Los animales de compañía son más populares que nunca y se parecen cada vez más a los humanos, o al menos ese parece ser el objetivo. Los cuidan con planes de nutrición personalizados y transportines, hidroterapia para perros y estancias en hoteles boutique para gatos.
Para dimensionar la importancia que ocupan en el mundo, según la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas, aproximadamente dos tercios de los hogares estadounidenses tienen al menos una mascota, frente al 56 por ciento en 1988.
Además, los estadounidenses gastaron 136.800 millones de dólares en sus mascotas en 2022, un incremento en comparación con los 123.600 millones de dólares en 2021.
Se calcula que 91 millones de hogares en Europa poseen al menos una mascota, un aumento de 20 millones con respecto a la última década. La población de animales de compañía en India alcanzó los 31 millones en 2021, frente a los 10 millones en 2011.
Sin embargo, algunos especialistas en ética del bienestar animal y científicos veterinarios se preguntan si, en los esfuerzos por humanizar a estos animales, se ha ido demasiado lejos.
Indicaron que cuanto más se trata a las mascotas como personas, más limitadas y dependientes de sus dueños se vuelven las vidas de las mascotas, y más problemas de salud y de comportamiento desarrollan.
“Los perros y los gatos no son niños”
James Serpell, profesor emérito de ética y bienestar animal en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, resaltó que actualmente ven a las mascotas no solo como miembros de la familia sino como equivalentes a niños.
“El problema es que los perros y los gatos no son niños y los dueños se han vuelto cada vez más protectores y restrictivos. Por ende, los animales no son capaces de expresar su propia naturaleza perruna y gatuna tan libremente como lo harían”, enfatizó.
En este marco, los especialistas destacaron que los riesgos para la salud comienzan con la cría. Una de las razas de perros más populares en Estados Unidos es el bulldog francés, un miembro de la familia de los braquicéfalos, perros de cara plana que se relaciona bien con las personas, pero tienen problemas para respirar, entre otros problemas de salud graves.
“Además, estamos cambiando la relación de nuestros animales con su entorno. Debido a la preocupación por la depredación de las aves, muchos gatos ahora pasan toda su vida bajo techo. Hasta finales de la década de 1970, incluso los perros de ciudad pasaban la mayor parte del tiempo al aire libre, ya sea en los patios traseros o deambulando sueltos por el vecindario. Ahora, el perro sin correa y suelto se considera contrario al orden natural de las cosas”, explicó Jessica Pierce, bioética de Colorado cuyo trabajo se centra en las relaciones entre animales y humanos.
Es por esto que uno de los segmentos de mercado de más rápido crecimiento es el llamado sector de confinamiento de mascotas, que incluye jaulas y vallas para interiores, así como arneses para la cabeza y collares electrónicos. “
El nivel de limitación que enfrentan los perros es profundo”, dijo Pierce. Aunque hace varias décadas los perros tenían más probabilidades de ser atropellados por automóviles, añadió, “esos riesgos eran contrarrestados por la libertad de experiencia y movimiento”, indicó.
Pérdida de independencia
“Los dueños no quieren que los perros se comporten como perros”, afirmó Serpell. Si bien se está permitiendo la entrada de perros en un número cada vez mayor de espacios humanos, como es el caso de restaurantes, oficinas, tiendas, hoteles, así como más parques con áreas designadas para perros, su creciente presencia no se ha traducido en una mayor independencia.
El confinamiento y el aislamiento, a su vez, han generado un aumento de la agresión y la ansiedad por separación de los animales, dijo Serpell. Aproximadamente el 60 por ciento de los perros y gatos tienen actualmente sobrepeso o son obesos.
Por otro lado, debido en parte a la carga y los gastos que supone tener una mascota en la actualidad, honorarios veterinarios, cuidadores de mascotas, costos de alojamiento, cada vez más personas están abandonando animales en refugios, lo que lleva a tasas más altas de eutanasia.
En 2023, más de 359.000 perros fueron sacrificados en refugios, la cifra más alta en cinco años, según Shelter Animals Count, un grupo de defensa de los derechos animales.
Además, Pierce afirmó que “estamos en un extraño momento de obsesión con las mascotas. Hay demasiadas y los mantenemos con demasiada intensidad. No es bueno para nosotros ni para ellos”.
FUENTE: Someve