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SUSCRIBITE Lo único permanente es el cambio y, con el tiempo, todo se transforma, incluso las instituciones. Por eso es posible que una entidad centenaria esté festejando sus 50 años de existencia. Nos referimos a la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires.
La historia empieza en 1904, cuando se fundó el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria con el fin de dar respuesta a la necesidad de formar profesionales para el desarrollo agrícola ganadero, eje sustantivo de la riqueza del país en ese entonces.
En 1909, el Instituto pasó a formar parte de la Universidad de Buenos Aires y se convirtió en la Facultad de Agronomía y Veterinaria.
Y así siguió hasta que, a comienzos de los ‘70, los estudiantes pusieron sobre la mesa la necesidad de tener escuelas de formación para los veterinarios y para los agrónomos con las características propias de cada carrera de manera independiente.
“Producto de esa lucha estudiantil, en 1972 se crearon la Facultad de Ciencias Veterinarias y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires”, explicó a MOTIVAR Alejo Carrera, decano de la FCV de la UBA y presidente del Consejo Nacional de Decanos de Ciencias Veterinarias (CONADEV).
A 50 años de aquella división fundacional, se realizó un acto del que participaron, junto con los representantes de los diferentes claustros universitarios, algunos de los estudiantes que lucharon por la creación de la Facultad.
Rememorando aquellos hechos, Carrera comentó que “la década del 70 fue una época turbulenta para nuestro país, me atrevería a decir de mucho dolor y muchas tristezas, conocidas por todos. De hecho, el decreto de creación de ambas facultades está firmado por el Gral. Lanusse (presidente de facto). En ese contexto, la lucha estudiantil y el reclamo válido, de maneras no violentas, da cuenta del coraje de aquellos y aquellas estudiantes, que rindió sus frutos.”
Alejo Carrera: Por un lado, la actualización de los contenidos, que es absolutamente dinámica. Me atrevería a decir que aún más en los últimos 15 o 20 años, donde el proceso de generación del conocimiento, la incorporación de nuevas tecnologías diagnósticas, los resultados de líneas de investigación vinculadas con el ámbito de las ciencias veterinarias, hace que sea vertiginosa la creación y generación de información.
Eso necesariamente tiene que tener repercusión en los contenidos y en la forma en que nosotros encaramos la formación de los futuros profesionales para nuestro país.
Otro enorme desafío fue la pandemia que nos tocó atravesar donde casi en tiempo récord tuvimos que migrar el contenido teórico al formato virtual.
Si bien ya había un equipo en la Facultad muy consolidado trabajando en temas de tecnología de la información y la comunicación y teníamos una plataforma con algunas aulas virtuales, siempre el material que allí se trabajaba era complementario a la clase presencial.
Eso nos dio cierta “ventaja” ese mes y medio de enorme esfuerzo de toda la comunidad docente y no docente, y de todo el equipo de gestión que me acompaña, en migrar ese contenido al formato virtual, siempre con la premisa de mantener la calidad académica de los contenidos.
Pero hay una parte práctica en este tipo de carreras que no se puede llevar a la modalidad virtual, se pueden mostrar videos de los procedimientos como primera aproximación, pero la práctica debe ser presencial, y en ese marco tuvimos que disociar un poco la teoría de la práctica.
En la medida que las autoridades sanitarias nos fueron permitiendo volver a la presencialidad, inmediatamente lo hicimos priorizando la actividad práctica de aquellos estudiantes que la tenían pendiente.
AC: Hay alrededor de 5.000 alumnos regulares activos. Si bien varía cada año, en promedio ingresan a la Facultad entre 800 y 900 alumnos, y se reciben anualmente unos 250. Esto no quiere decir que se reciben solo 250 de todos los que ingresaron, sino que, al ser una Carrera larga, con muchos estudiantes que trabajan -con las dificultades que eso implica-, cada uno lo hace a su propio ritmo. Actualmente, a diferencia de lo que sucedía hace 30 años, un 75% de la matrícula son mujeres.
