Si bien los pronósticos meteorológicos tienen distintos grados de probabilidad, todo indica que -tal como se viene anunciando hace meses-, en septiembre El Niño daría paso a La Niña, con menos lluvias, cada vez más aisladas y de menor caudal, aunque el clima depararía algunas heladas por padecer en el próximo trimestre.
Es cierto que en otoño suele ser normal la entrada de masas de aire frío pero este año, a diferencia del año pasado, el descenso de las temperaturas fue marcado y poco común para mayo. En esta misma línea, los pronósticos climáticos anticipan que el final del otoño e inicios del invierno podría ser más frío que los que suele ocurrir, en especial, en el este de Buenos Aires y Entre Ríos.
Frente a este escenario, especialistas del INTA analizaron los pronósticos y anticipan el impacto que podría tener en las plagas y enfermedades.
Frío vs plagas
Según el director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del Instituto, Pablo Mércuri, “durante los últimos 20 años han prevalecido inviernos más benignos que lo normal (temperaturas medias invernales por encima de los valores históricos, si se consideran las series de años 1960-2000), lo que ha contribuido a que muchos insectos vectores, plagas y patógenos de áreas tropicales y subtropicales amplíen hacia el sur sus áreas de incidencia, alcanzando latitudes de zonas templadas”.
Ante la perspectiva de un invierno normal y la ocurrencia de heladas con distribución territorial temprana y acorde a la climatología esperada para esta estación del año, “es una condición promisoria que podría limitar la expansión de malezas y diferentes plagas, que han logrado prevalecer los últimos años, como podría ser el caso de la chicharrita”, el Dalbulus maidis (vector de los fitopatógenos causantes del achaparramiento del maíz).
Heladas
“El pronóstico climático trimestral elaborado desde el SMN indica que, para el área central del país, Patagonia y norte argentino, existen mayores chances de transitar un trimestre en condiciones térmicas normales para la época, excluyendo el este de Buenos Aires y Entre Ríos donde prevalecerían las condiciones medias más frías”, señaló Natalia Gattinoni, especialista del Instituto de Clima y Agua del INTA.
Además, destacó que “los pronósticos de temperaturas mínimas extremas están indicando una mayor frecuencia de temperaturas bajas, especialmente sobre el centro y sur del país”, agregó la meteoróloga.
En agronomía, el concepto de helada agrometeorológica corresponde al descenso de la temperatura del aire por debajo de los 3°C registrados a 1.5 metros en abrigo meteorológico. Este umbral está asociado a valores de temperatura cercanos o inferiores a los 0°C a nivel del suelo, que darán las condiciones para la ocurrencia de heladas.
La transición
“Estamos en una transición oceánica que ya está en valores neutrales. El Océano Pacífico ya está desacoplándose de la circulación del Niño para hacer una circulación normal, con vientos alisios (de este a oeste) y una regularización de la circulación atmosférica. De allí que es probable que ocurra un evento Niña”, dijo Mércuri, en el marco del último Congreso de Maizar, en CABA.
Sobre las características del fenómeno, que se espera después de agosto, el profesional explicó que “hay un incremento de los días consecutivos entre lluvias, algo muy distinto a lo que nos ocurría ahora, que estábamos corriendo a cosechar antes de que venga el próximo evento de precipitación”.
A su vez “hay mayor siniestralidad en cuanto al granizo, pero en eventos de mucho menos intensidad, con piedras de menor tamaño”. También “ocurren olas de calor de menor humedad atmosférica que durante el Niño”.
Este dato es no menor, teniendo en cuenta que genera con mayores tasas de evapotranspiración. “Y hay menor probabilidad y riesgo de anegamientos”, refirió Mércuri, y recomendó a los productores hacer una buena gestión del agua, teniendo en cuenta que su disponibilidad es “tremendamente variable entre un año y otro”.