A nivel global se proyecta que los bioinsumos alcanzarán el 24% del mercado agrícola para 2029, un incremento notable frente al 17,4% estimado para 2024, evidenciando un ritmo de crecimiento más acelerado que el de los productos químicos tradicionales. En 2024, la Red de Manejo de Plagas dela Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) realizó una encuesta para certificar estos datos.
Cabe destacar que Argentina no escapa a esta tendencia: según datos de CASAFE de 2023, estos productos generaron un valor estimado de U$S 117,2 millones, representando el 2,6% del mercado total de fitosanitarios.
Esta encuesta nacional, destinada al productor agropecuario y asesores miembros de la organización, y en relación a los bioinsumos, los resultados revelaron que un 27.7% de los encuestados había utilizado algún bioinsumo en la última campaña, valor que aumentó con respecto a la campaña anterior. Los bioestimulantes fueron los más empleados (58.9%), seguidos por los biofertilizantes (30.3%) y, en menor medida, los biocontroladores (9.8%). Los cultivos donde más se aplicaron fueron soja (60% de superficie tratada) y maíz (20%).
¿Cómo actúan?
Los bioinsumos son productos de origen biológico o natural obtenidos a base de extractos vegetales o feromonas, minerales como cobre o azufre o microorganismos como bacterias, hongos y virus.
Sus efectos y modos de acción son muy variados. Pueden actuar mejorando la nutrición de las plantas mediante fijación de nitrógeno, solubilización de nutrientes como fósforo (P) o descomposición de residuos orgánicos (biofertilizantes), estimulando el crecimiento (bioestimulantes) o protegiendo al cultivo contra hongos, insectos, malezas y nematodos (biocontroladores).
Algunos ejercen varias de estas funciones en simultáneo, como es el caso de Trichoderma sp., un hongo ampliamente distribuido en el suelo y las plantas que reúne propiedades fungicidas, estimulador del crecimiento y agente de biorremediación, siendo capaz de degradar pesticidas persistentes.
Desafíos para el manejo
Desde la REM, destacan que uno de los grandes desafíos de los bioinsumos es que requiere un manejo preciso y cuidadoso para garantizar su efectividad. “Ya sea en tratamientos al suelo – mediante cobertura total o localización rizosférica -, semillas – durante o previo a la siembra – o foliares, se recomienda que las aplicaciones se realicen en condiciones ambientales favorables ya que se trata de productos de alta sensibilidad a factores externos como las altas temperaturas, radiación directa o deshidratación”.
Por otro lado, y a diferencia de los productos químicos tradicionales, su acción no es inmediata, sino más gradual y dependiente de condiciones del ambiente y del cultivo, por lo que demanda un enfoque más preventivo y basado en procesos. También implican un cambio de paradigma en el abordaje de los sistemas de producción, incorporando conceptos como el de ‘microbioma’, es decir, entender el conjunto de interacciones que se dan entre las comunidades de microorganismos con el entorno, como puede ser el suelo.
Lo anterior subraya que una de las claves para su éxito radica en comprender que los bioinsumos no reemplazan a los químicos, sino que los complementan.
Desarrollo y crecimiento
Desde la mirada de los usuarios, la encuesta de la REM reveló una gran necesidad por parte de los productores de contar con mayor desarrollo, validación y transferencia de conocimiento local que evalúe su implementación y eficiencia en condiciones específicas. Los productores también señalan la necesidad de mejorar la relación costo/beneficio y la mayor difusión de la paleta de productos disponibles como otros desafíos.
Desde el lado de la industria desarrolladora, uno de los retos es lograr productos con estabilidad genética, seleccionar organismos con alta capacidad de crecimiento, compatibles con otros productos, de fácil aplicación y que no corran riesgo de convertirse en potenciales nuevas plagas para el cultivo.
También habrá que asegurarse de que los organismos seleccionados para conformar estos biocontroladores no produzcan metabolitos tóxicos que puedan afectar al cultivo o trasladarse hacia adelantar en la cadena de elaboración de alimentos.
FUENTE: Expoagro