La ganadería basada en búfalos ha experimentado un crecimiento firme y silencioso en Argentina, estando presentes en 20 provincias. Una reciente Jornada Bubalina en Córdoba difundió los avances científicos y productivos, posicionando al búfalo como una alternativa estratégica de alto potencial, apta para producir carne de alta proteína destinada a mercados exigentes.
El encuentro se desarrolló bajo el lema “Desafiando el paradigma ganadero. El búfalo: proteína con propósito, eficiencia y sustentabilidad”, reuniendo a un nutrido grupo de estudiantes, productores y técnicos abiertos a nuevas experiencias. La rusticidad del búfalo y su adaptación a ambientes adversos, como zonas de bañados y esteros, lo convierten en una opción estratégica, aunque necesita refrescarse.
Desde la perspectiva productiva y veterinaria, la cría y recría de búfalos es de bajo costo, y la invernada es rápida y eficiente. Los indicadores productivos son robustos, enfocados en la nutrición, la sanidad, la genética y el manejo. La longevidad de los animales es alta, pudiendo ser parte del rodeo por años, y la reposición es baja, con una mortalidad en adultos de solo el 1%.
Respecto a los rendimientos, el destete ocurre a los 8 meses con un peso de 220 a 240 kilogramos, partiendo de un peso de nacimiento de 30 kg. El bubillo puede estar terminado para la comercialización antes de los dos años, alcanzando pesos de faena de 450 kgs a los 24/27 meses. La ganancia de peso puede ser de 500 gramos diarios; sin embargo, con suplementación (como avena negra, balanceado, o una dieta de silo, maíz y granos de algodón), la ganancia de kilos puede ser muy importante, llegando a 900 gramos diarios.
Sanidad y manejo
En cuanto a los desafíos de sanidad y manejo, el piojo es señalado como el principal enemigo del ganado bubalino. El manejo de la especie se diferencia del manejo vacuno tradicional. Debido a que los animales son inteligentes y pueden pasar alambrados, nadar y no respetar límites, la solución práctica es el uso de alambres con boyero eléctrico. El manejo en corrales es crucial, requiriendo paciencia, lentitud y la exclusión de perros.
En Argentina, se han popularizado dos razas de doble propósito (carne y leche): la Murrah, de origen asiático, y la Mediterráneo, originaria de Italia. Esta última es considerada la más seleccionada para la producción lechera. La leche bubalina es comparable a la de la vaca en propiedades, y se requiere aproximadamente 5 litros para elaborar un kilo de queso.
Además de la producción, el ganado bubalino ha demostrado ser una herramienta valiosa para la recuperación de ecosistemas, adaptándose bien a pastoreo rotativo y ayudando a regenerar monte nativo, incluso en suelos vírgenes o degradados.
No obstante, la cadena en formación debe enfrentar retos estructurales relacionados con la comunicación hacia los consumidores y la industria. Persisten dificultades en la comercialización, la falta de precios de referencia y, notablemente, la ausencia de plantas frigoríficas adaptadas específicamente para la especie, temas que requieren la convocatoria de inversiones.
FUENTE: Todo Lechería