La empresa Bosque Andino SA, ubicada en Junín de los Andes, provincia de Neuquén, desarrolla un planteo silvopastoril que integra forestación, ganadería bovina y cría de guanacos. Con énfasis en la sostenibilidad, implementa prácticas como la rotación de potreros, ampliación de canales de riego y caravanas electrónicas para optimizar la producción y conservar los recursos naturales.
Bertil Hoepke, administrador de la empresa que pertenece al grupo CREA Lanín (región Patagonia), explica que el proyecto comenzó en 1998 en la estancia Los Peucos, que abarca una superficie de 10.900 hectáreas, y se extendió hasta ocupar un total de ocho campos. Inicialmente, se planteó forestar 1000 hectáreas con pinos. Sin embargo, la crisis económica de 2001 obligó a reducir esa meta, aunque con el tiempo el ritmo de plantación se recuperó.
Alternativa ante la crisis
La introducción de la ganadería llegó como una alternativa para generar una fuente adicional de ingresos y disminuir el riesgo de incendios, debido a que por entonces el campo acumulaba una gran cantidad de pastos secos. “Decidimos buscar una actividad ganadera que aprovechara esos pastos. Así comenzamos con los guanacos. Llegamos a criar un máximo de 400 animales y luego nos estabilizamos en 350”, informó Bertil.
Con el tiempo, se observó que los guanacos, al igual que las ovejas, no consumían de manera uniforme el pasto, lo que llevó a considerar la incorporación de ganado bovino. “Hoy contamos con 500 vacas madre Hereford, y en el pico llegamos a tener 1400 cabezas en el campo”, detalló.
El establecimiento adoptó un esquema silvopastoril, integrando la forestación y la ganadería. “Al replantar las zonas quemadas, optamos por espaciar más los árboles, lo que nos permitió adaptar nuestro manejo. Realizamos podas para producir madera sin nudos, que tiene mayor valor, y también para facilitar el acceso de luz al suelo, promoviendo el crecimiento de pastos bajo los pinos”, señaló. Este enfoque permite combinar la producción de guanacos y vacunos, optimizando el uso del espacio.
La forestación se planifica para aprovechar las lluvias invernales, características de la región. “Plantamos los árboles en invierno cuando tenemos precipitaciones”, explicó.
Según el diámetro y la densidad de los árboles, se realiza una primera poda a los diez años, seguida de una segunda poda a los cinco años subsiguientes. En total, se contemplan tres podas para alcanzar los seis metros de altura con troncos libres de nudos. Sin embargo, aclaró que “estas son reglas generales que se adaptan a cada lugar, según la calidad del sitio y otras variables”.
Unico criadero de guanacos en Neuquén
Es el único criadero de guanacos en Neuquén y, según Hoepke, probablemente uno de los más grandes del país en cantidad de cabezas. Hoy cuentan con unos 350 animales. La cría comenzó con la adquisición de animales en Los Menucos, Río Negro.
Los guanacos se alimentan de pastos naturales y aprovechan los cursos de agua disponibles. Para mejorar la distribución de agua en los pastizales, se implementaron canales de riego con un diseño tipo espina de pescado, lo que permite que el agua se filtre de manera natural y mejore la calidad del pasto sin remover el suelo. Esto es crucial en la región, donde los veranos son muy secos y las lluvias prácticamente no existen entre octubre y abril. Este sistema también ayuda a proteger el suelo arenoso y propenso a la erosión.
La comercialización
El empresario también subrayó los desafíos asociados a la comercialización de los productos derivados del guanaco. “Cuando comenzamos en 2003, no se autorizaba la faena de guanacos, ya que es una especie nativa. Sin embargo, es fundamental contar con una salida para los animales que ya no producen, como ocurre con cualquier otra actividad ganadera”, comentó. La falta de regulación adecuada generó problemas de sobrepoblación de animales y sobrepastoreo en regiones como Santa Cruz.
“Hemos trabajado con investigadores del CONICET y universidades extranjeras, quienes confirmaron que el guanaco puede generar erosión si se sobrecarga el campo”, añadió.
Plan nacional de manejo
El 30 de septiembre de 2024 el gobierno nacional, a través de la Disposición 812/2024 de la Subsecretaría de Ambiente, habilitó a las provincias patagónicas para que establezcan planes de manejo del guanaco, incluyendo su aprovechamiento como actividad ganadera en cautiverio para comercializar tanto la fibra como la carne del animal. Los nuevos criterios están estipulados en el documento “Directrices para el uso sostenible del guanaco”.
En cuanto a la comercialización de fibras, Bertil señaló que el mercado también presenta desafíos. “La lana de guanaco es un excelente producto, pero está subvalorada en comparación con la de vicuña, que es muy similar. Este año vendimos lana a una hilandería en Catamarca y tiene un gran potencial”, aseguró.
Lana y ganadería
Hoy la mayor participación en la empresa está dada por el negocio ganadero porque la forestación todavía no está madura para su explotación. Con los guanacos, hacia adelante existen posibilidades de crecer, pero por ahora no es posible comercializar la carne. “Tenemos la cantidad de animales para empezar y en algún momento le daremos prioridad. Por ahora, la idea es vender nuestro stock de lana, que es considerable”, apuntó.
Porcentajes de preñez
El servicio se realiza entre noviembre y febrero, y cuentan un porcentaje de preñez de entre 93% y 94%. La carga vacuna varía según la ubicación del campo, teniendo en cuenta que las mayores precipitaciones se registran en la zona de cordillera, en comparación con la estepa; en promedio oscila entre 5 y 9 hectáreas por vaca.
El manejo de los animales se realiza en cuadros de 400 a 500 hectáreas, con boyeros eléctricos. “Durante el invierno los mantenemos en las zonas bajas, donde las condiciones climáticas son más benignas. En verano los llevamos a cuadros más altos, una vez que la nieve se retira”, señaló.
Los animales son recriados en potreros ubicados en zonas bajas para protegerse de las nevadas. “Realizamos suplementación a campo con comederos de autoconsumo, una práctica que implementamos hace algunos años y que ha dado excelentes resultados", explicó. Durante ese proceso, los animales alcanzan un peso promedio de 170 a 180 kilos.
Suplementación a campo
En primavera, los animales son trasladados a otro campo en Aluminé, donde continúan el proceso de suplementación a campo hasta alcanzar su peso final. “Salen del campo con 230 a 240 kilos y los llevamos a terminación para faena con 400 kilos”, detalló.
Para mejorar la eficiencia del manejo, recientemente incorporaron caravanas electrónicas, lo que les permite realizar mediciones precisas de la ganancia diaria de peso. Además, trabajan en la expansión de canales de riego y consideran implementar más tecnologías silvopastoriles para optimizar el uso de los recursos.
FUENTE: CREA