas exacerbados, y “pese a estar recostado, convaleciente, me mordió muy agresivamente el dedo índice. A los quince minutos, el animal murió”, recordó la profesional.
“Ahí ya no tuve sospechas: el diagnóstico se orientaba a la rabia”, dijo a MOTIVAR, y se puso en campaña para enviar muestras a la Dirección de Laboratorios Veterinarios (DILAVE), que a la semana confirmó la enfermedad a través de un análisis de PCR.
Periplo
Lo que siguió fueron horas de miedo y angustia para esta veterinaria, ya que “estuve 100% expuesta al virus. Me fui a vacunar, aclaré que soy veterinaria, pero no me querían tratar, pretendían esperar a que llegaran los resultados del PCR. No debería ser así”, comentó.
“Por esa desidia, porque no creían en mi diagnóstico presuntivo, perdí la oportunidad de darme inmunoglobulina a nivel local de la lesión, que es una técnica que se usa hoy en día para evitar la propagación del virus”, lamentó la veterinaria.
Gracias a contactos personales y gestiones burocráticas, “recién al segundo día después de la mordedura pude recibir la primera dosis del tratamiento”, contó Panissa, quien ya completó las 4 aplicaciones obligatorias post mordedura y espera tener eco en su pedido de un análisis para determinar si generó anticuerpos, o si debe recibir una quinta dosis.
Llamado de atención
Al momento de presentarse este caso, “los veterinarios de libre ejercicio no tenían en claro cómo es la actuación ante la sospecha de un caso de rabia. Esto fue un tirón de orejas para todos: hay que concientizar sobre la enfermedad a la población, que vacunen a sus animales, porque es grave y es mortal. El virus de la rabia está circulando desde hace tiempo y en este caso hizo un salto inter-especie”, advirtió.
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“A nivel poblacional la concientización debe pasar también por la tenencia responsable, planes sanitarios, castraciones. A nivel gubernamental debe existir una protección hacia los veterinarios. La parte médica (de humanos) ignora las enfermedades zoonóticas y nosotros como profesionales tenemos que trabajar para cortar la propagación del ciclo del virus. Debemos trabajar todos en forma conjunta”, consideró Panissa.
Zoonosis
“Los veterinarios estamos desprotegidos de las enfermedades zoonóticas. Hace más de 40 años que no existía la rabia en el país y ya sabíamos que había colonias de murciélagos infectados con el virus. Se produjo el salto inter-especie. Ahora hay que evitar que el humano sea la próxima víctima”, concluyó.