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III SIMPOSIO SOBRE ENFERMEDADES TRANSMITIAS POR VECTORES (PARTE 2)

¿Cómo detectar Erliquiosis en la clínica médica diaria?

Desde la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, la Dra. Patricia Koscinczuk brinda conceptos para su diagnóstico.
Por PATRICIO JIMENEZ 31 de octubre de 2015 - 23:33

Entre las problemáticas sanitarias que no existían o tenían baja frecuencia pero que ya son una realidad, y que fueran enumeradas desde Brouwer en el III Simposio sobre Enfermedades Transmitidas por Vectores que el laboratorio llevó adelante en septiembre pasado, se encuentra la Erliquiosis.
Tal lo prometido en la edición de octubre de MOTIVAR y en base a lo expresado por la Dra. Patricia Koscinczuk (FCV-UNNE) durante el XV Congreso Nacional de AVEACA, compartiremos aquí aspectos centrales en lo que hace al diagnóstico y tratamiento de la esta enfermedad en la clínica diaria de los animales de compañía.
“Erliquiosis canis es una de las tantas problemáticas transmisibles por la picadura de pulgas y garrapatas, estando hoy ampliamente difundida en los Estados Unidos y Europa”, expresó la Dra. Koscinczuk frente a más de 300 veterinarios. Y avanzó: “Es tiempo que dejemos de hablar de una patología exótica y la consideremos como lo que es: una enfermedad emergente”.

Cuadro Nº 1. 
Perros con diagnóstico de E. canis por PCR Recuento de plaquetas
1.4% Sin trombocitopenia
21% 100.000 – 200.000 /ul
63% Menos de 100.000 /ul

Tras destacar que “no ver el ectoparásito no significa que el mismo nunca haya estado presente”, la profesional explicó que desde el momento en que una garrapata infectada pica al paciente, hay un periodo de prepatencia que oscila entre una y tres semanas post infección.
“Entre las 2 y las 4 semanas los animales tendrán signos clínicos agudos, producidos por el efecto de una vasculitis. A partir de allí, el paciente puede seguir dos caminos: generar una persistencia intracelular y evolucionar a una forma crónica, o hacer una enfermedad abortiva y curarse”, destacó. Y agregó: “Si bien es más fácil encontrar fases agudas en primavera y verano, las crónica están durante todo el año”.

Signos clínicos

Según la experta, en la fase aguda el veterinario puede encontrarse con fiebre no muy alta, depresión, letargia, anorexia, linfoadenomegalia, esplenomegalia y cierta tendencia hemorrágica. Mientras que cuando evolucionan a crónica, se percibe –además- tos y disnea (hemorragia pulmonar), polidipsia y poliuria (proteinuria), manifestaciones neurológicas (meningitis o sangrado meníngeo) y manifestaciones oculares, además de aplasia medular (anemia regenerativa y signos clínicos terminales).
Dejando en claro que esta sintomatología es similar tanto a la leishmaniasis, como a otras tantas enfermedades y destacando la importancia de efectuar un perfil bioquímico en los pacientes sospechosos, Koscinczuk explicó: “La realización de un hemograma completo brinda mucha información”. Y agregó: “El punto de partida es determinar el recuento de plaquetas”.
Más allá de esto, la experta fue contundente respecto de que, en cualquiera de las fases de la enfermedad, siempre estará presente la trombocitopenia, “con lo cual lo que proponemos es observar el recuento cuantitativo de plaquetas y asociarlo a los signos clínicos del paciente” (Ver Cuadro Nº 1).
Luego de esto y más allá de las sospechas, la referente de la UNNE explicó que una de las formas para confirmarlas puede ser la realización de un citodiagnóstico: ver las mórulas en la sangre periférica, en los ganglios linfáticos, en la médula ósea o también en un cultivo de sangre.
“Cuando tenemos trombocitopenia en pacientes con signos clínicos, las mórulas se encuentran con facilidad; al principio cuesta diferenciarlas de un contaminante o de cualquier otro hemoparásito”, enfatizó la disertante, dejando en claro también que para mayor exactitud, se puede recurrir a ELISA o IFA, tests que evalúan al anticuerpo contra Erliquia que generó el paciente.
“En definitiva, podemos decir que el hemograma es altamente orientativo. Seguramente si hiciéramos este tipo de evaluaciones veríamos muchos más casos en nuestros pacientes”, completó Patricia Koscinczuk.

Tratamiento y prevención

Terminando su disertación en el III Simposio sobre Enfermedades Transmitidas por Vectores de Brouwer, la especialista indicó que si bien el tratamiento contra la Erliquiosis puede realizarse con Dipropionato de Imidocarb y determinadas Quinolonas, la mejor opción suele ser el uso de Doxiciclina durante un mínimo de 21 días.
“Se trata de una enfermedad con potencial zoonótico que solo es transmitida por garrapatas infectadas; además del tratamiento hay que avanzar en el control de los parásitos y el ambiente”, explicó. Y concluyó: “La prevención siempre debe realizarse con productos repelentes. Hay que evitar que la garrapata pique y se alimente”.

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