Ante los vaivenes económicos y la incertidumbre que muchas veces viven las actividades industriales en nuestro país, siempre parece una buena opción estar “apalancado” en el sector de la sanidad animal. Aun con sus distorsiones, este mercado del que participan laboratorios y distribuidoras veterinarias, se mantiene activo, con inversiones en marcha, en sus distintos segmentos tanto en el plano local, como también en el de la exportación.
Pero eso no implica que esté todo bien. Ni mucho menos.
Ya desde los meses de agosto / septiembre de 2022, el sector de laboratorios y distribuidoras veterinarias viene sintiendo un fuerte ajuste no solo en los volúmenes de fármacos y vacunas que se comercializan, sino incluso en el valor relativo de los mismos.
Tal es así, que los referentes del sector ya hablan de que, mientras la inflación general a nivel país el año pasado fue cercana al 100%, el precio de los productos veterinarios (contemplando todas las especies), no se habría incrementado por sobre el 65 o el 75%.
Esto, con el agravante de una serie de insumos y servicios que incluso han aumentado por sobre el 100%, sumando a ello determinados tipos de faltantes tanto en el abastecimiento de materias primas, como de productos terminados desde el exterior de nuestro país.
En cada uno de los mercados
Los rubros de productos veterinarios para pequeños y grandes animales evidencian hoy algunas problemáticas en común.
En primer lugar, sin dudas que el efecto del clima (seca y ola de calor) ha modificado el cumplimiento de planes sanitarios, principalmente sostenidos en base a desparasitaciones y vacunaciones.
A ello se suma indefectiblemente un contexto económico que tanto a nivel general (pensando en los tutores de las mascotas), como específicamente en el campo argentino (con foco en la ganadería) promueve una contracción en las inversiones y en la necesidad de cuidar el gasto.
Pero esto no es todo.
Además, en la industria existe la preocupación por determinados indicadores que a nivel interno también generan alertas de cara al futuro.
En primer lugar, no son pocos los negocios que se han concretado en los últimos meses, por los cuales distribuidores de todo el país cuentan con amplios stocks de fármacos y vacunas esperando que el ritmo de las ventas se incremente en relación a lo que viene ocurriendo en los últimos meses.
Específicamente en el rubro de los animales de compañía, el sector sin dudas vive un reacomodamiento en cuanto a sus expectativas iniciales para el año. El clima, las vacaciones, el inicio de las clases, etc, etc. Diversos son los motivos que se pueden enumerar por los cuales dos categorías estratégicas para las compañías del rubro cayeron considerablemente en unidades en los últimos meses: vacunas y productos antiparasitarios, puntualmente las pipetas.
En el mundo ganadero, el sobre stock pareciera hoy focalizarse principalmente en dosis de vacunas que también aguardan que el calendario económico, electoral y climático permita el avance de las vacunaciones.
Viáticos, presencia en eventos y cada vez más acciones de marketing dirigidas a posicionar sus marcas y productos en la mente de los veterinarios y los consumidores finales.
Estos temas se escuchan frecuentemente en el sector de laboratorios veterinarios. Temas que vuelven al ruedo, con el año en marcha y un cúmulo de desafíos que dividen las aguas en torno a la tan necesaria generación de demanda: ¿quién mueve hoy las estanterías de las veterinarias?