El campo enfrentó una fuerte sequía que afectaba a los cultivos de las zonas productivas más importantes del país. Sin embargo, el frente de tormentas que comenzó días atrás le cambió la cara a la campaña agrícola en pocos días.
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SUSCRIBITEEl clima y las precipitaciones superaron las expectativas en la zona núcleo, beneficiando a los cultivos y alterando las proyecciones de cosecha.
El campo enfrentó una fuerte sequía que afectaba a los cultivos de las zonas productivas más importantes del país. Sin embargo, el frente de tormentas que comenzó días atrás le cambió la cara a la campaña agrícola en pocos días.
La realidad es que la falta de precipitaciones sostenidas desde diciembre generó un escenario de alta vulnerabilidad para los cultivos de la región núcleo, afectando especialmente a la soja y el maíz.
En este contexto, durante enero, se registraron temperaturas máximas superiores a los 38 °C en varias zonas productivas, lo que aceleró la deshidratación de los suelos y redujo la capacidad de las plantas para absorber los escasos nutrientes disponibles. Esta situación provocó un marcado deterioro en los cultivos, generando pérdidas de rendimiento y obligando a muchos productores a replantear sus estrategias de manejo.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el déficit hídrico había reducido en un millón de toneladas las proyecciones de cosecha para la soja y el maíz. Con reservas de humedad en niveles críticos y sin pronósticos alentadores en el corto plazo, el panorama para la campaña 2025 era preocupante.
En medio de este contexto adverso, las lluvias recientes superaron todas las expectativas. Alcanzaron entre 50 y 75 milímetros en varias localidades de la región núcleo, lo que generó una mejora significativa en la condición de los cultivos. Los mayores beneficiados fueron la soja y el maíz, que lograron recuperarse parcialmente del estrés hídrico y térmico que los afectaba.
Otra de las cuestiones que modificó la llegada de las precipitaciones fue el panorama del mercado de granos el cual se encontraba con gran incertidumbre.
La BCR destacó que los futuros de la soja retrocedieron hasta un 1,5% en la rueda del día de ayer debido a que las lluvias mayores a lo previsto en nuestro país aliviaron las preocupaciones sobre el posible impacto negativo de la sequía.
En el caso del maíz, "tras alcanzar precios superiores a los máximos de 15 meses logrados la semana pasada en la primera parte de la rueda, los futuros del cereal retrocedieron hasta cerrar prácticamente sin cambios respecto al ajuste previo".
Si bien las lluvias trajeron alivio, la incertidumbre climática persiste. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), las temperaturas en febrero, marzo y abril serán superiores a lo normal en gran parte del país, especialmente en el Litoral, el este de Buenos Aires y el oeste de la Patagonia.
Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires advierten que la variabilidad climática será un factor clave en los próximos meses, porque si bien las lluvias recientes fueron fundamentales, no garantizan un desarrollo óptimo de los cultivos hasta la cosecha.
Y en lo sucesivo, en zonas clave para la producción agrícola, como el Litoral y la provincia de Buenos Aires, las lluvias estarán dentro de los valores normales o incluso por debajo del promedio, lo que podría generar nuevos episodios de estrés hídrico en los cultivos.
Ante este panorama incierto, los productores deben reforzar sus estrategias para mitigar los efectos de posibles sequías o eventos climáticos extremos en el corto y mediano plazo. Aquí, el manejo eficiente del agua y el agronómico en el tratamiento de los cultivos serán un factor determinante.
Por otro lado, además de los análisis de suelo, el uso de la siembra directa o la rotación de cultivos, la elección de variedades más resistentes al estrés térmico será una condición sine qua non para mejorar la productividad en condiciones climáticas adversas.
FUENTE: Daniel Aprile - Meteored