@aba_luciano
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Vale la pena traer a cuenta este refrán popular a la hora de realizar un último análisis de lo que fue 2020, el año de la pandemia, para la industria de la sanidad animal en Argentina.
Pero volvamos al dicho.
“En la cancha se ven los pingos” hace alusión a la importancia de no sacar conclusiones antes de tiempo acerca de algo que todavía no ocurrió, así como también a la importancia de dejar demostrar las competencias de una persona o sector para confirmar cómo se desempeña…
Y vaya que los profesionales y empresas ligadas al sector veterinario han sabido desempeñarse en los últimos meses frente a las múltiples restricciones planteadas por la crisis sanitaria desatada por COVID19.
¿Será este el año en que se pueda demostrar en los hechos la relevancia de invertir en planes sanitarios? ¿Coincidirán los resultados productivos 2020 con el incremento en la utilización de vacunas sobre los bovinos?
Seamos claros.
Desde siempre, uno de los desafíos del sector veterinario ha sido el de poder demostrar a los usuarios de su productos y servicios que su intervención no solo es estratégica sino también redituable económicamente.
¿Surgirán nuevos trabajos realizados sobre la sanidad aplicada en 2020 versus años anteriores para demostrar que la promesa de valor se cumple?
Ojalá.
Sería realmente importante poder reforzar en la mente de los productores ganaderos argentinos que estuvieron bien en invertir, que valió la pena volver a acercarse a las veterinarias y que es imprescindible ajustar cuestiones básicas de manejo y sanidad para lograr el máximo rendimiento productivo de los animales.
Las vías de comunicación se volvieron a abrir y el canal comercial veterinario ha dado muestras de su potencial. En el campo y también en la ciudad.
Tantas veces cuestionada la capacidad de los profesionales a la hora de estimular el grado de medicalización de las mascotas en nuestro país, durante los momentos más estrictos de aislamiento social obligatorio, las veterinarias salieron a la cancha y mostraron todo su potencial.
¿Se podrá mantener el vínculo con todas estas personas que adoptaron un cachorro y fueron por primera vez a la veterinaria? ¿Se los perderá de vista esperando que vuelvan “en unos años”, como suele ocurrir?
Los aprendizajes son diversos y consideramos que en muchos casos positivos.
La intervención de los veterinarios en la salud y el bienestar de los animales es siempre positiva y, cuando ocurre, sin dudas aumenta el potencial de brindar cada vez más productos y servicios. El año 2020 fue una muestra de ello y abrió la puerta a nuevos paradigmas, todos favorables para el sector.
¿Habrá sido el año de la pandemia la confirmación de que lo que tantas veces se dijo, efectivamente funciona?
Ofrecer, demostrar y difundir.
En estas tres acciones parecería poder resumirse el tremendo desafío de todo el sector veterinario frente a una nueva realidad que empieza a dar en este 2021 sus primeros pasos.