La Asociación Argentina Criadores de Hereford (AACH) junto a los criadores de la raza pusieron en marcha la Prueba de Eficiencia de Conversión (RFI), que se lleva a cabo en las instalaciones de la Estación Experimental Agropecuaria Cesáreo Naredo del INTA (Casbas, Buenos Aires).
"El estudio y análisis de temas que hagan al mejoramiento de la raza, constituyen una labor primordial siempre presente, tendiente a una mejora constante y sostenida de la producción", señaló Emilio Ortiz, referente de la centenaria Asociación, quien agradeció a los criadores que sumaron sus reproductores a la prueba, y a los técnicos de INTA intervinientes.
Alimentación
En un informe técnico publicado por la Asociación de Criadores de Hereford y elaborado por la Dra. María Calafé, asesora del Programa de Evolución Genética de esta raza, se asegura que la alimentación en ganadería representa más del 50% de los costos en los sistemas de producción. Dada su importancia en los resultados económicos, toda mejora en la eficiencia de la conversión del alimento a producto animal conlleva beneficios significativos para la rentabilidad de la producción de carne, asegurando así la sostenibilidad productiva.
La forma tradicional de medir la eficiencia de conversión alimenticia es considerando el incremento de peso del animal en relación con la cantidad de alimento consumido. "Sin embargo, esta metodología presenta una limitación significativa al ofrecer una visión general del consumo de alimento sin distinguir entre las necesidades individuales de crecimiento y mantenimiento de cada animal", señala el documento.
Como resultado, al seleccionar animales con altos índices de eficiencia de conversión, es probable obtener individuos con tasas de crecimiento aceleradas, lo que conlleva a mayores demandas de mantenimiento y un incremento en el tamaño corporal del animal. De esta manera, las decisiones de selección basadas exclusivamente en este tipo de medición pueden comprometer la eficiencia a largo plazo del sistema de producción ganadera.
¿Qué es el Consumo Residual de Alimentos (RFI)?
El RFI (por sus siglas en inglés Residual Feed Intake) es una forma más precisa de evaluar la eficiencia de conversión y se refiere al consumo del animal en relación a lo requerido para su mantenimiento y crecimiento, por lo tanto, es un atributo que lo caracteriza durante toda su vida, independientemente del sistema de alimentación.
Este índice calcula la diferencia entre el consumo observado (medido) y el estimado según lo requerido por el animal para su mantenimiento y crecimiento. Los individuos que arrojan valores negativos de RFI consumen menos cantidad de alimento de lo esperado para producir el mismo aumento de peso que los animales con RFI positivos.
Esta característica posee una heredabilidad significativa (0.28 a 0.58), lo que implica que la selección de reproductores con bajo RFI puede conducir a mejoras significativas en la eficiencia alimentaria de su progenie, independientemente de la ganancia diaria de peso y del tamaño metabólico (por estar incluido en sus cálculos). Así, la selección de reproductores basada en este carácter tendrá un gran impacto en la eficiencia alimentaria de su descendencia, sin comprometer el rendimiento productivo ni el tamaño del rodeo, en contraste con el enfoque tradicional.
Beneficios de evaluar RFI
Los beneficios de evaluar el RFI en bovinos para carne son diversos y van más allá de la mera eficiencia en el consumo de alimento.
Uno de los aspectos más destacados es el impacto económico positivo que puede tener en la operación ganadera. Al seleccionar reproductores con bajo RFI, los productores pueden reducir los costos de alimentación, ya que sus descendientes requerirán menos alimento para alcanzar el peso de mercado. A esto se le suma la capacidad de aumentar la carga en los mismos establecimientos, resultando en beneficios económicos de alto valor.
Sumado a los beneficios económicos, la evaluación del RFI también puede contribuir a la sostenibilidad ambiental de la industria ganadera. Si bien se necesita mayor cantidad de datos, los resultados obtenidos a partir de pruebas combinadas de RFI y medición de gases de efecto invernadero, especialmente el metano, demuestran que aquellos animales más eficientes, emiten menor cantidad de gases de efecto invernadero, contribuyendo de esta manera al actual desafío de mitigación de estos gases al que se enfrenta la producción ganadera.
¿Cómo se mide?
El RFI se mide por medio de pruebas en las cuales los animales son puestos en corrales con “comederos inteligentes”, que tienen la capacidad de registrar el consumo individual de cada animal en forma diaria y durante todo el período de la prueba. Es importante destacar que en este tipo de pruebas todos los animales están sujetos a las mismas condiciones ambientales y de manejo y así garantizar que las diferencias observadas son propias de cada individuo sin influencias externas.
Luego de realizar un monitoreo durante por lo menos 60 días de medición efectiva, con la información obtenida más el peso de los animales al iniciar la prueba y el aumento de peso durante ese período, se logra conocer el promedio diario de consumo de materia seca en forma individual. En esa instancia, se contrasta lo estimado de consumo (en función del peso y etapa productiva o de crecimiento) con lo que efectivamente consumió. Esa diferencia entre el consumo estimado o esperado y el consumo efectivamente ocurrido es el RFI.
Los animales con menor RFI son considerados más eficientes comparados con sus pares dentro de una prueba. Un valor de RFI negativo indica que ese individuo consumió menos de lo esperado para su nivel productivo, y por lo tanto es más eficiente transformando los nutrientes en producto. En otras palabras, se puede decir que un animal con bajo RFI come menos de lo esperado para producir lo mismo, es decir que es más eficiente independientemente de su ritmo de aumento de peso.
Pruebas de este tipo, arrojan diferencias de RFI entre 25 y 30%, entre los animales más eficientes comparados con los menos eficientes. Esto traducido en cantidad de alimento necesario para producir kilos de carne en una recría o engorde, implica un ahorro muy importante tanto de recursos nutricionales como económicos. De ahí la importancia de esta medición que tiene un impacto importante en una variable de alto valor económico que es la alimentación.
Dado que la medición de esta característica es compleja de medir en grandes cantidades de animales por la necesidad de instalaciones específicas, es fundamental acoplarla al uso de la genómica y de esta manera obtener la información necesaria para generar la población de referencia de la raza Hereford. A medida que se obtenga la suficiente cantidad de datos de RFI sumados al análisis de ADN, se podrán generar las DEP para ésta característica y sumarlas a la evaluación genética de la raza.
Estas DEP enriquecidas por genómica permitirán hacer estimaciones más tempranas y precisas de los candidatos a selección por RFI, aún antes de disponer de información de su desempeño individual o de la progenie y también alcanzará a aquellos animales que aún sin haber sido testeados, estén conectados genéticamente con sus parientes que han pasado por este tipo de pruebas.
"En un mundo donde la eficiencia y la sostenibilidad son cada vez más importantes, el RFI emerge como una herramienta clave en la búsqueda de una ganadería más rentable y con una visión integral de la producción animal", concluye el informe de la Asociación de Criadores de Hereford.