Si bien cada granja tiene sus particularidades, es posible definir un calendario sanitario básico para la producción de porcinos. Siempre teniendo en cuenta precisamente factores y características como la bioseguridad, calidad del agua, manejo antiparasitario y de distintos tipos de enfermedades, y de acuerdo a las etapas de los animales.
En diálogo con MOTIVAR, Juan Ramiro Llamas, titular de Llamas Laboratorios y Servicios, de Pergamino, Buenos Aires, traza un esquema sanitario general a seguir, y en ese sentido comenta cuáles son los principales problemas a los que hoy se enfrentan los productores porcinos.
Juan Ramiro Llamas: Si, es posible determinar un plan básico, pero cada granja tiene sus propias características: origen de los animales, estatus sanitario y factores de manejo hacen que determinada enfermedad pueda manifestarse puntualmente en una granja, por más que tenga el mismo origen genético. Esto hace que, partiendo de un plan básico, debamos definir específicamente el plan sanitario orientado a cubrir las necesidades de cada establecimiento. Debemos comenzar teniendo en cuenta las enfermedades endémicas y de presentación habitual, para luego centrarnos en los factores predisponentes en cada granja y la casuística específica.
¿Cómo se diseña un plan sanitario?
JRL: Si bien hay enfermedades “de base” que son comunes a la mayoría de las explotaciones, la producción porcina es sumamente dinámica ya que interactúan muchos factores que alteran la tríada ecológica (relación huésped – agente – ambiente). El manejo preventivo es la base de la sanidad y debe estar basado en evidencia objetiva: debemos poder responder las siguientes preguntas: ¿Quién es? ¿Cuándo actúa? ¿Cómo lo combato?
Debemos conocer los patógenos presentes en la granja y su momento de presentación: por casuística y por estudios de laboratorio (cultivos, PCR, perfiles serológicos), así como las medidas más eficaces para combatirlos (antibiogramas para elección del antibiótico adecuado y seroperfiles para determinar el mejor momento de vacunación). Luego de implementar un plan de manejo sanitario debemos dejar transcurrir uno o dos ciclos productivos para evaluar eficacia tomar decisiones respecto de mantenimiento o correcciones.
¿Qué enfermedades a prevenir tendrían todos en común?
JRL: Comenzando de lo general a lo particular, podríamos establecer los siguientes puntos para tener en cuenta:
- Bioseguridad: debemos prevenir el ingreso de enfermedades al establecimiento. De nada sirve establecer un plan sanitario si los animales recibirán desafíos de enfermedades provenientes del exterior. El objetivo es establecer inmunidad poblacional y que los animales tengan defensas adecuadas ante los patógenos que circulan dentro de la granja.
- Calidad de agua: tanto en parámetros microbiológicos como fisicoquímicos (esto debería tenerse en cuenta antes de iniciar una obra o nuevo proyecto y debe controlarse al menos una o dos veces por año).
- Manejo antiparasitario: parásitos internos y externos.
- Enfermedades respiratorias y sistémicas: Mycoplasma (Neumonía Enzoótica), App. » (Pleuroneumonía), Circovirus, Influenza, Glaesserella parasuis, Aujeszky, entre otras.
- Enfermedades entéricas: Colibacilosis, Lawsonia, Brachyspira, Salmonella.
- Enfermedades reproductivas: Brucelosis, Aujeszky, Leptospirosis, Parvovirosis.
Estas son las enfermedades más comunes y que no debemos dejar de prestar atención y monitorear; hay granjasque son libres de alguna de estas patologías, de modo que luego de un paneo general para detectar presencia y movimiento de los patógenos, debemos diseñar el plan que se adapte a las necesidades del establecimiento.
¿Cuáles son hoy los principales problemas sanitarios?
JRL: Siempre hablando en general, ya que hay granjas libres de estos patógenos, nunca debemos perder de foco a Mycoplasma hyopneumoniae, Circovirus y Actinobacillus pleuropneumoniae. En etapas de recría y engorde es muy frecuente la presentación de enfermedades sistémicas, como por ejemplo Streptococcus suis y Glaesserella parasuis.
