No hace mucho recordaba cuando desde Bariloche, donde hice el Servicio Militar, o desde Tandil, donde estudié, viajaba a la casa de mis padres que quedaba bastante distante de ambos lugares. A veces lo hacía en colectivo, otras en tren y algunas a dedo. Y esos recuerdos me fueron llevando a lo que vamos a charlar, en esta nueva ronda de mates: el manejo del transporte de nuestra hacienda.
Don Alberto y Juan Manuel, ambos ya entrados en años, me contaban que cuando los novillos Shorthorn estaban terminados, gordos, allá por los pagos de Los Toldos, Partido de General Viamonte, los cargaban en el ferrocarril, directo a Liniers. Y me aseguraban que para el traslado de sus gordos, no había transporte como el tren.
Tanto en el traslado de animales a faena como los de invernada, las condiciones de viaje deben ser óptimas para minimizar el efecto del estrés. Tanto en el traslado de animales a faena como los de invernada, las condiciones de viaje deben ser óptimas para minimizar el efecto del estrés.
Los años fueron cambiando, pero no la idea, sino la forma de transportarlos porque el ferrocarril dejó de ser lo que era antes y no sólo para la hacienda, también para el traslado de pasajeros. Por ello es que quedaron tantos pueblos sin vida: porque el tren no pasó más.
Bueno, dejemos la nostalgia de lado y sigamos ahora, con lo que quiero que conversemos en esta mateada.
Y para empezar el porqué de esta juntada, quiero que entre todos le pongamos precio a lo que sale hoy un traslado en camión jaula:
- Si llevase 42 novillos gordos de 420 kilos: $37.044.000.
- Si fueran 72 terneros de destete de 160 kilos: $25.344.000
Pesos más, pesos menos, en definitiva, es muy valiosa la carga, es nada menos que el producto de mucho esfuerzo, mucho sufrir, mucho invertir tiempo y dinero al que le debemos el mejor de los transportes.
Traslado, clima y estrés
Tanto en el traslado de animales a faena como los de invernada, las condiciones de viaje deben ser óptimas para minimizar el efecto del estrés. En los primeros, para no alterar la futura calidad de la carne y en los segundos, para evitar que el estrés que si bien existe, se minimice, para lograr la menor mortandad posible en los primeros 30-40 días de arribados al sistema de invernada, sea feedlot o pastoril.
Como al clima no podemos manejarlo y el movimiento de la hacienda debemos hacerlo sí o sí, es probable que los animales deban viajar con calor, con frío y a veces con lluvia. Veamos entonces a qué hora viajarán.
Estación y horario
Hablando siempre de lo factible y de ver el capital que estamos moviendo, cuando hablo de horario, también hay que tener en cuenta la estación del año. ¡Sí! ¡Ya se! Hay fletes largos, imposibles de lograr que no viajen en horario de temperaturas altas, pero en aquellos fletes que no superen las 7-8 horas, es un tema que podemos acomodar.
Si bien al bajar la guillotina, la hacienda “ya no es más mía”, seamos responsables para que pueda llegar a destino en buenas condiciones. Si bien al bajar la guillotina, la hacienda “ya no es más mía”, seamos responsables para que pueda llegar a destino en buenas condiciones.
Lo mismo para el invierno. Leía el otro día que: “Con respecto al efecto del frío, debe tenerse en cuenta que los vacunos pueden soportar temperaturas muy bajas. Sin embargo, la situación cambia cuando hay lluvia o alta humedad ambiental, ya que esto humedece el pelo y anula su capacidad de aislamiento térmico”.
Además, “el efecto del viento y la humedad pueden generar situaciones extremadamente frías: cuando un camión viaja a 80 km/h y la temperatura es de -5º C, la sensación térmica por efecto del viento dentro de la jaula es de -30° C”. (www.produccion-animal.com.ar/legales/19-manual_transporte.pdf).
Con el tema de las temperaturas altas, también tener mucho cuidado y en ambos casos, considerar la densidad de carga o animales cargados para evitar que viajen muy apretados.
Responsabilidad
Más allá de las condiciones técnicas y físicas que exijan las entidades para los transportes de hacienda, nuestra obligación como emisores de esa tropa para que llegue a destino, como corresponde, es ver que la jaula tenga el piso antideslizante en condiciones, aquellas que aún son de tablas de madera, ver que estén todas sanas y que ninguna pueda lesionar a alguno de los “pasajeros”.
Creo que nadie, hoy y nunca, le daría un cheque al portador de $37.044.000 o de $25.344.000 a cualquiera… Se lo daría obviamente al más confiable.
Si bien al bajar la guillotina, la hacienda “ya no es más mía”, seamos aún así responsables para que pueda llegar a destino en buenas condiciones. Primero por su bienestar y segundo, para dejar conforme al comprador. De esa manera nos volverá a comprar.
Asimismo, tener en cuenta la previa a que el animal sea cargado: que las instalaciones (en este caso corrales) y cargador estén en condiciones para también evitar golpes, estrés, fracturas, etc., para que lo que carguemos llegue a destino de la misma manera como lo cargamos.
Por ejemplo, Grandin Temple, nos aconseja que la pendiente de los embarcaderos no supere los 20°. Debe ser suave, de piso firme y mejor si es ciega hacia los laterales. De esta manera, la única luz que verá el animal o la supuesta vía de escape será en este caso la entrada a la jaula, agilizando la carga, sin estancamientos, asegurando así la fluidez.
No pretendo, en esta ronda de mates, intentar decir que los animales viajen en primera clase o Pullman, pero sí cómodos.
Si las condiciones de carga y del transporte son las óptimas, podemos seguir con la letra de la canción -cantada por la hacienda en este caso- que puse como título: “No necesito a nadie, a nadie alrededor”; sino lo mínimo e indispensable para subir o bajar del transporte.
Ahora que ya sabemos en qué y cómo cargar, le cambiamos la yerba al mate y los espero para la próxima.
Lo abordado por el MV Fernando Grippaldi, está a disposición en charlas destinadas a productores, técnicos y operarios.
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