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SUSCRIBITETras unos meses instalado «del otro lado del charco» y viviendo en Uruguay vale mencionar algunas características de un país con similitudes y diferencias en relación a nuestras visiones.
La parodia del charrúa, con el mate a todo momento y el termo abajo del brazo, no es exagerada. De hecho, hasta podríamos decir que «se queda corta»; en el supermercado, esperando el colectivo, en la cola del banco, a todo y en cada momento casi como un apéndice más de su cuerpo.
Amables, solidarios y trabajadores -aunque algo más impuntuales que nosotros- pueden ser algunos adjetivos en los que rápidamente podríamos coincidir al referirnos puntualmente a la personalidad de nuestros vecinos rioplatenses.
Uruguay es un país pequeño pero productivo. Si nos referimos a la actividad lechera en particular y tal como podría suponerse, la superficie de los tambos es menor a la que encontramos en Argentina.
Para darnos una idea más acabada de esta situación, pensemos que el 77.5% de los establecimientos tienen menos de 200 hectáreas de superficie. En cuanto al diseño y el manejo de la actividad, se perciben escenarios diversos: servicios continuos o estacionados; uso de toros Pampa (sí, toros Pampa), toros Angus en las vaquillonas (para no tener problemas al parto); inseminación, etc. Vemos muchos toros, tanto como único medio reproductivo como también para el repaso de las inseminaciones.
Los que realizan un servicio continuo son los menos. En general, se tiende a cortar la inseminación en fines de febrero, marzo y abril para no tener partos de verano. A excepción de este 2015, Uruguay venía de años de bonanza con el precio de la leche y esto se ve reflejado en las mejoras concretadas en instalaciones, alimentadores automáticos para terneros, expansión de fosas y confort animal (pisos de goma), entre otras tantas situaciones destacadas no sólo en los denominados tambos de punta o de mayor escala, sino también en unidades pequeñas, propiedad de productores convencidos en cuanto a los beneficios de invertir en estas materias.
En este rubro se perciben cambios. El año pasado fue atípico en lo que a precipitaciones respecta en Uruguay: se inundaron prepartos, guacheras, se manifestaron crecidas, etc. Esto llevó a que se tomara conciencia en cuanto a cómo se estaba llevando adelante la crianza de los terneros.
A pesar de esto, queda mucho camino aún por recorrer. La toma de registros sigue siendo una deuda pendiente: son pocos los tambos que disponen de datos sanitarios o ligados a las mortandades.
He presenciado crianzas de todo tipo: desde las realizadas con tarros de 20 litros, hasta comunitarias, con alimentadores automáticos, al aire libre en estacas o estabuladas. Algo realmente acertado son los baldes que emplean (similares a los que se usan en la construcción), de boca más ancha que los clásicos amarillos, facilitando la enseñanza del ternero, como la toma.
Con respecto al precio de la leche, el productor uruguayo está viviendo el precio más bajo en los últimos cinco años. Si comparamos el mes de mayo 2015, con el de 2014, veremos que disminuyó un 30%.
Igual que en la Argentina, con insumos dolarizados y en aumento, sumado a perspectivas futuras de bajas de precio, se percibe un desánimo en el productor, lo cual se suma a una sequía que ha causado que 8 de los 19 departamentos estén en emergencia agropecuaria. Allí se hizo imprescindible hacer uso de las reservas forrajeras antes de tiempo.
Los productores han vendido gran cantidad de animales en pie a China (terneras y vaquillonas) o bien porque les sobraban, o por la oportunidad de negocio (no solo se paga buen precio sino porque permitía vender categorías improductivas y comprar animales en lactación o próximos a parir). Lo interesante es que entre los requisitos para avanzar en esta comercialización la normativa estipula que los animales sean negativos a leucosis, problemática sanitaria recurrente en los últimos años.
Esto trajo aparejado que todos los animales positivos se quedaran en el país, percibiéndose altas prevalencias a nivel de establecimiento, incluso a nivel nacional; siendo todo un problema y motivo de investigación. En este punto es clave mencionar los hallazgos publicados en la revista internacional Science, donde un equipo de investigadores uruguayos del Instituto Pasteur identificó la estructura tridimensional de la cápside del retrovirus de la leucosis, lo que a futuro facilitará el diagnóstico y disminuirá los costos del análisis.
Pese a las vicisitudes no se vive un pesimismo extremo por parte de los productores. Pareciera que el buen humor y el darle liviandad a la cosa (sin dejar de ocuparse) es una manera de sobrellevar las dificultades, principalmente en años «bisagra».
Recuerdo haber leído que el uruguayo era pesimista y poco proactivo… pero los hechos demuestran todo lo contrario.