En maternidad, las diarreas neonatales suelen ser problemas para abordar, especialmente cuando hay deficiencias de manejo (inadecuada higiene y/o condición ambiental de las salas). El año pasado algunas granjas han sufrido el ingreso de Aujeszky, de modo que, en etapas de reagudización o reemergencia del patógeno, debemos extremar las medidas de bioseguridad tendientes a evitar el ingreso.
El clima, ¿modifica la estrategia sanitaria?
JRL: Si, lo modifica en más o en menos, dependiendo de la zona geográfica de ubicación del establecimiento y de las instalaciones. Un cambio climático (ola de calor) siempre va a afectar menos a una granja ubicada en una zona seca y con climatización automática que a una granja ubicada en una región húmeda y con ventilación manual.
La amplitud térmica elevada (diferencias diarias de temperatura mayores a 21°C) constituye un factor muy estresante para los cerdos y repercute negativamente en su sistema inmune. Una depresión del sistema de defensa del animal puede llevar a la manifestación clínica de enfermedades.
¿Qué checklist de temas relevantes deben seguir los veterinarios a nivel general y en cada etapa en particular?
JRL: Nuevamente, como dije al principio, hay que considerar la bioseguridad, calidad del agua, manejo antiparasitario, enfermedades respiratorias y sistémicas, entéricas y reproductivas. No suele figurar en los checklist, pero la concientización “tranqueras afuera” respecto de la importancia de implementar medidas de bioseguridad tendientes al resguardo de la sanidad nacional, es un tema de capital importancia.
Argentina ostenta uno de los mejores status sanitarios del mundo. Somos libres de PRRS (Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino), Peste Porcina Clásica (PPC) y Peste Porcina Africana (PPA). Algunos de estos virus se transmiten vía fómites (ropa, vehículos, instrumental, material contaminado) y también a través de alimentos.
Debemos recordar esto y alertar a la población en general para evitar el ingreso de alguna de estas enfermedades al país. La tradición de traer de vuelta a casa algún chacinado, producto o subproducto de origen porcino desde otro país que visitamos debe ser desterrada ya que con ese simple hecho se puede poner en riesgo la sanidad porcina nacional.
Los planes sanitarios se pueden diseñar por etapas productivas, pero no debemos olvidar que todas se relacionan entre sí: el lechón que está naciendo en maternidad pasará por todas las etapas productivas y debemos generar consistencia en el manejo integral. Si separamos por etapas y objetivos:
1. Gestación: Preparar a la hembra para que tenga una sólida inmunidad que le permita defenderse de las diferentes noxas y a su vez tenga capacidad de transferir esa inmunidad a su progenie. Aquí se deben aplicar vacunas contra Circovirus, Mycoplasma, Rinitis Atrófica, Glaesserella, Influenza.
2. Maternidad: Preparar a la cerda para su próxima gestación y al lechón para el momento del destete. ¿Qué vacunas aplicar? Reproductivas (Parvovirosis, Leptospirosis, Erysipela) a las madres. Mycoplasma, Circovirus, Glaesserella, Lawsonia, y antiparasitarios a los lechones.
3. Recría: Peforzar la inmunidad adquirida en maternidad y lograr el desarrollo de inmunidad activa (en esta etapa se produce la desaparición de la inmunidad pasiva transferida vía calostro y el desarrollo de la inmunidad activa, generada tanto por vacunas como por el contacto con la cepa “de campo”). En esta etapa se debe aplicar un refuerzo de Mycoplasma, Circovirus y Glaesserella; App (Pleuroneumonía).
4. Engorde: El animal ya debe contar con inmunidad adecuada como para responder por sí solo al ataque de patógenos. Las vacunas que se aplican en esta etapa constituyen refuerzos de las aplicadas anteriormente y el manejo (al igual que en todas las etapas productivas) está enfocado a proporcionar una correcta alimentación y a la intervención estratégica por medio de medicación para evitar la propagación de patógenos y la presentación de enfermedades. En cuanto al plan sanitario, se debe aplicar refuerzo de App, inmunocastración, y antiparasitarios
5. Manejo de cachorras: Etapa fundamental que prepara a la futura madre para hacer frente a los desafíos sanitarios, una vez ingresada al plantel reproductor. En este caso, las vacunas a aplicar son las mismas que en la etapa de gestación: Circovirus, Mycoplasma, Rinitis Atrófica, Glaesserella, Influenza.