La enfermedad de Aujeszky volvió a poner en jaque a la producción porcina en Argentina. Esta afección viral, altamente contagiosa entre cerdos, no afecta a los humanos, pero sí puede provocar enormes pérdidas económicas, cierre de establecimientos y una complejidad sanitaria creciente para todo el sector.
Según un reciente análisis de JLU Consultora, sanear una granja de 100 madres puede costar más de $7 millones solo en vacunas y análisis serológicos en el primer año.
El cálculo incluye 6.620 dosis anuales, con un valor por unidad de $880, lo que representa $5.825.600 en vacunas. A esto se suman 200 análisis serológicos por año, con un valor de $8.000 cada uno, totalizando $1.600.000. Así, el gasto estimado asciende a $7.425.600, o bien $70.256 por cerda.
“Y esto sin contar la caída de productividad, como pérdida de peso, abortos o mortalidad perinatal”, advierte el informe. Además, hay experiencias que muestran que negativizar una granja puede llevar entre dos y cinco años o incluso más, duplicando o triplicando los costos.
Programa de Aujeszky en Argentina
Argentina cuenta desde 1995 con un programa de erradicación que incluye certificación de proveedores genéticos y muestreos periódicos. Sin embargo, la falta de incentivos y estrategias erráticas dejaron grietas por donde el virus sigue avanzando, afectando ahora también a grandes establecimientos.
La bioseguridad, en este contexto, se presenta como una herramienta clave. La experiencia con la erradicación de la Peste Porcina Clásica demuestra que el trabajo conjunto entre el sector público y privado es vital. Controlar ingresos de animales, personas, vehículos y evitar contacto con jabalíes son medidas imprescindibles para frenar esta amenaza.
En definitiva, el Aujeszky dejó de ser un problema menor. Frente a su avance, invertir en prevención ya no es una opción: es la única manera de garantizar la supervivencia de la producción porcina en el país. Porque el costo de no actuar, sin dudas, es mucho mayor.
FUENTE: El Productor Porcino