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SUSCRIBITELa neutralidad de carbono implica alcanzar un resultado neto de cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Esto es, emitir a la atmósfera la misma cantidad de gases que se absorbe por otras vías.
Por esto, coordinadores de 6 programas nacionales del INTA relacionados con la ganadería y el cambio climático se reunieron en el Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido (IIACS) en Tucumán para analizar cuáles son las acciones y estrategias que se deben reforzar, reorientar o cambiar para alcanzar ese propósito.
La jornada reunió a Mariano Garmendia, Nacira Muñoz, Carlos Parera –presidente, vicepresidenta y director nacional del INTA, respectivamente–, Mauricio Álvarez –Programa Carne y Fibras Animales–, Miguel Taverna –Programa Leche–, Ariel Pereda –Programa Salud Animal–, Luis Colcombet –en representación del Programa Forestales–, José Volante –Programa Recursos Naturales–, Alejandro Radrizzani –Programa Forrajes, Pasturas y Pastizales–, Alejandro Rago –director del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP)– y Eva Cafrune –directora del IIACS–, entre otras autoridades nacionales y regionales.
“Juntarnos a discutir y analizar la política del INTA a nivel nacional es importante y es fundamental federalizar la discusión, sobre todo, para pensar juntos la ganadería que se viene, como parte de lo que necesitamos para crecer”, señaló Garmendia.
“Buscamos redoblar esfuerzos y, en esta línea, este espacio es una oportunidad en relación a lo que demanda un mundo que requiere el abordaje de la problemática del cambio climático”, afirmó Muñoz.
“El cambio climático tiene un lugar central en la agenda actual del INTA, debido a que vemos la necesidad de acordar una estrategia institucional para la próxima cartera programática”, destacó Parera.
A partir de la adopción del Acuerdo de París, en la Conferencia de las Partes (COP21) en 2015, los países participantes comenzaron a estudiar escenarios posibles en función del aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera, y el consecuente aumento en la temperatura a escala global.
En 2018 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) presentó un informe sobre los impactos esperados a raíz de un calentamiento global de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y las sendas de emisiones correspondientes a ese aumento.
Entre otras cosas, el informe advirtió que sería necesario que las emisiones netas globales de CO2 de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45%, respecto de los niveles de 2010, y siguieran haciéndolo hasta alcanzar el “cero neto” aproximadamente en el año 2050.
Entre los trabajos que se presentaron, se encuentra un estudio realizado en el campo experimental del IIACS del INTA sobre el efecto de un sistema silvopastoril con algarrobo blanco y pastura megatérmica sobre la producción forrajera y la productividad y bienestar animal.
El estudio se enfoca en evaluar, mediante variables e índices ambientales, la producción maderable, la cantidad y calidad de forraje producido, la captura de carbono en el suelo y la vegetación, la fijación simbiótica de nitrógeno de algarrobo, la dinámica de la napa freática y la producción y el comportamiento animal.
“Las diferencias ambientales entre los sistemas con y sin árboles afectan la producción y calidad forrajera y, consecuentemente, la productividad animal”, señaló Radrizzani –investigador responsable del ensayo–, quien detalló que también se modifica el patrón de comportamiento de los animales, que sin árboles “destinan mayor proporción de su tiempo al traslado y al consumo de agua de bebida, en comparación con el sistema silvopastoril con árboles”.