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Tendencia

Universo perro: en Buenos Aires ya son más que los niños

La Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño estima que hay 397.649 menores de 10 años mientras que el universo perro suma 490.000.

12 de septiembre de 2023 - 10:05

En la ciudad de Buenos Aires ya hay más perros que chicos. La información la comparten desde la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno porteño: la última proyección poblacional por edad estima que hay 397.649 menores de 10 años; por otro lado, la Encuesta Anual de Hogares 2022 evidencia que en el distrito el universo perro suma cerca 490.000.

Como contracara del descenso de familias con hijos, las familias multiespecie crecen. Los resultados de la EAH 2022 –en el módulo ”Tenencia responsable y sanidad de perros y gato ”– registran, además, aproximadamente 368.000 gatos. En suma, entre caninos y felinos habría cerca de 858.000: más del doble de niños.

Si bien se puede establecer una correlación entre estas dos tendencias, no se puede asegurar una causalidad. Hay en juego factores demográficos, sociales, culturales, económicos y filosóficos.

¿Qué dice la ciencia?

“No es de ahora este fenómeno, pero en los últimos años se ha recrudecido el tema de la fecundidad, que es el número de hijos por mujer. La Ciudad es el distrito con fecundidad más baja y por ende se nota mucho más, pero este proceso se aceleró en toda la Argentina”, introduce Enrique Peláez, demógrafo e investigador del Conicet.

Peláez desliza, en primer lugar, el concepto de modernidad: “Los jóvenes de ahora no siguen los mandatos sociales y se priorizan más los derechos individuales. El hecho de tener un hijo complica esos planes: estudiar, hacer un posgrado, viajar o trabajar”.

La edad bisagra son los 30, década en la que se cuestionan y se toman muchas decisiones personales y profesionales que definen el futuro inmediato.

“Se demora el hecho de tener una pareja estable. Luego ocurre que cuando la unión queda constituida, se posterga la decisión de tener hijos más allá de los 30 o los 35 años. Se convierte en algo raro ver a una pareja con muchos hijos, porque tienen uno o a lo sumo dos. Ahora hay muchas mujeres que deciden no tener hijos”, señala el profesional.

Wolanski, doctora en Antropología Social por la UBA e investigadora del Conicet, destaca que esto puede verse positivamente: “En general, en la vida social urbana, la familia se constituye en un proyecto de vida posible entre otros proyectos de vida, eso hace eco de demandas históricas del movimiento feminista respecto de la no maternidad obligatoria y de poder elegir”.

Asimismo, aclara que hay sectores de la población, sobre todo jóvenes, en donde la planificación de una familia en realidad se puede ver “cercenada por la falta de estabilidad laboral y la falencia en los servicios públicos”.

¿Qué pasa en el mundo?

De acuerdo con las Naciones Unidas, se estima que casi la mitad de la población mundial vive en países de baja fecundidad. Según el informe “Los desafíos de la baja fecundidad en América Latina y el Caribe” del Fondo de Población de las Naciones Unidas, el número de países con una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo generacional aumentó fuertemente en las últimas 4 décadas.

En la Argentina la fecundidad tuvo un comportamiento estable desde comienzos de este siglo hasta 2014, pero después comenzó un descenso sostenido. Según el informe de la tasa global de fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires a cargo de la Dirección General de Estadística y Censos, en el trienio 2019-2021 ninguna comuna supera el nivel de 1,6 hijos por mujer.

Wolanski explica que la vivienda propia tiene un peso fundamental en torno a proyecciones de vida: “En muchos casos, esperar a tener las condiciones materiales posibles para sostener la crianza en una vivienda es casi imposible. En familias con chicos hay un desplazamiento hacia el Conurbano, en donde se puede acceder a más metros cuadrados de vivienda; en Capital hay familias más pequeñas o personas que viven solas”.

Silvia Vai, veterinaria especialista en etología clínica, cuenta que en su consulta diaria es cada vez más común recibir a perros de personas de 30 años o más, sin hijos en donde se ve que “el perro o el gato ocupan un poco el lugar de ese niño”. A esto suma que hay que estar alerta a que no ocurran casos de antropomorfización en el vínculo entre humano y perro: “El perro es un compañero de vida, puedo decirle ‘perrhijo’ o ‘gathijo’, lo que está mal es olvidar que pertenece a una especie diferente. Tratar a un perro como un bebé o un niño humano, hace que el animal no esté en estado de bienestar, porque no puede ser un bebé humano”. Por esto, la especialista menciona que es importante permitir que el perro sociabilice con otros de su especie. Asimismo, expertos advierten que hay que respetar las necesidades de perros y gatos, no humanizarlos.

Fuente: Malena Nazareth Martos. Clarin.com

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