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TIEMPOS DE GUERRA

“Argentina, como productor de alimentos, es un proveedor obligado y privilegiado”

Juan Carlos Aba, presidente de Caprove, y Jorge Casim, presidente de Clamevet, analizan las consecuencias de la volatilidad global sobre la industria veterinaria local.
Motivar | Facundo Sonatti
Por Facundo Sonatti 8 de marzo de 2022 - 17:03

La invasión de Rusia sobre Ucrania ya genera un efecto mariposa alrededor del Globo. La inestabilidad en Europa a partir de la situación bélica tiene también consecuencias en el plano financiero con una suba generalizada de las commodities ante el temor de un panorama de escasez. Mientras tanto, en la Argentina parece prematuro hacer pronósticos sobre hasta dónde llegarán los efectos de la guerra.

Para la industria veterinaria, el primer análisis es cauto y se mide a partir de dos escenarios: una baja dependencia en el plano industrial y una gran oportunidad en el frente exportador.

“Se cimentó un piso en cantidad de unidades vendidas que, ante una demanda internacional de carne sostenida y con buenos precios, si el sector se comporta correctamente tiene una gran oportunidad”, Juan Carlos Aba, presidente de Caprove.

Para Juan Carlos Aba, presidente de Caprove, ante cualquier situación de guerra, países productores de alimentos que no están involucrados directamente en la contienda, como la Argentina, se transforman en un proveedor obligado y privilegiado.

“El precio de los alimentos seguirá subiendo, debido a que tanto Ucrania como Rusia son grandes proveedores de trigo, girasol y cebada. Sin embargo, eso también tiene repercusiones directas en el mercado interno, no solo por la mayor presión inflacionaria en alimentos, sino también el encarecimiento y posible escasez de fertilizantes, insumo clave para producir granos”, analiza Aba, en diálogo exclusivo con MOTIVAR

En cuanto al plano industrial, Jorge Casim, presidente de Clamevet, sostiene que aún no hay un impacto directo. “Nuestra relación comercial con Rusia y Ucrania en cuanto a medicamentos veterinarios es casi nula, sobre todo porque tampoco dependemos de sus materias primas, pero lógicamente que esta convulsión tendrá repercusiones indirectas”, agrega Casim y completa: “los incrementos en los fletes tanto para exportar como acceder a insumos se agudizarán”.

Una mirada optimista

Un mercado clave para la industria veterinaria argentina es la ganadería vacuna. En ese sentido, los titulares de ambas cámaras coinciden en que no habrá grandes restricciones para el sector. “Hoy, la cría está mejor que la invernada, debido a que esta última sufre los incrementos de los costos de los granos, es decir, la nutrición de los animales. A su vez, se estima que los precios seguirán subiendo en el mediano plazo lo que traerá también consecuencias en el costo del transporte, es decir, la terminación será más cara y reducirá los márgenes”, explica Aba y sigue: “en cuanto a la cría, los ganaderos no podrán crecer por el costo de la reposición de vientres lo que dificulta incrementar el stock vía compras. Es por ese motivo que se observa nuevamente retención de terneras para reposición”.

“Nuestra relación comercial con Rusia y Ucrania en cuanto a medicamentos veterinarios es casi nula, sobre todo porque tampoco dependemos de sus materias primas, pero lógicamente que esta convulsión tendrá repercusiones indirectas”, Jorge Casim, presidente de Clamevet.

Para el titular de Clamevet, la preocupación más importante que tienen hoy los socios de la cámara pasa por las dificultades para importar, porque es cada vez más complicado girar divisas. “Hicimos algunas gestiones, pero sabemos que excede a la industria veterinaria. Hay muchas demoras en materia de autorización de los pagos por importaciones y seguimos el tema con preocupación, porque si llega a faltar materia prima puede detener el aparato productivo”, advierte Casim.

“Las expectativas de las empresas están puestas en una mejora de los números en materia de unidades para los próximos años a partir de un piso sólido en cantidad de dosis de biológicos, además del resto de los productos”, aporta Aba y sustenta el pronóstico en el siguiente análisis: “el veterinario con la pandemia, paradójicamente, tuvo un mano a mano más cercano con el productor lo que generó un cumplimiento estricto de los planes sanitarios sumado a la provisión de los productos sin problemas. Y si bien en los últimos seis meses se cortó esa línea de crecimiento, se cimentó un piso en cantidad de unidades vendidas que, ante una demanda internacional de carne sostenida y con buenos precios, si el sector se comporta correctamente tiene una gran oportunidad”. 

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