Mostrar y justificar lo que más miran los productores: números
Frente a la baja incidencia de las inversiones que los establecimientos deben realizar en materia sanitaria, es central justificar desde lo económico las distintas recomendaciones que realizan los profesionales.
Uno de los principales desafíos a los cuales se enfrentan aquellos profesionales que se desempeñan en el campo de la ganadería está ligado a la posibilidad de transferir comercialmente tecnologías (insumos) y/o servicios veterinarios a los productores que asesoran o visitan esporádicamente.
Nos referimos tanto a nuevos productos disponibles (fármacos y biológicos) como a servicios de diagnóstico del estilo de los test de reducción de conteo de huevos -para determinar un problema de resistencia parasitaria en el establecimiento- o una revisación preservicio de las vaquillonas, entre otros tantos.
Esta problemática se escuchan constantemente en distintos ambientes donde se reúnen los veterinarios: congresos, charlas, etc.
En general, cuando analizamos el método de compra de los productores ganaderos locales, vemos que, en la mayoría de los casos, sólo se tiene en cuenta el costo del producto o del servicio y no el impacto económico positivo que la adopción de los mismos les pueden generar en la economía de sus negocios (carne o leche).
DE LA TEORIA A LA PRACTICA, UN BUEN EJEMPLO
A modo de graficar de qué manera pueden llevarse adelante las recomendaciones mencionadas, sugerimos repasar la nota «Empecemos por analizar el impacto económico de los programas sanitarios» disponible en la edición de diciembre de 2012 de este Periódico MOTIVAR, a la cual se puede acceder desde motivar.com.ar o bien solicitándola por correo electrónico a: [email protected].
Los números que hablan…
Ganancia $ 143.074.80
Costos $ 56.535.04
ROI 60%
En ese trabajo se ponen de manifiesto los resultados logrados luego de la implementación de un programa de «vaca fresca» en un establecimiento lechero de Bolívar, provincia de Buenos Aires.
Por su parte, en el cuadro “Los números que hablan” se expone el ROI resultante entre las ganancias obtenidas tras la participación profesional, en relación a la inversión que se requirió para llevar adelante los cambios correspondientes.
En este sentido, vale remarcar que la inversión a realizarse en sanidad particularmente para el caso de la lechería no superaría el 6% de los gastos directos (por así denominarlos contablemente) de los campos. Por su parte y en relación a la producción bovina de carne, y dependiendo la región geográfica en donde se encuentre ubicado el establecimiento, la inversión sería incluso menor, no superando el 4% para cumplir con un plan sanitario productivo, a cargo de un profesional. Estos datos surgen de estimaciones realizadas -a nivel nacional- por AACREA.
Sin dudas que nos estamos refiriendo a uno de los «costos» de menor trascendencia para los clientes, mientras que el impacto de no implementar un correcto manejo sanitario (insumos y servicios) es de gran magnitud: las enfermedades de los animales causan importantes pérdidas económicas tanto directamente, como indirectamente sobre los resultados productivos.
A modo de ejemplo, la mastitis clínica en tambo produce pérdidas cercanas a los 435 litros de leche (Informe Claves), mientras que las neumonías ponen en juego 26 kilos de carne, en el engorde (Odeón, INTA Balcarce).
Economía y sanidad animal
A la luz de los resultados, la valoración económica es imprescindible para lograr el control efectivo de las problemáticas sanitarias (salvo zoonosis de control obligatorio), así como también en la toma de decisiones ligadas a la adopción de nuevas tecnologías que modifican técnicas de producción vigentes.
En este sentido y con el objetivo de lograr la concientización de los productores a la hora de poner en marcha las propuestas que se sustentan desde el punto de vista netamente técnico – profesional resulta conveniente determinar: los costos que generan las enfermedades y la inversión a realizar en una campaña de control mediante las tecnologías disponibles para evitarlos.
Nos referimos puntualmente al hecho de realizar un análisis económico de la situación, por medio de una evaluación en la que se expresen y justifiquen todos los costos y todas las consecuencias en términos monetarios que se ponen en juego a la hora de determinar un indicador para la rentabilidad de las explotaciones. Tres requisitos básicos son referidos para este tipo de análisis:
a. Determinación del impacto económico sanitario de la enfermedad en la población animal (prevalencia, focalidad, pérdidas de producción y cálculos de costos por su control).
b. Estimación de la capacidad de propagación de la enfermedad sin medidas de control mediante datos históricos, estimaciones, etc.
c. Valorización de la influencia de las medidas en la posterior incidencia.
Asimismo, las pérdidas económicas ocasionadas por una enfermedad pueden dividirse en las siguientes categorías: costo de los recursos que se pierden con la muerte de los animales; costo de los medicamentos; costo de los honorarios veterinarios; gasto complementario en alimentación como consecuencia de un deficiente índice de conversión alimenticia y pérdidas por descenso de la producción. Todos estos puntos pueden modificarse dependiendo de la enfermedad, tipo de explotación, etc, pero a nivel general, deberían ser tomados en cuenta por el profesional actuante.
Por otra parte y al abordar el programa de control, debe incluirse entre los costos la mano de obra (personal de campo), las técnicas de diagnóstico a emplear, etc. Asimismo, los beneficios que trae su aplicación son: aumento de la productividad, menores costos de mano de obra por disminución en tratamientos y aumento del mercado desde el punto de vista de servicios y/o productos.
No debe perderse de vista que el análisis costo / beneficio es una aproximación de valorización de proyectos, el cual tiene sus limitaciones. Sin embargo, su aplicación ayudaría en la mejora de la toma de decisiones sobre la utilización eficaz de los recursos en los programas de control de la enfermedad y en la implementación de nuevas técnicas en los establecimientos pecuarios.
Paso a paso
1) Identificación del problema: Es de suma importancia llevar registros de incidencia de enfermedades, tratamientos, etc. La identificación del problema requiere el conocimiento técnico del profesional veterinario, el cual priorizará la enfermedad más importante desde el punto de vista de impacto económico.
2) Determinar las pérdidas: Toda enfermedad produce pérdidas en producción: mortandad, disminución de ganancia de peso, etc.
Las mismas deben ser cuantificadas ya sea de manera exacta o estimadas, tomando como información por ejemplo trabajos técnicos o científicos y extrapolar esa información a las características del establecimiento a evaluar.
3) Determinar las inversiones: Por ejemplo, una dosis más de vacuna o un mineralizante nuevo, servicios veterinarios (ecografía, hpg, etc). Se deben incluir todos los gastos: movilidad, técnicas diagnósticas, etc.
4) Beneficio económico: Determinarlos en términos monetarios que nos del plan a implementar; estos pueden ser: menor mortalidad, mayor porcentaje de preñez, etc.
Es conveniente determinar objetivos medibles del plan.
5) Análisis costo/Beneficio: Valora los beneficios del programa en unidades monetarias, permitiendo una comparación directa entre los costos y los resultados de la que resulta el cálculo del beneficio neto.
6) Informarlo al cliente: Una vez que esté analizado todo el plan desde sus costos y beneficios, lo más importante es venderlo al productor. Para esto se deben mostrar de manera sencilla y clara los siguientes puntos: objetivos, costos y beneficios. Además, si es posible, se debe analizar más de una opción y describir diferentes escenarios.