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SUSCRIBITE Ya está sabido y estudiado cuánto dejamos de producir en la GPVD, cuando un animal convive con el barro o se le complica para llegar al comedero.
Cuando capacito a los operarios, les pregunto: “¿Cuál es tu comida preferida?”. Por ejemplo, me dicen: “Milanesa con papas fritas”.
Bien, sigamos con el ejercicio.
Ahora yo te preparo la mejor milanesa con papas fritas y como regalo, te la sirvo “a caballo” (huevo frito), con una buena bebida fresca, mantel, flores, etc.
Pero… Para que vos llegues a la mesa, tendrás que cruzar un charco de 2,5 metros de ancho, con 20-25 centímetros de profundidad de barro.
¡Contame con qué ganas vas a ir a comer! Bueno, a ellos les pasa lo mismo y si van, la incomodidad igual los estresa, al igual que el esfuerzo para llegar y volver… gastan más energía para tal fin.
Dependiendo de la cantidad de barro en los corrales, la reducción en la ganancia diaria de peso que esto puede ocasionar, en esquemas de confinamiento, va del 7% al 35% (Ver Tabla N° 1).
Según otros autores y en distintas circunstancias puede llegar incluso al 50%, debido al aumento del requerimiento de mantenimiento diario del animal, por tener que caminar enterrándose. Es decir, no solamente tiene baja ganancia, sino que a eso le sumamos que necesita más energía (alimento), para trasladarse al comedero, bebedero.
Esta pérdida se relaciona con la profundidad en que el vacuno entierra sus miembros, y la dificultad que esta situación le acarrea para trasladarse hasta los comederos, bebederos. ¿Le ponemos un número?
Bajo esta premisa, la pérdida diaria sería de $3.408,75; totalizando una pérdida mensual de $102.226,50 solo por este tema.
Tienen que tener en cuenta, que estoy subestimando $/kg., cantidad de cabezas afectadas, etc. Y en esta cuenta, solo estamos considerando a aquellos animales que están en terminación.
Si sabemos que los terminaremos en 90 días, calculemos esto multiplicado por tres, más la comida que seguirán comiendo después de esos 90 días y el número negativo, sigue creciendo.
Y a esto debemos sumarle el costo de la ración puesta en el comedero, la que debemos sacar porque no comieron y se puso fea. . . ¿Sigo?
Entonces… ¿Podemos darnos el lujo de perder o dejar de ganar?
La respuesta es: ¡NO!
¿Se justifica hacer el piso de cemento en bebidas y comederos?
¡Claro que sí! Y si es tan claro… ¿Por qué cuesta tanto convencerlos? Por el costo. ¿Por el costo? Se paga solo, con solo calcular cuánto dejamos de ganar.
A veces nos llenamos de preguntas cuando a tantas hay una sola respuesta: ser eficientes.
Imaginemos a los “recién llegados”, en los que tenemos que lograr el consumo óptimo en pocos días, en su sanidad, si no pueden llegar al comedero cómodos. No solo tendremos mermas a futuro por “castigar” su performance, tendremos problemas de mortandad por estrés, baja alimentación, etc.
Todas las categorías, de una forma u otra, se ven afectadas, y todo impacta en el número final.
Somos conscientes de lo que dejamos de ganar cuando no invertimos.
Podemos ver la suba de los insumos, gastos directos e indirectos, ver caer la rentabilidad, el precio por kilo de la reposición. Pero ello debe obligarnos a planificar, a ser eficientes.
La eficiencia no solo se logra contratando al mejor nutricionista, comprando la mejor pre-mezcla, invirtiendo en el mejor tractor y mixer, se logra puliendo las aristas que nos hacer dejan de ganar. No perder, dejar de ganar.
Todo se hace en conjunto, nada por separado
Sea por el precio de la reposición, la inestabilidad de los precios de los insumos, que no bajan, sino que suben, conocemos y sabemos que el número del feedlot, para aquel que vende su hacienda en pie “no es rentable”; no hagamos que sea menos rentable.
Siempre digo que si el número (rentabilidad) es negativo, tratemos de que ese número esté lo más cerca posible del cero.
El barro es una causa más para que el sistema no sea eficiente. Tratemos de que, si nos toca convivir con él, tengamos las condiciones del corral, piso de comedero y bebederos, lo mejor posible. Sin dejar de tener en cuenta, que a veces lo obviamos, la pendiente del corral: nunca hacia los comederos.
Terraplenar bebidas, periódicamente. ¿Cada cuánto? Dependerá de cada corral, estado del piso del mismo, cantidad de lluvia caída, tipo de suelo, etc.
Pero debemos estar atentos, para mejorar esas condiciones.
Así se verá que el esfuerzo de todo el equipo desde el dueño hasta el último operario tiene su premio:
Por ende, mejor rentabilidad, que reitero, aunque sea negativa, deberá estar bien cerca del valor “cero”.
Lo abordado por el MV Fernando Grippaldi, está a disposición en charlas destinadas a productores, técnicos y operarios.
Más información: [email protected]