AC: El plan de estudios, a partir de la modificación del 2009, contempla que para la finalización de la carrera se deben cumplir 360 horas de Prácticas Profesionales Supervisadas. Es decir, los estudiantes culminan su formación en nuestro hospital escuela o, en general, en ámbitos extramuros, en instituciones con las que firmamos convenios, como el Senasa, el INTA, clínicas veterinarias o sistemas productivos.
El objetivo primario de esta propuesta es que antes de recibirse, se acerquen al mundo profesional en los mismos ámbitos en los que ejercerán, como la clínica de pequeños y grandes animales, la salud pública, la inocuidad alimentaria y la producción animal.
Al estar ubicados en el corazón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y desde los últimos 20 o 30 años, el mayor porcentaje de nuestros estudiantes está orientado a la clínica médica de pequeños animales.
AC: En la Resolución ministerial de 2009, el último cambio en el programa de la carrera, se incorporó el concepto de Una Salud como eje transversal a la formación de los futuros profesionales.
Nosotros hacemos mucho hincapié en la importancia del trabajo interdisciplinario, no podemos funcionar como compartimentos estancos. Si se quiere trabajar una política pública para abordar la prevención de una enfermedad zoonótica, en esos equipos interdisciplinarios tiene que haber un veterinario. Tenemos que creernos definitivamente que somos agentes primarios de la salud, tenemos que estar presentes en los equipos que aborden este concepto único, el concepto de Una Salud.
AC: Hay muchos saberes que escapan al veterinario, como cuestiones de comunicación, marketing o legislación.
Son temas que, si bien el objetivo final es incorporarlos a los planes de estudio, hoy los estamos sumando en charlas con profesionales. Estamos haciendo mucho hincapié en aumentar nuestra oferta profesional, en la rama que sea, desde posgrados hasta charlas de actualización profesional de temas particulares.
AC: No desde la Facultad, pero es un tema que ha sido abordado por los colegios y consejos profesionales. Creo que podríamos pensar en una actividad conjunta.
Desde que asumí como decano, una de nuestras metas fue fortalecer el diálogo con las entidades profesionales, porque nosotros necesitamos conocer qué tipo de profesional tenemos que formar, y también para que las entidades se acerquen a dialogar con nuestros estudiantes y les cuenten cómo es el desempeño profesional.
También desde la CONADEV, en la medida en que surgen problemáticas que requieren un abordaje interinstitucional, seguiremos trabajando en conjunto como lo hacemos con la CONEAU, el Ministerio de Educación, también con los consejos, colegios y las federaciones que los representan.
AC: Uno de los principales temas en carpeta es la necesidad de contar con financiamiento propio para sostener la modernización y la adecuación tecnológica de los hospitales escuela.
Es una preocupación común a todos los decanos y decanas de las facultades de Veterinaria porque entre los diferentes entornos y espacios de formación que tiene en cuenta la CONEAU al momento de evaluar y acreditar una carrera de veterinaria en una universidad pública, los hospitales escuela tienen un lugar protagónico.
Son espacios que requieren mantenimiento, adecuación y modernización tecnológica, equipamiento, que son difíciles de enfrentar con los costos de nuestro, como sucede con cualquier laboratorio de investigación o docencia.
AC: Los desafíos pasan por incorporar cada vez más prácticas en la Carrera, e incorporar en nuestra currícula como ejes transversales el bienestar animal, la producción sustentable, la ética, y el concepto de Una Salud a lo largo de toda la carrera. Son contenidos que deberían atravesar toda la Carrera, abordados desde cada materia con su mirada particular.
El desafío también es la actualización permanente. En los laboratorios de docencia, en el hospital escuela, nuestra intención es que por lo menos el estudiante conozca las técnicas más modernas a la hora del diagnóstico, y eso requiere dinero, pero también requiere de profesionales formados que las conozcan, que sepan cómo enseñarlas a los estudiantes, que ventajas tienen y desventajas, que se puede hacer y que no.