Desde sus años de formación en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), la médica veterinaria Mariné Rabainera supo que su camino en la veterinaria estaría ligado al tambo y, más específicamente, a los terneros.
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SUSCRIBITELa MV Mariné Rabainera creó la empresa “Guachera”, para mejorar el bienestar de los terneros y la crianza en tambos desde su propia visión.
Desde sus años de formación en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), la médica veterinaria Mariné Rabainera supo que su camino en la veterinaria estaría ligado al tambo y, más específicamente, a los terneros.
Su pasión por la crianza artificial de terneros no nació por casualidad: fue un proceso de aprendizaje, observación y, sobre todo, conciencia sobre las falencias estructurales que muchas veces condenan el futuro productivo de los establecimientos lecheros.
“La guachera es, en muchos casos, el sector más relegado dentro del tambo. No se le da la prioridad que debería tener porque el impacto de los errores no es inmediato”, explica. Y es justamente este descuido el que la impulsó a crear Guacheras, su propio emprendimiento de asesoramiento y capacitación, con un objetivo claro: cambiar la manera en la que se manejan los terneros para mejorar la rentabilidad y la sostenibilidad del sistema productivo.
Hoy, con 30 años y una agenda de trabajo que la lleva a recorrer tambos en diferentes provincias, Mariné es una voz referente en la materia. Pero su enfoque no es complaciente ni condescendiente: su compromiso es con los terneros y con el futuro del tambo, no con quienes buscan soluciones rápidas sin cambiar nada en su sistema.
La crianza artificial de terneros sigue siendo el punto ciego de muchos tambos. Se invierte en genética, en calidad de leche y en infraestructura de orden, pero la guachera sigue funcionando bajo prácticas obsoletas y con escasos recursos.
“Cuando llego a un establecimiento, en un importante porcentaje de los casos el problema principal no es la falta de productos, sino la falta de organización, protocolos y compromiso con el manejo de los terneros”, afirma Rabainera.
La falta de un manejo estratégico en la guachera genera preocupantes tasas de mortalidad. “Esto es grave porque no solo impacta en las pérdidas de animales, sino que compromete la reposición futura de vacas en orden”, señala.
Uno de los factores más determinantes es el manejo del calostrado. “Si un ternero no recibe calostro de buena calidad en las primeras horas de vida, su futuro productivo ya está condicionado”, explica. Sin embargo, la medición de calostro sigue sin estar estandarizada en muchos tambos, y la administración se realiza sin criterio definido.
Otro problema recurrente es la higiene en los insumos. “Veo chupetes sucios, baldes contaminados y terneros alojados en espacios con exceso de humedad. Esto no es un problema de costos, sino de compromiso y formación”, advierte.
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta Mariné en su trabajo es la resistencia al cambio. “Cuando les digo a los productores que pueden reducir la mortalidad en guacheras con cambios simples, muchos se sorprenden. Pero otra cosa es que estén dispuestos a hacerlo”, enfatiza.
Existen productores que ven la asesoría como un trámite necesario para cumplir con requisitos comerciales, pero no están realmente comprometidos con mejorar su sistema. “Si me llaman solo para decir que tienen un asesor y no aplican las recomendaciones, no tiene sentido que siga en ese tambo”, sentencia.
Para lograr cambios sostenibles, el productor debe entender que la crianza es una inversión y no un costo. “El ternero que hoy no recibe un buen manejo, en dos años será una vaca menos en ordeñe. Y eso es dinero perdido”, explica.
La capacitación del personal es uno de los pilares del trabajo de Guacheras. “Si la gente que maneja la guachera no sabe por qué hace las cosas, difícilmente las haga bien”, afirma Rabainera.
Es común encontrar trabajadores que han aprendido por repetición, sin formación técnica específica. “No es que hagan las cosas mal a propósito, sino que nunca se les explicó la importancia de cada procedimiento”, sostiene.
Para corregir esto, Mariné implementa capacitaciones continuas, enfocadas en: Manejo de calostro y alimentación inicial; Condiciones ambientales y alojamiento del ternero; Detección temprana de enfermedades e higiene en los insumos y en la rutina de alimentación.
“Si el personal está bien capacitado, las mejoras en la sanidad de los terneros son inmediatas”, destaca.
Una parte fundamental de la asesoría que brinda Rabainera es el análisis de datos. “Si no medimos lo que pasa en la guachera, es imposible mejorarla”, señala.
Para ello, Guacheras implementa herramientas de recolección de información que permiten evaluar indicadores clave como: Tasa de mortalidad y morbilidad; Ganancia de peso semanal; Consumo de alimento y calidad del calostro y Condiciones ambientales de los terneros.
Con estos datos, se pueden tomar decisiones fundamentadas y hacer ajustes en tiempo real.
En los tambos en los que trabaja Guacheras la reducción de la mortandad se nota en pocos meses, y sólo con cambios en la rutina de manejo. “La clave es ordenar los protocolos de alimentación y sanidad, capacitar al personal y monitorear los datos mes a mes”, explica Rabainera.
Otro problema recurrente son las diarreas neonatales. Para la profesional, la solución pasa por usar más antibióticos, sino revisar el ambiente de los terneros: la humedad y la temperatura eran inadecuadas.
“Cuando ajustamos la temperatura y mejoramos la calidad del calostro, las diarreas bajaron en un considerablemente”, destaca.
Mariné es categórica: un tambo eficiente es un tambo que respeta el bienestar animal. “La salud y el confort del ternero no son un lujo, sino una necesidad para que el negocio sea rentable”, enfatiza.
Un ternero criado en malas condiciones no solo tiene más riesgo de morir, sino que su potencial productivo como futura vaca lechera se ve afectado. “Cada día que un ternero no crece adecuadamente es un día de retraso en su desarrollo”, explica.
Por eso, insiste en que la crianza artificial no es un eslabón secundario, sino la base de la producción lechera.
Para Mariné Rabainera, la clave para mejorar la lechería argentina pasa por darle a la guachera el lugar que se merece. Si no se prioriza la crianza de terneros, el sistema seguirá perdiendo eficiencia y rentabilidad. “El mensaje es claro: lo que se haga hoy en la guachera define el futuro del tambo”, concluye. Y para ella, no hay excusas para seguir haciendo las cosas mal.
Con la certeza de que la crianza de terneros necesita un cambio de paradigma, Mariné apostó a la difusión de su trabajo a través de redes sociales, en especial Instagram (@guacheras.arg), donde comparte información técnica, experiencias en los tambos y casos de éxito. “Me di cuenta de que muchas personas tienen interés en mejorar la guachera, pero les falta información accesible. A través de redes sociales puedo llegar a más productores y técnicos, generar conciencia y compartir herramientas prácticas”, explica.
El crecimiento de Guacheras no fue solo digital. Su hermana, Estela, se sumó al equipo para organizar la carga de datos y el análisis de información, permitiendo que cada tambo pueda visualizar en números concretos el impacto de los cambios implementados. “El análisis de datos es clave. No se trata solo de hacer recomendaciones, sino de medir resultados y corregir lo que sea necesario ”, afirma.
La combinación de asesoría en el campo, educación online y gestión de datos ha convertido a Guacheras en una referencia para quienes buscan transformar la crianza artificial de terneros en un eslabón eficiente dentro del tambo.