No tengan dudas. Lo que salvará al mundo de la pandemia por COVID19 es la ciencia. Y es en este campo donde los investigadores argentinos demuestran una posición destacada a nivel global con el desarrollo de tecnologías preventivas y terapéuticas a las que se sumaron dos desarrollos capaces de neutralizar al virus, ya sea por medio de nanoanticuerpos surgidos de las llamas (“nanobodies”), como de las inmunoglobulinas (IgY) generadas a partir de yema de huevo de gallinas.
“Sabemos producir anticuerpos y este no es un dato menor a la hora de avanzar hacia la soberanía sanitaria que nos permitiría contar en Argentina con las mismas herramientas que se están desarrollando en otros países”. Así de concretos fueron Andrés Wigdorovitz y Viviana Parreño en diálogo con MOTIVAR, al detallar los avances.
Es clave dejar en claro que se trata de dos plataformas diferentes. Por un lado, la desarrollada por INCUINTA en conjunto con el CONICET, ligada a la generación de anticuerpos monoclonales recombinantes (nanobodies) surgidos de las llamas. Y, por el otro, la que es fruto del trabajo de Bioinnovo, primera empresa surgida de la asociación público-privada entre el INTA y el laboratorio Vetanco (Ver Nota adjunta). En este caso, orientada a producir anticuerpos surgidos de yema de huevo (IgY), con aplicación práctica ya en tratamientos profilácticos o terapéuticos para bovinos.
Innovación: nanoanticuerpos monoclonales recombinantes
Bioinnovo-Parreño.jpg
Viviana Parreño. INCUINTA.
“Es una tecnología que se difunde en la década del 90 y toma como base a los camélidos, los cuales tienen en su suero un tipo diferente de inmunoglobulina G”, explicó la referente de INCUINTA, Dra. Viviana Parreño. Y avanzó: “El proceso inicia inmunizando a la llama, en este caso con la proteína spike del coronavirus, que es la que induce los anticuerpos neutralizantes. A la llama se le saca sangre y se va generando una biblioteca con secuencias de anticuerpos contra ese antígeno. Los que neutralizan se seleccionan”. Si bien en este caso el trabajo se realizó junto con el equipo liderado por la referente Itatí Ibáñez (CONICET), INCUINTA ya cuenta con otros “nanobodies” contra Rotavirus, Influenza, Norovirus, Rabia, contra Diarrea Viral Bovina y el virus del mal de Rio Cuarto del maíz, entre otros.
Investigaciones de este tipo avanzan en China, Estados Unidos, Suiza, Bélgica y Suecia, donde también -al igual que en Argentina- buscan introducir estas moléculas en una solución fisiológica que pueda ser suministrada a las personas vía nebulización, abarcando todo el tracto respiratorio, hasta los bronquios. “Es una forma no invasiva de que la molécula llegue donde el virus se está multiplicando y lo vaya neutralizando, acotando la infección viral”, aseguró Parreño. Y completó: “Queremos probarlo como preventivo, para reducir el riesgo de infección y también en pacientes que ya tienen la infección”. En este punto, la investigadora aseguró a MOTIVAR que ya están en contacto con la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, a fin de comenzar a probar las moléculas en un modelo ratón.
“Luego, se debe escalar el producto (cocktail) bajo buenas prácticas de manufactura y recién después se podrá comenzar a probar en humanos. Para eso necesitamos conseguir un partner privado que cuente con toda la estructura necesaria”, explicó Parreño.
Inmunoglobulinas IgY
Bioinnovo-2.jpg
Andrés Wigdorovitz. Bioinnovo.
Destacando siempre la trascendencia de la vinculación público – privada lograda entre el INTA y Vetanco, Andrés Wigdorovitz hizo foco en el trabajo que viene realizando Bioinnovo en materia de IgY desarrolladas para el complejo diarreico de los terneros.
Estas inmunoglobulinas son anticuerpos que se forman como respuesta a la inoculación en gallinas de antígenos seleccionados, que pueden ser bacterias, virus, parásitos o proteínas. “Tenemos un biológico en el mercado veterinario (Bioinnovo DNT), que se emplea ya para la prevención de rotavirus, coronavirus, salmonella y E. coli. En base a esto y a toda la experiencia de Marina Bok, integrante del equipo que hizo su tesis doctoral en coronavirus, generamos anticuerpos policlonales contra SARS CoV2”, explicó el referente de INTA y Bioinnovo. Y agregó: “Nos juntamos con el Consorcio COVID19 de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA), quienes nos proveyeron de la proteína RBD para formular la vacuna y comenzar a inmunizar gallinas, ya sabiendo cómo y cuándo hacerlo, a qué dosis y mediante qué técnica cosechar y extraer. Todo ese know how ya lo tenía Bioinnovo. De hecho, fabricamos hasta 15 toneladas por años de IgY DNT.
