En una nota realizada por CREA, se relata esta historia que comienza en el año 2016, cuando Alvaro Vázquez Rovere, por entonces asesor del CREA Zona IV Lechera de la región Mar y Sierras, hacía una apuesta fuerte en su carrera al representar a una empresa que, por entonces, no estaba presente en la Argentina y había decidido desembarcar con una tecnología de vanguardia: los robots de ordeñe.
Contra todo pronóstico, esta innovación encontró suelo fértil en el país, tanto en sistemas estabulados como pastoriles, llegando a duplicarse su adopción cada dos o tres años. Tal fue el entusiasmo con esta tecnología y con el negocio, que Álvaro decidió junto a sus socios –Federico Alonso, Mario García y Agustín Orella– iniciar su propia experiencia en la producción lechera.
Así, en el año 2022 y con una inversión total de 1.300.000 dólares, Noorden S.A. (el nombre de la sociedad) armaba un tambo comercial con un triple propósito: la extracción y comercialización de leche; su funcionamiento como tambo demostrativo comercial, para que los productores interesados puedan visitar y conocer la tecnología, y también para mostrar a la sociedad que esta actividad puede ser sostenible en el plano económico, social y ambiental.
Sistema pastoril
“Advertíamos que nuestros clientes obtenían una buena producción, rentabilidad satisfactoria, y que, en un 100% de los casos, reinvertían en robots y estaban contentos. En ese momento, contábamos con un excedente de dinero, así que decidimos vivir en primera persona este negocio en el cual estábamos involucrados como proveedores”, relata Álvaro.
Por entonces, no tenían tierra ni vacas, así que salieron a buscarlas. “Surgió la posibilidad de alquilar un campo por un período de 10 años. A partir de ese momento, conseguimos crédito y vacas, en parte capitalizadas y en parte compradas, hasta llegar a un total de 250 vientres”, agrega.
Su plan era arrancar con 220 hectáreas y seis robots, pero sólo consiguieron alquilar 125 hectáreas, así que recalcularon y comenzaron con cuatro robots, pero con la infraestructura necesaria como para sumar, eventualmente, otros dos. “La idea es alquilar 50 hectáreas más y llegar al número planteado inicialmente”, puntúa.
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Equipo completo del Establecimiento La Colorada.
CREA
Optaron por un sistema fundamentalmente pastoril, sobre pasturas base alfalfa e intersiembras de raigrás, que alcanzan productividades anuales de 9.500 kilos de materia seca por hectárea.
El objetivo es cosechar la mayor cantidad de pasto en forma directa (hasta 16 kilos de materia seca por hectárea) y completar la dieta con concentrados (7 kilos por vaca aproximadamente). “Quiere decir que en primavera se consume cerca del 70% de la alimentación de pasto, y en invierno, lo que haya”, advierte.
Tambo automatizado
El robot de ordeñe se adapta perfectamente a un planteo de este tipo bajo su sistema de pastoreo ABC. El mismo se basa en el libre tránsito de las vacas, que pueden alimentarse, beber, descansar y ser ordeñadas cuando quieran, sin restricciones. La principal motivación para hacerlo es el alimento concentrado que reciben al ingreso. De esta manera, la frecuencia de ordeñe de cada vaca es determinada por su producción individual y su necesidad de energía adicional. El reconocimiento efectuado por el sensor del collar le proporciona al robot la información necesaria para la gestión del ordeño en base al historial de cada animal.
El sistema ABC o "de tres vías" consiste en dividir la superficie total de pastoreo en sectores: parcela A, parcela B y parcela C, a las cuales los animales acceden por períodos de hasta ocho horas. Dependiendo de la hora, la vaca será redirigida hacia el bloque de pastoreo que corresponda por medio de una tranquera inteligente.
¿Qué otras tecnologías acompañan al robot en La Colorada? Según explica Alvaro, el resto tiene que ver, más que nada, con tecnologías de procesos, que llevan adelante bajo la filosofía ‘Lean’.
La metodología Lean consiste en un sistema de organización del trabajo que pone el foco en la mejora continua del sistema de producción. Para ello, se parte de la reducción o eliminación de aquellas actividades que no aportan valor al proceso. Este enfoque, que se originó en la industria automovilística, se ha extendido a todo tipo de sectores y ha demostrado ser fundamental para mejorar la competitividad empresarial.
“Lo que hacemos son reuniones periódicas de una hora, una vez por semana. ¡Y si en una de esas reuniones, logramos ganarle 15 minutos al día de algún operario, ya es un gran logro! En eso estamos, trabajando fuertemente”, reconoce.
Sustentabilidad
La dimensión ambiental resulta fundamental en la búsqueda de un tambo sostenible, rentable y disfrutable como el que se han propuesto. A diferencia de un tambo convencional, donde los mayores consumos de energía se concentran en los ordeñes de la mañana y de la tarde, los tambos automatizados tienen un consumo continuo. Esto les permite utilizar la energía fotovoltaica que captan a través de paneles solares.
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CREA
Durante las horas del día, esa energía va directamente al tambo, a las casas y a alimentar una batería, que es la que los abastece durante la noche, cuando no hay radiación solar. “El sistema funciona bien. Hoy un 80% de la energía utilizada se obtiene con los paneles y nuestra idea es alcanzar el 95%. Creemos que este año vamos a llegar a ese objetivo y nos va a sobrar”, subraya Alvaro.
Todos los cálculos se efectúan tomando como parámetro el mes “más difícil”, es decir junio, por lo que su estimación es que en octubre ya les empiece a sobrar energía, que destinarían a riego.
Un tambo abierto a la comunidad
Lejos de definirlo como un establecimiento demostrativo, los dueños describen a La Colorada como un tambo comercial, a cuyos propietarios les gusta mostrar lo que hacen. Por eso, abren sus puertas a cualquier persona que esté interesada en visitarlo, ya sean productores intrigados por el sistema de producción, otros miembros CREA (ellos integran el grupo CREA Zona IV Lechera) o estudiantes de colegios o universitarios.
En ese sentido, Noorden ha establecido un convenio marco con la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), a través del cual tienen la posibilidad de realizar jornadas, y recibir estudiantes que estén interesados en hacer pasantías o desarrollar su tesis en Lechería.
“Actualmente, estamos concretando vínculos con cuatro universidades más para que puedan hacer prácticas profesionales supervisadas. Con lo cual, nuestra idea es esa: que vean que se trata de un sistema que funciona, que es rentable, donde la gente que trabaja disfruta lo que hace, tanto como lo hacemos nosotros”, enfatiza.
Orientados al crecimiento
Interrogado acerca del futuro, Alvaro vislumbra dos caminos de crecimiento. Uno ‘tranqueras adentro’, con dos robots y 400 vacas en ordeñe, una vez que terminen de eficientizar el sistema; y otro ‘tranqueras afuera’, replicando el esquema de La Colorada con nuevos socios. “Que pongan vacas, capital, tierra y ser nosotros también parte de ese negocio. A todo el que viene le gusta lo que ve, y bueno, hacia eso vamos”, concluye convencido.
FUENTE: CREA