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SUSCRIBITELa actividad agropecuaria se plantea como una de las más dinámicas del siglo XXI. Atrás quedaron los tiempos en los cuales tierra y clima eran las variables excluyentes de las cuales dependían las producciones. De hecho, buena parte de la mayor productividad que se espera de cara al futuro, dependerá básicamente de la incorporación y aplicación de tecnología.
Pero claro que eso no es todo. Nos referimos al sector llamado a alimentar al mundo en los próximos años, situación que no sólo conlleva desafíos productivos sino también económicos y políticos.
La producción de cerdos no escapa a esos parámetros y mucho menos en nuestro país, donde ha crecido de manera exponencial a lo largo de los últimos tiempos, tanto en materia de producción, como de consumo.
Entendiendo la importancia de lograr una visión integral del devenir de la actividad, que contemple aspectos ligados a la eficiencia productiva, pero también al próximo cambio de Gobierno, se llevó adelante Todo Cerdos 2015, en Villa María, Córdoba, donde este Periódico MOTIVAR estuvo presente.
La apertura de la jornada estuvo a cargo del panel conformado por el director periodístico de Todo Agro (organizador), José Iachetta; el decano del Instituto AP de Ciencias Básicas Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María, Germán Cassetta; el secretario de Ganadería del Ministerio de la Producción de Córdoba, Daniel Carignano; y la responsable del área Porcinos del Ministerio de Agricultura de la Nación, Patricia Millares. «Somos testigos de un movimiento histórico que ha cambiado la estructura tradicional de un sector al cual se suman cada vez más jóvenes», expresó la médica veterinaria.
La primera de las exposiciones estuvo a cargo del consultor Horacio Gabosi, quien detalló una serie de desafíos para la cadena porcina en el mediano plazo, marcando fortalezas y debilidades respecto de las otras carnes.
En ese marco, el también presidente de Netpork sostuvo que la producción local proyectada para 2015 es de 470 mil toneladas y agregó que el consumo por habitante y por año, superará los 11 kilos.
«Hablamos de una actividad que viene creciendo al 6% anual, en concordancia con los objetivos planteados por el Plan PEA en 2010», explicó Gabosi. Y agregó: «La meta es llegar a 2020 produciendo 823 mil toneladas, para lo cual se deberán sumar entre 15 y 20 mil cerdas (madres) por año a los esquemas. Junto con esto, se prevé que el consumo interno será de 16 kilos por persona, 10 de ellos ligados a carnes frescas y el resto a fiambres».
Por otra parte y ponderando la construcción de nuevas plantas de faena en nuestro país, como así también la creación de centros de inseminación artificial en la última década, Gabosi explicó cambios en el mapa productivo nacional. «Si bien siguen siendo importantes, las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires ya no son las únicas productoras sino que a ellas se sumaron de manera vigorosa San Juan, Entre Ríos, Corrientes y Salta», sostuvo.
Interesante fue también el análisis que realizó en relación a las oportunidades de la carne de cerdo en nuestro país, en competencia por un consumo anual de proteína animal que alcanza los 110 kilos por habitante.
«En los últimos 10 años el consumo de carne vacuna cayó un 19%, mientras que el de aves y cerdos creció un 34 y 38%, respectivamente», sostuvo. Y agregó: «En esto seguramente influyó el sinceramiento de precios que se hizo visible en la cadena bovina desde 2010 y con los cambios en las categorías, pesos y edades de los animales enviados a faena». A esto debemos sumarle que Argentina volverá a exportar a Estados Unidos, lo cual seguramente abrirá los mercados de Canadá, México y hasta, probablemente, Japón. “A la vez que se sigue avanzando en la Cuota 481 para enviar carne de feedlot a Europa”, agregó.
«Se abren nuevas expectativas para las producción de cerdos y para la avicultura, en la búsqueda por ocupar los espacios que vaya dejando la carne bovina internamente», explicó el disertante, analizando también lo que ocurre con la producción aviar. «Se espera una caída para este 2015, inclusive superior a las bajas que se vienen dando en los últimos años, situación que -según CEPA- no detendrá el proceso por el que en los próximos tiempos consumiremos más carne avícola, que vacuna», agregó.
Especial hincapié realizó Gabosi en el proceso de sustitución de importaciones que el sector porcino transitó en los últimos años, fundamentalmente en relación con el ingreso a nuestro país de productos brasileros.
«Ya en 2014 la participación relativa de las importaciones fue del 2.2% total del consumo, mientras que en este 2015 no superará el 1.5%. Vale recordar que hasta hace 5 años, un tercio de lo que consumíamos era importado», subrayó.
Y detalló: «El efecto de una devaluación en Brasil y el posible mayor ingreso de su producción al mercado no tendría el mismo impacto que en el pasado».
Trazando un paralelismo con 2001 y 2002, el especialista explicó que en aquel entonces Brasil exportaba a un grupo reducido de países, siendo Argentina uno de sus principales destinos.
«Hoy exporta carne de cerdo a 70 países y sostiene un alto nivel de consumo interno”, mencionó Gabosi. Y concluyó: «En estos años no fue que se le cerraron las fronteras a Brasil, sino que creció y se desarrolló la producción nacional».
A su turno, el economista Carlos Seggiaro brindó una interesante charla, en la cual analizó qué puede pasar con el cambio de Gobierno y cómo un potencial viraje del modelo económico podría impactar en la actividad.
