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SUSCRIBITE A comienzos del pasado mes de diciembre, el Laboratorio CDV y la Agroveterinaria Schang concretaron un encuentro de actualización sobre control y diagnóstico de la tuberculosis bovina. La misma se concretó en el aula Padre Eugenio Berte de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil (Buenos Aires), donde MOTIVAR también estuvo presente. La convocatoria contó con gran cantidad de profesionales, los cuales participaron de un programa de más de tres horas de duración, que incluyó la presentación del Dr. Pedro Soto (Sanidad Animal y Medicina Preventiva FCV); el Dr. Jorge Hart (Programa de Brucelosis y Tuberculosis del Senasa); el MV Pedro Torres, ex jefe del programa oficial de estas enfermedades en el ente sanitario y el médico veterinario Francisco Gentile, asesor externo del Laboratorio CDV.
¿Confirmó allí el Senasa datos significativos sobre la problemática actual?
Si, lo hizo: Hay un total de 10.541 establecimientos ganaderos que cuentan con certificación en su condición de libre; de los cuales 7.737 son tambos, 694 cabañas, 52 centros de genética y 2.058 campos de cría.
“Estas jornadas surgen por la inquietud de muchos veterinarios respecto a distintas cuestiones ligadas a la tuberculosis; sobre todo dudas en cuanto al diagnóstico de la enfermedad”, aseguró Pablo Halperin, gerente de operaciones en el Laboratorio CDV, único elaborador a nivel local de tuberculinas (PPD Bovina y Aviar), cumpliendo con las normas GMP en su planta de Pilar, Buenos Aires. “Esta es la primera de unas cuantas jornadas que vendrán; queremos mejorar la comunicación sobre estos temas con los veterinarios, quienes en definitiva son los que aplican el producto y hacen las lecturas de los reactivos”, destacó Halperin.
En primera instancia, el Dr. Hart detalló el impacto de la tuberculosis tanto en la salud pública como en la producción bovina y las restricciones que genera en el comercio internacional.
Asimismo, y en relación con el marco normativo de la Resolución 128/2012, se desarrolla un trabajo de diagnóstico a campo y vigilancia epidemiológica en plantas de faena, siendo obligatorio para los tambos bovinos, ovinos y caprinos y cabañas ovinos y caprinos.
De esta forma, el destino de los animales positivos, deberá ser la faena en un plazo de 30 días contados a partir de la última prueba realizada; mientras que la recertificación, se realizará de forma anual a todo el rodeo.
En relación a la propuesta de trabajo, se pretende adecuar el sistema de vigilancia epidemiológica en mataderos y frigoríficos, así como su vinculación para la acción en establecimientos. No obstante, Hart resaltó la importancia de contar con programas regionales en los que cada provincia determine un plan acorde a su situación sanitaria, características de área y recursos.
Por su parte, Pedro Torres manifestó la importancia de las pruebas tuberculínicas en el ganado bovino y otras especies para profesionales veterinarios de la actividad privada y oficial.
De esta forma, explicó distintas constantes a tener en cuenta para la correcta interpretación de las pruebas como lo son la potencia de la tuberculina, la dosificación del antígeno, el sitio de inoculación, el tiempo de lectura y la medición de las respuestas e instrumental a utilizar.
Los puntos clave en esta cuestión son la conservación de 2 a 8 grados, evitar el congelamiento, errores en la manufactura y no utilizar sobrantes de tuberculina.
Por otro lado, indicó la necesidad de tener en cuenta el incorrecto sitio de aplicación, no tuberculizar a los animales bajo tratamiento y evitar pruebas múltiples en el animal ya que afecta el tamaño de respuesta.
Por último, puntualizó la importancia de los criterios de interpretación, el error de la simple observación sin palpación, la identificación del animal reactor y la equivocada confección de carpetas y protocolos sanitarios.
En otro orden de cosas, Francisco Gentile, del Laboratorio CDV, explicó la elaboración y los aspectos de controles de calidad del producto.
En esta instancia, destacó al Tuberculina vieja de Koch (OT), Tuberculina Sintética H.C.S.M y el Derivado Proteico Purificado (PPD).
“En relación con el control de calidad, se realiza la determinación de la potencia biológica en cobayos sensibilizados, la esterilidad, ausencia de gérmenes en sedimentos, control de toxicidad, del pH, de la concentración de proteínas, el contenido de Fenol, la coloración de las tuberculinas, la conservación entre 2 y 8°C y el plazo de validez”, culminó.
Finalmente, y también en diálogo con MOTIVAR, fue Santiago Schang, de Schang Agroveterinaria, quien dio su visión sobre lo ocurrido durante el encuentro.
“Fue una muy buena oportunidad para intercambiar ideas y avanzar sobre los muchos grises que existen en torno a la tuberculina entre la parte profesional, el Senasa y el laboratorio que la elabora localmente. Nos sacamos muchas dudas”, explicó.
“El objetivo se cumplió: avanzar en un mejor control de una enfermedad compleja como es la tuberculosis. De allí la importancia de haber podido reunir a las tres patas involucradas”, sentenció Bernardo Dogna, también de Agroveterinaria Schang.
NO SE MODIFICARÁ EL ESQUEMA DE VACUNACIONES
Durante su participación en el encuentro organizado en Tandil por Agroveterina Schang y el Laboratorio CDV, el Dr. Jorge Hart -referente del Senasa-, adelantó cambios en la resolución 150/2002 de Brucelosis.
En primer lugar, no se cambiará el esquema de la vacunación antibrucélica ya que la cobertura vacunal es superior al 95%. Sin embargo, la cepa 19 será la obligatoria y cualquier utilización de otra vacuna funcionará como revacunación en adultos. Por un lado, se tiene que aprobar el producto, así como también la forma en que se va a utilizar la vacuna; sumado a que cada región tendrá que desarrollar planes regionales en torno a esta nueva reglamentación.
De esta forma, se van a simplificar procesos, desburocratizar y facilitar trámites. Esto permitirá hacerlo eficiente y habrá un mejoramiento técnico.
En relación con los plazos, el objetivo es, de acá a dos años, tener categorizados los establecimientos; de dos a cinco años verificar saneamiento; en cinco años, evaluar el funcionamiento de todo el plan y, más a largo plazo (de cinco a 10 años), corroborar si está la erradicación final.