La tuberculosis bovina es una enfermedad endémica en la Argentina que no cuenta con una vacuna para su prevención. Sin embargo, existe la prueba tuberculina para diagnosticar los animales positivos y actuar en consecuencia para erradicar la problemática, evitando así su propagación en los establecimientos.
En la última semana de julio, a dos años del lanzamiento de Prionics en la Argentina y de la mano del laboratorio local Tecnovax, se organizó una gira de capacitación sobre la tuberculosis, en las ciudades de Reconquista (Santa Fe), San Francisco y Villa María (Córdoba).
El problema de la tuberculosis excede lo que ocurre localmente porque avanzar en su erradicación es un trabajo arduo que demanda tiempo El problema de la tuberculosis excede lo que ocurre localmente porque avanzar en su erradicación es un trabajo arduo que demanda tiempo
Mario Cuccolo, jefe técnico de Ganadería de Tecnovax, asegura que “siempre buscamos incorporar productos nuevos tanto desarrollados por nosotros como a través de alianzas internacionales que tengan algún diferencial como es el caso de Prionics, empresa que produce en Holanda una tuberculina fruto de una planta exclusiva, que es de referencia a nivel mundial, recomendada por la OMS”.
El Senasa, mediante una resolución dictaminada en 2012 obliga a los establecimientos lecheros y a las cabañas a llevar un estricto plan de control y erradicación de la tuberculosis, pero son las provincias las encargadas de ampliar ese programa a las actividades de cría.
“Es triste que no se cumplan los planes sanitarios”
En Holanda funciona la planta que produce los inyectables utilizados para la prueba de tuberculina PPD comercializada bajo la marca Prionics.
El producto está en manos del gigante suizo Thermo Fisher Scientific y se comercializa en la Argentina desde hace dos años, de la mano de Tecnovax.
Marcela Santander, Technical Sales Specialist-Latam South de la compañía, afirma que los productos de Prionics se utilizaron en los programas de erradicación europeos más satisfactorios, como España e Irlanda. “Los estándares de potencia son superiores y tiene una sensibilidad más alta a los competidores lo que mejora los resultados”, resalta.
La división que se ocupa de la tuberculosis representa un 30% de las ventas de la compañía suiza que en el país selló una alianza con Tecnovax. “Nuestros socios argentinos superaron las pruebas que la comunidad europea demanda y eso significa que es una empresa con altos estándares de calidad. A su vez, su relación directa con los veterinarios es para nosotros muy importante”, sostiene la bioquímica chilena que, también, formó parte de la gira que organizó la firma argentina.
“Noté que existe poca vigilancia sobre el cumplimiento de los planes con respecto a las pruebas que se están usando en la Argentina”, dispara Santander y se explaya: “La parte triste es que si no están presentes los entes reguladores, veterinarios y productores suelen no hacer lo que corresponde. Es triste escuchar que algunos no respetan las pruebas oficiales con el objetivo de salvar un animal. No podemos perder de vista que si no se cumple con las disposiciones nacionales nunca podremos lograr cumplir con un plan de erradicación. Querer salvar un animal por encima de un plan nacional, es algo que no se ve en Europa.
Sin embargo, no es un problema solo de la Argentina, sino que es parte de la idiosincrasia latinoamericana”.
“Una de las formas de contagio más problemáticas en la producción es la eliminación por leche de la vaca infectada, donde una sola vaca puede infectar a varios terneros en la guachera al mezclarla en los baldes que se utilizan para alimentarlos. Al no existir sintomatología el contagio se puede expandir. Por eso, recomendamos que aquellos establecimientos que están en detección o saneamiento con prueba tuberculina a modo de prevención se debe evitar el uso de la leche en las guacheras o pasteurizarla antes de su uso. De lo contrario, hay que dar sustituto lácteo”, explica la profesional que disertó en la charla en Reconquista.
Pérdidas millonarias
“La investigación más reciente que se hizo en la Argentina sobre el impacto de tuberculosis en la industria lechera alega que se pierde un 6,25% de la producción de leche por la presencia de esta enfermedad en el rodeo”, asegura el Dr. Sergio Garbaccio (INTA Castelar). El estudio se hizo en Río Cuarto al comparar dos grupos, uno positivo y otro negativo. “Otros trabajos internacionales exponen mermas de hasta el 12% en la producción de leche. Y en la Argentina, hay que remontarse a inicios de los ’90, un trabajo del Dr. Alfredo Naser, que llegó a la conclusión que, entre carne y leche, en pérdidas directas e indirectas, la tuberculosis generaba un rojo de US$ 63 millones en la economía nacional”, agrega el especialista.
Para Canal, las cuencas lecheras son las más afectadas, pero es una problemática difundida en todo tipo de producciones. “A partir de los planes provinciales, más allá del nacional para tambos y cabañas, se debe definir que otras producciones demandan especial atención. En Santa Fe, por ejemplo, también los establecimientos de cría e invernada tienen la obligación de control y erradicación de tuberculosis”, afirma.
“La tuberculosis bovina es considerada una enfermedad endémica, tal vez es más notoria y se hace foco en el control y erradicación en el sector lácteo, pero eso no quita que hay un largo camino por recorrer en cría. Más allá que se estima que la prevalencia es baja, no hay investigaciones recientes sobre su impacto”, advierte Garbaccio en diálogo con MOTIVAR.
Una gira para concientizar
“Elegimos Reconquista, en el Norte de Santa Fe, por el plan que lleva adelante la provincia a partir de la figura de corresponsal sanitario y porque nunca se había hecho una reunión de veterinarios enfocada a tuberculosis”, explica el responsable técnico de Ganadería en Tecnovax. A su turno, el MV Germán Mina (Colegio de Veterinarios de Santa Fe), promotor de esa reunión, comenta que, la idea es revalidar que la herramienta con la que disponemos para el diagnóstico a campo de la tuberculosis es la PPD, porque cuando no se puede controlar la tuberculina parece que la culpa es de la prueba y no del manejo. “Eso generó confusión en veterinarios y productores por eso quisimos despejar las dudas”, señala y afirma: “somos conscientes que debemos reforzar los conceptos; tanto técnicos como productores se preocupan demasiado del reaccionante positivo y se olvidan del negativo”.
En las cordobesas Villa María y San Francisco, ambas importantes cuencas lecheras, también se repasó los aspectos sobresalientes de la tuberculosis y sus efectos sobre la producción, agrega Cuccolo y sigue: “hubo mucha interacción en las charlas, en pos de despejar las dudas que tenían los profesionales. La convocatoria sumó 40 veterinarios, en Reconquista, 52, en San Francisco y 71, en Villa María. El próximo destino de estas giras, será en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en la cuenca lechera Mar y Sierras, del mismo modo, que la cuenca de Trenque Lauquen”.
Para Canal, la prueba tuberculinica es la única oficial que se debe utilizar en el país. “Pero un plan de saneamiento no termina con la prueba y hay que tener varias premisas en cuenta, cada vez que nos da positivo eso no se modifica, y debe enviarse el animal a faena. No se puede repetir la prueba porque la enfermedad evoluciona dentro del animal y puede hacer que, si está pasando por alguna situación de estrés, como períodos de lactancia o en cría, falta de alimento, la prueba nos dará negativa”, explica. Y advierte que, en esos casos, el productor va a querer mantenerlo en el establecimiento, pero es un grave error.
“El problema de la tuberculosis excede lo que ocurre localmente porque avanzar en su erradicación es un trabajo arduo que demanda tiempo”, reflexiona Garbaccio, en el cierre.