«La última década ha coincidido con el ciclo de expansión más grande del sector porcino en toda su historia», planteó Seggiaro, dejando en claro que el escenario futuro contempla «un proceso de mejora del tipo de cambio, algún nivel de respuesta para las retenciones a las exportaciones y la eliminación (quizás rápida) de los ROE».
Más allá de esto, el también docente de la UNVM sostuvo que la economía brasileña en recesión representa un riesgo para la producción local de cerdos.
En este punto y más allá de coincidir en buena medida con las palabras de Gabosi en relación al tema, Seggiaro enfatizó que la caída real de las importaciones se dio básicamente en 2011, año que coincide con el proceso de crecimiento productivo pero también con el uso que hizo el Gobierno nacional de las declaraciones juradas anticipadas a las importaciones.
«Esta situación sin dudas ha jugado un rol específico, cuyo impacto vamos a conocer en diciembre, cuando se eliminen definitivamente estas DJAI en el marco de un convenio firmado recientemente por nuestro país con la OMC», advirtió el consultor. Y reflexionó: «El debate con Brasil no es si devalúa o no el Real, sino si está en recesión y necesita salir a ubicar sobrestocks de productos a cualquier precio».
Por su parte, Seggiaro insistió en que en el sector agropecuario en su conjunto hay tres elementos claves para mirar de cara a 2016: el tipo de cambio; las retenciones a las exportaciones y los ROE.
En ese contexto, planteó algunos comentarios concretos. Por un lado, mencionó que el año entrante -y gane quien gane las elecciones- se consolidará un proceso de aceleración cambiaria. «Los economistas que asesoran a los principales candidatos hablan de que el dólar deberá subir al menos un 20% por encima de los niveles de inflación del año que viene», explicó. Además, resaltó que seguramente nuestro país volverá al mercado de capitales internacional, situación que permitirá descomprimir parcialmente la presión impositiva.
«Existe unanimidad también en cuanto a eliminar el sistema de los ROEs», mencionó el disertante, explicando que la situación en materia de retenciones a las exportaciones de los productos agropecuarios será algo más compleja.
«Seguramente se quitarán aquellas que impactan sobre la carne vacuna y se reducirán las ligadas al trigo. La situación del maíz no es tan clara, habiéndose convertido este en un producto más político, con impacto no sólo sobre el cultivo en sí, sino también como un insumo clave en las producciones de leche, pollo, huevo y cerdos», reforzó.
En relación a la rentabilidad de la actividad porcina actual, el consultor explicó que aquellos márgenes que permitieron el ingreso de nuevos actores al negocio comienzan a modificarse. «Esa situación no era sostenible en el tiempo y ya empeiza a notarse un proceso de descompresión en la rentabilidad. Se hace visible también que el aumento de la producción es superior al del consumo», explicó Seggiaro, dejando en claro que -más allá de algunos ejemplos incipientes- la cadena de valor aún no está preparada para nivelar esta situación en base al crecimiento del rubro exportador.
«El sector vivió un fuerte proceso de inversión en su eslabón productivo primario pero no así en el resto y eso nos plantea hoy un cuello de botella», sostuvo Seggiaro. Y culminó: «Se terminó la fiesta de los márgenes de rentabilidad inéditos: vamos a ir a un proceso de mayor racionalidad, en el cual la eficiencia productiva jugará un rol clave, junto con el paulatino incremento de las prácticas asociativas. El camino es la integración vertical, con escala».
SALIDA LABORAL PARA VETERINARIOS DEDICADOS A LA ACTIVIDAD
En uno de los paneles realizados en Todo Cerdos, el médico veterinario Fernando Garófalo (coordinador de la Diplomatura de la Cadena de Valor Porcino de la Universidad Nacional de Villa María, Córdoba) dialogó con Larry Bartoloni (establecimiento Don Ramón, de Oncativo) y Juan Carlos Pininger (titular de Trocecor, granja de producción porcina que cuenta con frigorífico propio y una cadena de bocas de venta al público).
En ese marco y consultado por este Periódico MOTIVAR, el Dr. Garófalo se refirió al rol de los veterinarios en la producción porcina nacional. «Nuestra función es fundamental no sólo en materia de extensión de conocimientos, sino también en la preparación de los recursos humanos que trabajan en las granjas y en difundir un pensamiento mucho más orientado a prevenir, que a curar enfermedades en los criaderos», explicó el profesional.
Además, sostuvo que para poder trabajar con foco en que las problemáticas sanitarias no se hagan presentes en los criaderos será indispensable avanzar en análisis, diagnósticos, mayores estudios a campo y dedicación.
«Los veterinarios tenemos que estar orientados 100% a esta actividad, capacitándonos más allá de la carrera de grado y juntando casuística real de la producción real», explicó Garófalo. Y agregó: «Cada vez menos criaderos intensivos están manejados por veterinarios generalistas».
Por último y tras destacar el trabajo que se viene realizando desde la Diplomatura en Villa María, dejó en claro que la actividad plantea la mayor posibilidad de salida laboral para los veterinarios actualmente. Y agregó: «Tenemos que estar preparados para garantizar el retorno de las inversiones que hacen los empresarios».
Por su parte, Pininger enfatizó: «Más allá de la escala, es fundamental contar con un veterinario en el establecimiento para definir un paquete sanitario por medio del cual prevenir enfermedades». Y culminó: «Igualmente importante es tener registros que permitan evaluar los resultados y ajustar las decisiones».