Durante los primeros días de enero, referentes del sector veterinario coincidieron en un concepto bien concreto a la hora de visualizar lo que ocurrirá en los próximos meses con la venta de productos en la industria veterinaria.
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SUSCRIBITEDurante los primeros días de enero, referentes del sector veterinario coincidieron en un concepto bien concreto a la hora de visualizar lo que ocurrirá en los próximos meses con la venta de productos en la industria veterinaria.
“Hay que esperar”, le decían a MOTIVAR los responsables de laboratorios, distribuidoras y grandes veterinarias que atienden los mercados tanto de animales de producción, como de compañía.
Claro que esta “calma” llegó al sector después de un diciembre que sin dudas quedará para el recuerdo puertas adentro de las empresas, como “broche de oro” de un 2023 más que intenso y desafiante.
Luego de la asunción de Javier Milei como Presidente de la Nación y tras las medidas económicas que impulsaron una mega devaluación promediando el último mes del año pasado, el mercado veterinario vio cómo se desdibujaban los “consensos comerciales” que ya se habían visto resentidos tras las PASO del mes de agosto.
Fue así como luego del feriado cambiario de dos días, los laboratorios nacionales y multinacionales dieron a conocer sus nuevas listas de precios, con incrementos que oscilaron entre el 40 y el 120% en productos veterinarios, tanto para fármacos, como para vacunas veterinarias, en las distintas especies animales.
Más allá de esta generalidad, se podría decir que las listas de las principales empresas del rubro (salvo alguna excepción) se incrementaron alrededor de un 70% de manera pareja para todas sus categorías de productos.
“Si bien ya veníamos sufriendo distintos aumentos en nuestros costos, por esos días vimos cómo el impacto de la devaluación del dólar oficial impactó de lleno no solo en el precio de las materias primas, sino incluso en las condiciones y los tiempos de pago que los proveedores nos comenzaron a imponer”, nos decían los referentes de distintos laboratorios veterinarios con planta en Argentina.
Vale decir que la industria de laboratorios convive desde hace un tiempo con el “Impuesto País” que no solo permanece, sino que se incrementó para las operaciones de compra y venta en el exterior.
“Hoy manejamos un dólar de aproximadamente $960”, nos graficaban la situación desde el sector para luego darnos quizás uno de los datos que más habrá que seguir en los próximos meses: “Quedó demostrado que más del 50% de los costos de nuestros productos están en dólares”.
Desde MOTIVAR también contactamos a distintos referentes del rubro de las distribuidoras veterinarias, las cuales (según su visión) esperaban la llegada de nuevos aumentos, pero no en la medida que se sucedieron.
“Medido de punta a punta para todo 2023, buena parte de los productos aumentaron alrededor de un 400%, con un 150% de incremento concentrado en los últimos tres meses”, nos decían también desde distribuidoras que trasladan directamente las listas a sus clientes, atentos a la rotación de los productos.
“Diciembre fue un buen mes. Tanto en grandes animales, como en animales de compañía, la situación climática, la presencia de vectores y los brotes de encefalomielitis equina hicieron que se vendiera incluso más de lo esperado”, agregaban los referentes consultados por MOTIVAR.
Si los aumentos se trasladan a los clientes, ¿cuál es el problema entonces? La preocupación sin dudas tiene que ver con la capacidad de venta y reventa a futuro en los mostradores. “Hay veterinarios que en los últimos tiempos han invertido en consolidar un stock de productos y hoy solo compran lo que necesitan”, nos explicaban también fuentes del mercado.
Pero esto no es todo en el mundo de las distribuidoras, a la gestión de precios y al pedido expreso a sus flotas comerciales de “cuidar los gastos”, se suman también incrementos de costos que obviamente tienen que ver con el combustible, un insumo crítico para sostener el servicio actual, sino también otros que en apariencia son menores pero que hoy son mirados con más atención. Tal es así, que algunos referentes nos mencionaron que hoy todos los materiales que usan para el despacho de una caja de vacunas, por ejemplo, para caninos, contemplando la heladera, los refrigerantes y algo más, alcanzan casi el 10% del valor de venta de las dosis que se trasladan.
Al mismo tiempo, corresponde decirlo, en las empresas no dejan de sorprenderse de “lo que cifran” cada una de las operaciones / facturas que realizan, haciendo clara alusión a la cantidad de ceros que hoy se suman en las operaciones, desde las más básicas, hasta las importantes.
En toda crisis hay oportunidades. Y así fue como en momentos como el actual la industria veterinaria se ha mostrado activa, con empresas que buscan consolidar sus números y cuidar su capital ante otras que sin dudas buscarán ganar penetración de mercado. Además, otras que durante un tiempo no contaban con stocks de productos relevantes, ya a mediados de diciembre habían comenzado a “liberar” nuevamente las ventas.
El mercado se va a tener que rearmar y sus referentes no tienen dudas en cuanto a que podrán hacerlo. Llevará tiempo, ideas y vueltas, sin dudas. Como las de los aumentos. “Vamos a tener que esperar a marzo / abril para ver si quedan consolidadas las subas, si se suman nuevas o si comenzamos a recibir propuestas de ofertas y bonificaciones por parte de los laboratorios”, decían respecto de este punto en el canal distribuidor.
Y algo así comenzó a pasar, pero no con descuentos, o mejor dicho sí, pero no por volúmenes de venta sino por las condiciones de pago (cuanto más rápido, mejor), situación que en el mejor de los casos para los que tienen los montos para pagar de contado (o a menos de 7 días) hoy ya ven que los aumentos de diciembre se reducen entre un 12 y un 18%.
¿Y en las veterinarias? Se vende. Al ritmo de los calendarios sanitarios, del clima y de los stocks disponibles.
Con buenas perspectivas en los sectores de grandes animales, hoy la mirada está sobre las repercusiones que generan los productos masivos orientados a perros y gatos, con valores que aún no limitan las ventas, pero que plantean un interrogante a futuro.
¿Cómo termina la historia? Habrá que esperar.