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SUSCRIBITE El arribo de los primeros colonos franco suizos a la Villa San José (Entre Ríos), el 2 de julio de 1857, es el hecho que permite conmemorar el Día Nacional de la Avicultura desde 1963 cuando a través del Decreto N° 8.108 se estableció que, “la avicultura ha adquirido un lugar importante en nuestra economía, por lo cual se justifica la institución de un día conmemorativo”.
Hoy, el sector produce alrededor de 2 millones de toneladas de carne avícola mediante la faena de más de 710 millones de pollos parrilleros cada 12 meses. Una industria que le da trabajo directa e indirectamente a cerca de 100.000 personas. Solo el año pasado, se exportaron productos avícolas por alrededor de US$ 400 millones. Sin embargo, el derrotero que experimentó el sector acumula años de sinsabores y aún no supera el pico de producción de 2013, cuando se procesaron 733 millones de cabezas en la industria formal.
Cuando todo comenzó, fue el General Justo José de Urquiza quien establece el comienzo de la cría de aves de forma organizada para el desarrollo de la economía familiar. En 1925 se convirtió en una actividad semi-industrial y recién, a partir de 1940, adquirió carácter intensivo. Durante estos años, la misma se desarrollaba “a campo” o con animales confinados en áreas reducidas.
En 1958, se transformó en producción industrial especializada modernizando toda la cadena y obteniendo considerables beneficios productivos.
“Podemos decir que hace 60 años nació un nuevo concepto de producir huevos y pollos, como una verdadera fábrica de agregaduría de valor a los granos agrícolas, liderando Estados Unidos la exportación de carne aviar y huevos”, detalló Héctor Motta, propietario del Grupo Motta y ex presidente de CAPIA, el año pasado por motivo de la conmemoración del Día Nacional de la Avicultura.
El sector produce alrededor de 2 millones de toneladas de carne avícola mediante la faena de más de 710 millones de pollos parrilleros cada 12 meses.
“En la Argentina y principalmente en Entre Ríos, iniciada la década de 1960 comienza un operativo que me atrevería a expresar como de contagio, sana envidia, oportunidad económica, o cualquier otra fuerza motor que se quiera señalar; a lo que se agregó un nuevo concepto económico emanado de los lineamientos de un Gobierno cuya orientación fue el desarrollo, y viendo a la avicultura como una de las fuentes futuras de importante producción de bienes para consumo en el mercado interno, puso en marcha una gran tarea de divulgación y apoyo crediticio para ayudar a instalar el concepto de la Avicultura Moderna, que consistía en 10 puntos centrales”, enumera el empresario:
1. Radicación de líneas genéticas.
2. Radicación de instalaciones.
3. Radicación y modernización de plantas de alimentos balanceados.
4. Radicación y modernización de plantas de Incubación.
5. Radicación de plantas de faenas de aves y sus correspondientes cámaras de frío.
6. Radicación de laboratorios de análisis y fabricación de medicamentos para los animales.
7. Construcción de centros de acopios en las grandes ciudades para distribución de productos.
8. Desarrollo del sistema de distribución por ferrocarril y posteriormente por camiones térmicos.
9. La generación de grandes centros de comercialización de todos los productos ligados a la actividad avícola de la Era moderna.
10. La generación y creación de toda una red de servicios que hacen a la actividad y emanan de la misma.
“En síntesis, fue el comienzo de una época de generación de empleo sustentable”, sintetizaba Motta para luego explicar: “Entre 1970 y 1980, podría decirse que fue de gestación de grandes desarrollos y radicaciones, con suertes disímiles, ya que algunos lograron sus objetivos y hoy perduran en la actividad y otros no pudieron lograr sus sueños. Pero la actividad siguió con una mecánica de desarrollo sostenido, no exento de sus terribles etapas de crisis, que necesitarían otro capítulo para su repaso, que incluye desde problemas de mercado hasta decisiones equivocadas de algún gobierno, que complicaron enormemente a los productores y las empresas productoras”.
Llegada la década de 1990, se inicia en combinación con el Gobierno Nacional y las Cámaras representativas del sector aviar, CAPIA Y CEPA, una etapa de diálogo y que se unifica en un proceso denominado de Transformación Productiva.
Vale decir que, en coincidencia con la apertura que se estaba iniciando a nivel global, los actores asumieron los riesgos de reconvertirse y tender hacia la filosofía de un nuevo criterio de producción. Se inició entonces el camino hacia la excelencia productiva en Argentina, mirando el mercado interno pero también comenzando a mirar hacia el exterior.
Empresa Propietarios % Faena
Granja Tres Arroyos De Grazia 24,0
Soychú Santangelo 11,6
Las Camelias Marsó 7,36
Noelma Eggs 5,29
Alibue Da Costa 3,65
Miralejos Cooperativa 3,13
Fuente: Motivar en base a datos de mercado.
En la Argentina se producen dos de cada 100 toneladas de pollo que se crían en el mundo y ese valor se incrementa hasta cerca de un 5% si se posa la lupa sobre los distintos países de América.
La faena local se distribuye geográficamente entre Entre Ríos (51%), histórica líder; Buenos Aires (35%); Córdoba y Santa Fe, con un 4,6% de participación, cada una.
¿Más datos? La industria logra una conversión de dos kilos de cereales por cada kilo de carne de pollo. Es decir, ya sin menudencias ni plumas. En números, esto significa que el sector avícola (carne) deglute unas 4,4 millones de toneladas: 66% de maíz y 27% de soja cada año, entre otros insumos que componen el ítem “nutrición”.
En ese escenario, el amo y señor de la industria tiene nombre y apellido: Joaquín De Grazia.
El presidente de Granja Tres Arroyos dirige los destinos de un gigante que faena 760.000 pollos por día en la Argentina. A su vez, suma otros 40.000 en Uruguay. Entre los dos países, tiene 6.500 colaboradores tras haber adquirido una planta de Avex y los activos de Proteinsa, la sociedad continuadora de Rasic Hnos. Solo para poner en perspectiva, San Sebastián, la otrora mayor empresa avícola del país, hasta su caída en 2001 aportaba al circuito comercial 200.000 pollos, sobre una faena diaria de 1,35 millones y reunía 1.200 trabajadores.
“Hoy la industria está muy desarrollada, pasando por un período de sobreofertas que es tan común en nuestra actividad, pero es una industria con mucha competencia, atomizada y con plantas que en todos los casos son competidores muy inteligentes y que nos hacen estar muy atentos a nuestros pasos”, confesó De Grazia, recientemente.
Para Roberto Domenech, presidente de CEPA, el peso que ha alcanzado en la industria Granja Tres Arroyos no representa un riesgo y se encuadra en lo que se entiende como una tendencia a nivel global. “Acabo de volver de Italia, y allí, solo cuatro empresas concentran el 90% del mercado”, afirma en diálogo con MOTIVAR.
“Hoy, los márgenes son irregulares como sucede con todo en el país, debemos hacer alguna flexibilización con los precios. Una solución sería que más empresas exporten, pero apenas siete explican el 85% de los envíos”, confiesa el dirigente que espera un salto del 20% en las exportaciones para el ejercicio en curso.
Fuentes: paralelo32.com.ar, avicultura.info, CAPIA y CEPA.