En apenas dos semanas, el Gobierno activó un plan que incluye un decreto para desmantelar la estructura democrática y federal del INTA, recortes de hasta 25% en su plantilla, cierres de agencias regionales y fuga de profesionales clave, alertan dirigentes, técnicos y provincias.
Desde fines de 2023, INTA ha sido blanco de una serie de medidas por parte del gobierno nacional que encendieron las alarmas entre investigadores, técnicos, productores y referentes del ámbito agropecuario. La situación actual se describe en una palabra que repiten múltiples voces: "desguace".
Presupuesto recortado, programas suspendidos
A inicios de 2024, el recorte del 30% en el presupuesto del INTA significó no solo una reducción operativa sino también la suspensión de proyectos fundamentales para la producción agropecuaria. Entre ellos, se destacan programas de desarrollo territorial, líneas de investigación aplicada y extensión rural, elementos que históricamente vincularon al instituto con el entramado productivo nacional.
En declaraciones recientes, trabajadores y ex directivos del INTA alertaron sobre “la paralización total de actividades en muchas estaciones experimentales. Esto es inédito. No se trata de una reestructuración, sino de una desarticulación deliberada”, afirmó un ex coordinador regional en una entrevista para MOTIVAR.
Científicos y referentes del INTA en alerta
Una de las voces más críticas fue la del investigador Carlos Lanusse, del CIVETAN-CONICET-UNCPBA, quien sostuvo: “Asistimos a un proceso de demolición del sistema científico y técnico argentino. El INTA no es la excepción. Es el blanco directo”.
Su visión fue compartida en un encuentro nacional de profesionales veterinarios, donde también se subrayó que “los recortes no solo afectan a los investigadores, sino al productor que necesita respuestas concretas y adaptadas a su realidad productiva”.
“Atentan contra el futuro productivo del país”
Desde el seno de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove), también se emitieron señales de alarma. “La desaparición del INTA tal como lo conocemos implicaría un retroceso de décadas en materia de innovación y sanidad animal”, indicó un referente.
En simultáneo, sectores académicos vinculados a las Facultades de Veterinaria lamentaron la desvinculación de técnicos experimentados, muchos de ellos referentes regionales en sanidad animal, producción sustentable y desarrollo de biotecnología.
Una red de resistencia
Frente a este panorama, trabajadores autoconvocados del INTA y representantes sindicales impulsaron acciones de visibilización y emitieron un documento titulado “Sin ciencia no hay futuro”, en el que destacan: “No se puede hablar de soberanía agroalimentaria sin un INTA fuerte. Lo que hoy se recorta es el conocimiento que vamos a necesitar mañana”.
La incertidumbre persiste, pero también crece la movilización. Productores del NOA, del NEA y de la Patagonia manifestaron su apoyo al instituto y solicitaron al Congreso una revisión urgente de las partidas presupuestarias para el organismo.
Una política en revisión
Si bien el Gobierno argumentó la necesidad de “eficientizar el gasto público”, el costo de las decisiones adoptadas parece superar cualquier cálculo económico.
El impacto en el entramado científico-técnico y en la competitividad del agro nacional ya se hace sentir, y las voces en defensa del INTA no hacen más que multiplicarse.