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SUSCRIBITESi uno analiza las estadísticas del sector industrial veterinario podrá ver que, en líneas generales, 2012 fue un buen año para los laboratorios que comercializan sus productos y servicios en los distintos rubros del negocio local: el mercado total alcanzó los $1.860 millones (sin contabilizar la venta de vacuna antiaftosa), mostrando una evolución del 28% respecto de 2011.
«Esos son los números y la realidad, pero cuando uno desagrega los componentes de ese crecimiento, percibe que no se dio -en absoluto- por un mayor uso de los productos veterinarios en el país», explicó el Dr. Juan Carlos Aba -actual presidente de la Cámara Argentina de la Industria Veterinaria- en una entrevista exclusiva transmitida -vía Internet- por hablandodelonuestro.com.ar.
Allí, en MOTIVAR «Radio» -programa que se emite de lunes a viernes a las 9.30 horas en esa Web- el médico veterinario agregó: «A nivel general, esa mayor facturación se genera por algunos cambios que se producen en el uso de determinadas tecnologías. Me refiero puntualmente al traslado de un producto estándar a uno Premium: las mismas dosis, pero de tecnologías más modernas, eficientes y de mayor valor».
Interesante el análisis de Aba, quien ejemplificó: «la vacuna de mancha, gangrena y enterotoxemia empieza a ser reemplazada por una más compleja y completa que es la que -además- incluye protección contra la muerte súbita. A esto me refiero con que se utiliza la misma cantidad de dosis de vacunas, pero con un mayor valor».
La necesidad de revertir este estancamiento en los volúmenes fue uno de los ejes de nuestra entrevista con el presidente de Caprove, quien avanzó en el tema: «Uno de los trabajos a los cuales le dedicamos nuestra mayor preocupación es la búsqueda de alternativas para que la industria veterinaria -que ha realizado un esfuerzo importante en mejorar la calidad y desarrollar nuevas tecnologías- logre transferirlas eficientemente al productor. Por eso es que nuestra cámara lucha por una alianza fuerte con los veterinarios de todo el país: los profesionales son fundamentales en sus roles de interlocutores entre la tecnología, los avances técnicos y el productor, que es quien finalmente tiene las decisiones de compra».
Además de los temas planteados en el presente artículo, el actual presidente de Caprove se refirió puntualmente a la necesidad de seguir apoyando a los médicos veterinarios en su trabajo de asesores de establecimientos ganaderos. Quienes quieran escuchar la entrevista realizada con Juan Carlos Aba en los estudios de MOTIVAR ˆ»Radio , deben ingresar en hablandodelonuestro.com.ar, introducir en el Buscador el apellido del entrevistado y acceder al audio en cuestión.
MOTIVAR: ¿Cuál es la tendencia actual del mercado?
Juan Carlos Aba: En lo que va del año y a nivel general, los socios de la cámara lograron un crecimiento en el orden del 26%, respecto de 2012; con tendencias similares para los rubros de fármacos y biológicos, en las cuales se sigue destacando el estancamiento en la cantidad de unidades comercializadas.
Hasta el momento, no hemos logrado revertir esta tendencia.
¿Y las empresas terceristas?
La tercerización ha pasado a ser una parte muy importante de la industria: alrededor del 40% del total de unidades de productos farmacológicos se producen en plantas de terceros. Se trata de un sector que no tuvo la misma posibilidad que el resto de la industria en cuanto a poder acompañar con eficiencia los notorios incrementos de sus costos.
A la caída de rentabilidad, estas empresas le suman una mayor demanda tecnológica por parte de sus clientes, los cuales exigen -al igual que el Estado- que se cumpla con la normativa vigente.
¿Cómo ve el segmento de productos para bovinos?
Sin dudas es el termómetro del mercado general. Sin tomar en cuenta los datos de la vacuna antiaftosa, este rubro representa hoy cerca del 60% del negocio veterinario total y es allí donde se encuentren quizás los mayores inconvenientes.
El hecho de que los sectores avícola y porcino estén tan ligados a la eficiencia para ser viables los llevó a ser grandes usuarios de tecnologías. Se dieron cuenta del impacto de la buena sanidad.
Por ejemplo, la avicultura ha crecido al amparo de la prevención de enfermedades que afectaban sus resultados.
Contrariamente a esto, la posibilidad que ha tenido siempre la ganadería de no tener una relación tan directa con la eficiencia sanitaria, nos ha llevado a que hoy tengamos un 60% de destete, por ejemplo. A ninguna otra industria se le permitiría (hablando en términos del negocio) tener esos resultados productivos.
Esta «ventaja comparativa» que tiene la ganadería es quizás el gran problema para el desarrollo de los laboratorios que ofrecen productos y servicios veterinarios.
¿Cuáles son las preocupaciones de las empresas?
La mayor es la imposibilidad de lograr un crecimiento genuino del mercado. Esto nos lleva a que tengamos un problema de rentabilidad desde hace ya varios años.
También se vislumbran inconvenientes en la cadena de pagos, los cuales obligan a las empresas a realizar acciones concretas: no podemos darnos el lujo de convivir con una rentabilidad comprometida a la que se sumen plazos extendidos.
En lo que hace a la industria nacional, se le agregan a esto cuestiones ligadas con poder afrontar y sostener una correlación entre los avances técnicos logrados y el buen desempeño comercial. Hoy la calidad de las plantas argentinas certificadas -y en proceso de serlo- son de nivel internacional (lo cual también habla del nivel de exigencia del Senasa). Más allá de esto, los laboratorios han realizado muy fuertes inversiones en los últimos cinco años y hoy deben sostenerlas.
Hablando de las multinacionales, suelen tener inconvenientes con algunas de sus importaciones, lo cual se va resolviendo en el día a día.
Hoy todas las empresas compartimos motivaciones y temas a resolver.
¿Qué rol juegan los costos de la comercialización?
A nivel general, los costos de la industria han mantenido aumentos acordes a los que se perciben en el resto de la economía. Dentro de ellos, los vinculados con la comercialización fueron, sin dudas, los que más se han disparado y el que más fuertemente participa del deterioro de la rentabilidad mencionada.
Tener que llegar a todo el país con equipos de venta cada vez más grandes y mejor formados técnicamente hace que los costos sean mayores.
No dejamos de sorprendernos de la inversión que necesitamos realizar los laboratorios para poder poner a un vendedor mano a mano con un cliente. Hoy los valores son altísimos y muchas veces esa entrevista no logra sus cometidos.
¿En qué otros temas están trabajando?
Seguimos muy cerca del Senasa, con vías de comunicación permanentes en las áreas de fármacos y de biológicos, pero también a nivel general, transmitiéndole los temas que nos preocupan. Una demanda que siempre tuvimos para con el ente es el mejoramiento de los plazos para la obtención de registros. Hoy se avanzó en ese sentido, acortándose los tiempos: un producto nuevo tiene sólo 60 días de demora. El Estado invirtió y el Senasa pudo actualizar su estructura.
Continuamos trabajando en todo lo que hace al seguimiento de las normativas y nuevas técnicas de control, para que exista consenso previo a su promulgación.
Este año también se iniciaron los trabajos de participación junto con el Programa Nacional de Tenencia Responsable de Perros y Gatos y seguimos en contacto con las entidades que agrupan a los veterinarios.
Por otro lado, seguimos trabajando en proyectos iniciados, por ejemplo, con la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil para analizar la mejor manera posible de llegar más ágilmente a los productores, por medio de los veterinarios.