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SUSCRIBITERosa Saturno, la veterinaria cordobesa brutalmente golpeada en la cabeza por una clienta con una tenaza, habló con MOTIVAR. Teme que su caso siga caratulado como "lesiones leves".
La MV Rosa Saturno recibió un salvaje golpe en la cabeza en la puerta de su veterinaria.
¿Es normal que una tutora que tiene una diferencia con una veterinaria por una prescripción para sus conejos, vaya a discutir al local con una tenaza dentro de la cartera? ¿Esto no sugiere una premeditación para cometer una agresión física?
Esto mismo se pregunta la MV Rosa Saturno, la profesional cordobesa brutalmente golpeada en la cabeza en la puerta de su negocio, quien teme que la Justicia mantenga la carátula actual de su caso como "lesiones leves agravadas", y que haga caso omiso al pedido del querellante, el abogado del Colegio de Veterinarios de Córdoba, quien pidió que la misma se agrave a "intento de homicidio".
El brutal ataque sufrido por la MV Rosa Saturno (MP 2398) en su Veterinaria Tucán del Barrio San Pablo, Córdoba, ha sacudido una vez más la conciencia del sector veterinario que, según sus estadísticas internas, se desangra lentamente bajo la presión y el maltrato.
Este caso no solo puso en agenda el creciente número de agresiones contra quienes ejercen esta actividad esencial, sino que expuso crudamente una realidad: la violencia que sufren los profesionales veterinarios, sea física, verbal o psicológica, es tan grave que contribuye a que el rubro sea tercero en la lista de en el ranking de suicidios.
Rosa Saturno, especialista en la atención de felinos y de animales exóticos, se convirtió en el rostro de este flagelo, reconociendo que este tipo de agresiones es "más frecuente de lo que uno piensa y lleva a los profesionales a vivir en el psicólogo".
El martes 4 de noviembre, la violencia estalló con una intensidad inaudita. El conflicto se originó días antes, cuando una clienta compró un multivitamínico de venta libre para sus conejos, sin que los animales fueran evaluados clínicamente. La clienta regresó, alegando que el producto había afectado a las crías y exigiendo atención gratuita y la devolución del dinero.
Frente a la negativa justificada de Rosa, la clienta volvió horas después acompañada de su hija. Mientras la veterinaria intentaba explicarles la situación, la joven extrajo el arma de su bolso: "Sacó una tenaza metálica de su cartera y me golpeó con violencia en la cabeza", contó Rosa en una entrevista exclusiva a MOTIVAR.
Por el golpe debió recibir suturas y someterse a una tomografía. Afortunadamente no tuvo consecuencias de gravedad, más allá de la contusión y del corte en el cuero cabelludo.
Para la profesional, el ataque fue premeditado. "Ya venían insistiendo y reclamando por teléfono en los días previos. Hasta que se aparecieron directamente en la veterinaria, con los conejitos muertos de una coneja que había parido y que pueden haber muerto por cualquier motivo, pero no por darle un complejo vitamínico a la madre. Además... ¿Quién anda con una tenaza en la cartera?", planteó.
"Lo más indignante es que, a pesar de que la policía llegó al lugar y que clientes de la veterinaria persiguieron a las agresoras, pero ellas se retiraron caminando como si nada y no fueron detenidas en ningún momento. O sea: la mujer más joven me pegó con una tenaza, me abrió la cabeza, se tomaron un taxi y se fueron a tomar mate a su casa", expresó la profesional, frustrada e indignada.
El perfil de las agresoras es, cuanto menos, perturbador. Según relató Rosa, se trata de personas que mantienen un criadero con "muchísimos conejos" en un "departamento mini" de un monoblock en condiciones probablemente inadecuadas. "Los crían en esas condiciones, y los venden". De allí que las mujeres pretendían que la profesional respondiera económicamente por los conejitos muertos.
"Todo eso yo no lo sabía porque eran clientas recientes", aclaró la profesional. Pero tras conocerse el ataque, múltiples colegas y allegados la contactaron, para comentarle esta situación de hacinamiento en que las agresoras crían conejos, y que además tendrían antecedentes delictivos vinculados precisamente a violencia, entre otros.
Rosa apenas puede asimilar estos detalles y confiesa que, pese a tener contención psicológica, siente miedo de volver a ser agredida, de ser acosada y como se dijo al principio, que se minimice el caso en la Justicia y quede prácticamente impune.
A nivel judicial, el caso se desenvuelve en el fuero penal. La querella, es decir, la parte acusadora que representa a Rosa, está conformada por el abogado del Colegio Médico Veterinario de Córdoba (CMVPC). Aunque la carátula inicial era "lesiones leves", ésta fue modificada luego a "lesiones leves con alevosía", debido a que Rosa fue atacada sin esperarlo, en un estado de total indefensión.
Rosa teme que la lentitud del proceso, dada la falta de detención policial inicial de las agresoras, debilite el caso. La veterinaria señala la frustración de que el hecho, que pudo ser fatal, se catalogue tan livianamente.
Sin embargo, el equipo legal del Colegio ha presentado un pedido para que se cambie la carátula a "intento de homicidio", dada la zona vital del golpe. Por su parte, la Fiscalía interviniente solicitó los videos que muestran claramente el ataque, tanto desde dentro como desde afuera de la veterinaria, lo cual, esperan desde la querella, acredite que "fue un intento de homicidio premeditado. Me quisieron matar y gracias a que alcancé a correrme unos centímetros, la saqué barata", expresó la profesional.
Mientras tanto, Rosa se va reintegrando gradualmente a sus tareas en la veterinaria, priorizando cirugías y atención de perros y gatos. "No estoy atendiendo especies exóticas, no por ahora. Voy un rato al consultorio y luego vuelvo a mi casa. Voy haciendo lo que puedo, de a poco", dijo.
En cuanto a su salud, señaló que se encuentra bien, que sólo recibió puntos de sutura y que los estudios de alta complejidad que le realizaron no arrojaron anomalías. Por otra parte, comentó que si bien ya recibía atención psicológica previo al ataque, hoy más que nunca se vale de esta herramienta para sobrellevar el trauma del ataque.
Sin una herida sangrante, sin dolor. Ella es Rosa Saturno, una mujer gentil y cálida, que ama su profesión.
Si bien "el daño emocional y psicológico no se me va a ir más", Rosa ha encontrado refugio en una oleada de solidaridad, arrancando por el Colegio de Veterinarios de Córdoba, que activó inmediatamente su protocolo de asistencia y que actúa como querellante particular para llevar el caso "hasta las últimas consecuencias", tal como expresó su presidenta, Natalia Elstner.
Rosa expresó su inmensa gratitud por este apoyo y por "el montón de amor de colegas, proveedores y tutores de mis pacientes, que me ayuda para salir a flote", valoró. "Me han llamado de un montón de lugares de todo el país, se lanzaron campañas de #BastaDeViolencia como la de Entre Ríos (ver abajo) que cuando la vi, me emocioné hasta las lágrimas", agregó.
Finalmente, "quiero lanzar un llamado desesperado a la sociedad: exigimos más respeto, basta de violencia. Somos personas, seres humanos que elegimos esta profesión porque la amamos, jamás haríamos algo a propósito para dañar a un animal", concluyó la profesional.