Wigdorovitz destacó que desde el Instituto Malbrán y la Universidad de Virginia resaltaron la potencia neutralizante de los IgY obtenidos y explicó que probablemente su uso en las personas pueda orientarse en formato de una píldora blanda -vía oral- para proteger el tracto digestivo, más allá de que en Australia esta misma tecnología se está ya probando en personas también por vía nasal.
“El objetivo no es avanzar sobre pacientes en estado crítico, sino lograr llegar rápido a las personas con síntomas, a fin de emplear estas tecnologías para reducir rápidamente la carga infecciosa”, sostuvo el referente.
Ciencia argentina
Los entrevistados por MOTIVAR coincidieron no solo en su pasión por la ciencia sino también en el rol clave que juegan los investigadores argentinos a la hora de pensar en el futuro. “Nuestro compromiso es siempre con la generación de innovaciones que sirvan para solucionar problemas reales. Somos fruto de la educación pública y siempre buscaremos mostrar que es posible transformar las realidades”, aseguró Andrés Wigdorovitz. Y Viviana Parreño culminó: “Estamos al nivel de las grandes potencias, pensando siempre en contribuir a la soberanía sanitaria nacional, para lo cual es estratégico contar con el compromiso y la inversión del sector privado”.
VINCULACIÓN PÚBLICO – PRIVADA
“Todo se apoya en el desarrollo de redes de conocimiento”
Hace más de 15 años que Vetanco y un equipo de investigadores del INTA trabajan juntos. Bioinnovo, la empresa público – privada que nos articula es la herramienta que logró llevar del laboratorio al ganadero tecnologías que se mostraban promisorias. Vedevax, la vacuna direccionada al sistema inmune para el control del virus de la DVB, y Bioinnovo IgY DNT, son algunas de las líneas que trabajamos en la actualidad.
La eficacia del producto Bioinnovo en la neutralización de Coronavirus y el Rotavirus bovino es conocida, tanto por resultados de campo, como por los controles que realiza el Senasa. El paso lógico en este contexto era sumar al screening permanente de usos posibles de nuestra plataforma para enfermedades virales de interés veterinario, un proyecto que evalúe la aplicabilidad al control del COVID19, desarrollando las IgY contra la proteína RB. Tras las comprobaciones en el Instituto Malbrán, el CONICET y Virginia Tech University, la innovación estaría en condiciones de pasar a una nueva fase de desarrollo y aspiramos se sume a otras opciones para el manejo de algunos casos de COVID19.
¿Como llegamos a este y a otros hitos? Para Vetanco todo se apoya en el desarrollo de redes del conocimiento. Para crecer como empresa, el agregado eterno de metros cuadrados de laboratorios de investigación tiene un límite físico, uno económico y un límite de eficiencia. Por lo tanto, donde encontramos grupos de excelencia ya funcionando, tratamos de incluirlos en nuestra red. En algunos casos de manera parcial, en otros de manera integral.
Es así como, por ejemplo, en el último Congreso Mundial de Vacunas presentamos Biotech Vac en una conferencia en la que participó el Dr. Antony Fauci. Un producto que se inició a través de un investigador formado en la Universidad de Arkansas, que Vetanco puso en valor con apoyo del Fontar-Mincyt hace ya 9 años; que se probó en Brasil, en el INTA y en Georgia Southern Poultry, y que cuenta con acuerdos de elaboración en una planta de Estados Unidos. Ahí se registrará para el Hemisferio Norte, mientras Vetanco la produce en la planta del Laboratorio CDV, asociada para esto en Argentina, a fin de comercializarla y sumar alternativas en el Hemisferio Sur.
Asimismo, el caso Bioinnovo pone en valor un gran trabajo de muchos investigadores de INTA, que en colaboración con Vetanco siguen buscando nuevas aplicaciones y usos para estas plataformas. Poco de esto hubiera sido posible sin la implementación de trabajo en un marco de economía colaborativa y del conocimiento.